Autor: Jorge Melendez Preciado
Sección: Opinión
28 Junio 2009

Fuente: Revista Contralínea 137 / 28 de junio de 2009

Esos apuntes darían pie, sin duda, para la elaboración de una serie cómica de antología, la cual podría ser proyectada en televisión con más éxito que “Todo el mundo cree que sabe”.

Pero en el caso de la muerte de 46 infantes y la hospitalización de una veintena más, el asunto lo han tenido que ir desentrañando los periódicos, ya que la autoridad se ve más lenta y fallida que la selección nacional de futbol, que aspira ir a Sudáfrica.

Es verdad, se cancelaron 78 permisos para nuevas guarderías, lo que imposibilitará que 13 mil 500 niños puedan acudir a un sitio donde los cuiden, algo que trastocará las actividades de sus madres. Y ya sabemos que en esta época el 25 por ciento de las féminas son las que proveen los recursos económicos para el mantenimiento de los hogares. ¿Qué harán quienes deben cumplir con un horario? No hay respuesta de la autoridad.

También conocemos que el negociante Bours reconoció que varios familiares suyos manejan pésimamente esos changarros que se presentan como guarderías.

Entre éstos, su sobrina María de los Ángeles Félix Bours, quien tiene concesiones en Navojoa, Ciudad Obregón, Nogales y Hermosillo; esto muestra que, cuando los poderosos dan, es a manos llenas, sin importar que hace muchos años se hiciera exorcismo contra el nepotismo.

Lo que no aclaró el chapito Eduardo es que su hermana y madre de la anteriormente citada, María de los Ángeles Castelo Bours, es propietaria de la guardería Reino Infantil, donde su hija es socia. Y asimismo omitió a su sobrina, Sonia Félix Bours, codueña de otra de dichas estancias, pero en Ciudad Obregón. Como decía Pompín Iglesias: “Qué bonita familia”.

También se clausuraron locales en Ocotillo: Pasitos Adelante y Del Río. Esta última tenía un transformador de energía y un depósito de agua en el área dedicada a juegos infantiles, esto muestra que lo de menos son las especificaciones de la autoridad y la seguridad de los niños y los empleados. Y si alguien perece, merecido se lo tenía por no contar con recursos para alquilar servidumbre o enviar a los chamacos a Estados Unidos, donde de haber ocurrido algo parecido a Sonora, el gabinete de Obama estaría en la cuerda floja.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos insistió que no debe quedar impune la tragedia. Pero ya sabemos que sus reclamos en esta administración federal han sido como llamadas a misa. Lo mismo al señalar la represión y violación de los derechos humanos en Atenco, Oaxaca y Puebla. En la entidad próxima a la capital, por cierto, hubo una represión desmedida contra profesores, a muchos de los cuales se les encarceló y luego se les liberó. Una raya más a los poblanos.

Tiene razón el señor Germán León: no se debe politizar el asesinato masivo. ¡Basta de que PRI y PAN se echen la culpa! Hay negligencia, cuando menos, entre los dos bandos, y resulta grave que el tricolor nacional salga en defensa de Bours y sus malas artes.

Manlio Fabio Beltrones, enemigo acérrimo del actual mandatario sonorense, por medio de una fundación que lleva su apellido, regaló una camioneta a Francisco López Villaescusa, el héroe que con su troca hizo tres huecos en la pared del ABC, por medio de los cuales salieron decenas de niños y adultos.

El gesto es populista en grado extremo. Muestra las prácticas del añejo PRI, que en lugar de resolver problemas, crea ilusiones y deja mal parados a adversarios, quienes reaccionan tarde y mal.

Por cierto, en esta serie de equivocaciones no hemos sabido nada de Valdemar Gutiérrez, el saltimbanqui líder de los trabajadores del Instituto Mexicano de Seguro Social, quien del Partido de la Revolución Democrática fue al PRI y será diputado plurinominal a nombre del PAN. El señor ha desaparecido de la escena. Una muestra de que los llamados representantes sindicales y populares juegan para sus intereses.

Bours y su familia, succionando sin medida todos los presupuestos.

jamelendez44@gmail.com