El fracaso de la Cumbre de Copenhague, en Dinamarca, donde debía establecerse un compromiso vinculante para reducir las emanaciones de bióxido de carbono, evitar la reducción de los hielos y nieves en todo el mundo es tan alarmante que ha comenzado a discutirse seriamente la restricción del uso de agua potable. El rechazo de los países industrializados a encontrar fórmulas que disminuyan la polución, la negativa a firmar un convenio de aplicación obligatoria para iniciar un programa de reducción de los gases que están provocando el efecto invernadero por parte de los gobiernos más responsables de esta situación: Estados Unidos y China, significa una reafirmación de la política industrial de un imperialismo que impone un consumismo voraz y a mansalva.

Las negociaciones han fracasado varias veces, con divisiones entre el Norte global, o los países industrializados, y el Sur global. Estados Unidos lidera a los países del Norte. Es el mayor contaminador del mundo en términos históricos y lidera la lista en cuanto a emisiones de carbono per cápita. Entre las naciones del Sur hay varios grupos, como los países menos desarrollados o PMD; las naciones africanas; y las naciones de la Alianza de Pequeños Estados Insulares (APEI). Se trata de lugares donde millones de personas viven en constante peligro, afectadas de manera directa por el cambio climático y teniendo que lidiar con sus efectos, desde ciclones hasta sequías, erosión e inundaciones y se empieza a hablar de justicia climática, de deuda climática y de refugiados climáticos.

Fuera de la conferencia, quines se manifestaron en Copenhague sufrieron una represión policial sin precedentes, con la mayor y más cara operación de seguridad en la historia de Dinamarca. Más de 1.200 personas fueron arrestadas, hubo arrestos selectivos a organizadores de las protestas y redadas policiales en los espacios de convergencia de protesta pública.

El Arzobispo sudafricano Desmond Tutu manifestó: “El cambio climático ya es una grave crisis hoy en día. Pero podemos hacer algo al respecto. Si no lo hacemos no habrá mundo para dejarles a los niños, a ustedes, a esta generación. Ustedes no tendrán un mundo, se estarán ahogando, se estarán quemando en la sequía. No habrá alimentos, habrá inundaciones. Solamente tenemos un mundo. Si lo arruinamos, no hay otro, y quienes piensan que los ricos van a escapar, ¡ja, ja, ja! O nadamos o nos hundimos juntos”.

Las conversaciones sobre el clima de las Naciones Unidas en Copenhague terminaron en fracaso, ya que los líderes mundiales no pudieron alcanzar un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero. En lugar de llegar a un consenso global, Estados Unidos, China, Sudáfrica, Brasil e India se reunieron a puertas cerradas y redactaron un documento no vinculante conocido como el “Acuerdo de Copenhague”, que busca limitar el calentamiento global a un aumento máximo de temperatura de 2 grados Celsius, pero no especifica objetivos para los recortes de las mencionadas emisiones. El psresidente Obama describió el acuerdo no vinculante como un avance sin precedentes. Delegados de todo el mundo denunciaron el acuerdo liderado por Estados Unidos como una farsa antidemocrática en la que se sacrificaron los intereses de los países más pobres. Lumumba Stanislaus Di-Aping, presidente del grupo G-77 de países en desarrollo, comparó el acuerdo con el Holocausto. El presidente de Amigos de la Tierra, Erich Pica, describió el acuerdo climático liderado por Estados Unidos como una forma de encubrimiento.