El consumo de heroína afgana se ha convertido en pocos años en un grave problema de salud pública en Rusia.

Según los datos que han recogido la ONU y el Servicio federal ruso responsable del control de estupefacientes, las cosechas de adormidera [planta a partir de la cual se fabrican el opio, la morfina y la heroína. NdT.] se han multiplicado por 40 desde la intervención estadounidense en Afganistán y se elevó a 7 500 toneladas en 2008.

Se estima que unas 193 000 hectáreas se dedican actualmente al cultivo de la adormidera, o amapola del opio, en Afganistán. La cosecha se transforma en droga mediante el uso de productos químicos importados. El 92% de las plantaciones y los laboratorios se encuentran precisamente en las zonas bajo control de las tropas de la OTAN.

Durante el año 2008, la heroína afgana mató a más de 100 000 personas en todo el mundo.
Ante estas realidades, Moscú ha decidido denunciar la responsabilidad de la OTAN ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

Oficialmente, los estrategas estadounidenses afirman que se oponen a la fumigación como medio de eliminación del cultivo de adormidera porque esta exacerbaría la hostilidad de los campesinos afganos hacia las tropas ocupantes, así que prefieren luchar –según afirman– contra la importación de los agentes químicos indispensables para la elaboración de la droga.

En la época de la Unión Soviética, la CIA –siguiendo los consejos del director de los servicios secretos franceses, Alexandre de Marenches– incitó a los muyahidines a cultivar la adormidera para intoxicar a los jóvenes soldados del Ejército Rojo. En aquel entonces, agentes franceses infiltrados en la asociación Médicos Sin Fronteras se encargaban de importar los productos químicos necesarios para la producción de la droga. El tráfico local lo organizaba la familia Karzai.

Es de público conocimiento que hoy en día la mayor parte de la producción afgana está siendo adquirida por una organización dirigida por el medio hermano del presidente Karzai y controlada por el Pentágono. La parte de la producción que se destina a Europa occidental llega a Camp Bondsteel (en Kosovo) a bordo de los aviones de las fuerzas armadas estadounidenses. Ya en Kosovo, la droga pasa a manos de la mafia kosovar de Hashim Thaci.

Este último se convirtió en primer ministro de Kosovo gracias al apoyo del embajador estadounidense Frank Wisner Jr., y de Richard Holbrooke, el actual representante especial del presidente Obama para Afganistán.

Para más información ver:

Dans le secret des princes, entrevista de Alexandre de Marenches concedida a Christine Ockrent-Kouchner en francés, (Stock, 1986).

«El gobierno kosovar y el crimen organizado», por Jurgen Roth.

«Geopolítica tras la falsa guerra de Estados Unidos en Afganistán», por F. William Engdahl.