La nostalgia acompaña a los migrantes como una sombra, está allí y en no pocas ocasiones se sobrepone a los logros personales obtenidos lejos de quienes más se quiere. Miles de compatriotas tienen esa como su compañera en tierras a las que llegaron obligados a un exilio económico, debido a políticas nefastas aplicadas por gobiernos que solo pensaron en abrir las puertas al capital extranjero mientras cerraban opciones de vida para decenas de miles.

Y la búsqueda de una opción ha llevado a más de cuatro mil compatriotas a radicarse en Suiza, en donde ahora “buscan reencontrarse para crear una gran familia”, como lo sostiene María Gutiérrez, presidenta de la Asociación de Ecuatorianos en Ginebra..

La Asociación, que funciona desde 1997, “no tiene otro interés que proyectar la imagen del Ecuador en el exterior, da a los migrantes el apoyo que las autoridades muchas veces les niegan, les orienta acerca de cómo moverse en temas legales, cumple con actividades de índole social, difunde elementos culturales del Ecuador y trabaja con otras organizaciones similares”.

“El trabajo es voluntario y a veces se presenta un conflicto entre el tiempo necesario para la labor asociativa y las actividades particulares de cada uno, pero siempre se encuentra la forma de cumplir”, asevera Roberto Hidalgo. La asociación ha crecido, convirtiéndose en un espacio en el que se puede reencontrar lo que es el país, conversar, conmemorar fechas cívicas o participar en las actividades desarrolladas por la misión diplomática del Ecuador en Ginebra.

En la actualidad, un objetivo de la asociación es que se cree en Ginebra una representación de la Secretaría Nacional del Migrante (SENAMI), para acceder más fácilmente a la información de las actividades de esa secretaría, para realizar trámites legales como por ejemplo los relacionados con los planes de retorno al país y encontrar mecanismos para insertarse en el proceso político-social del país, porque no quieren ser “objeto de políticas, sino actores de las mismas”. En la actualidad la SENAMI tiene representaciones en España e Italia.

Por efecto de la crisis, “los migrantes se han convertido en verdaderos gitanos, que van de país en país buscando en dónde pueden tener mayores garantías” o menores conflictos, porque optar por la migración supone al mismo tiempo asumir un riesgo. “Los ecuatorianos tienen una capacidad de adaptación muy fuerte” y eso les ha permitido experimentar una ruptura con su mundo para habituarse a convivir en medio de una cultura desconocida.