Este artículo es la continuación de:
1- Orígenes de las pretensiones anexionistas norteamericanas
2- América para los americanos: aspiración del vecino codicioso
3- Entre Monroe e intentos de compra: Cuba para Estados Unidos
4- Estados Unidos ante la Guerra de los Diez Años

José Martí (1853-1895)

Comenzaría a partir de entonces un período de arduo esfuerzo para preparar condiciones hacia la futura contienda. A causa de la contínua persecución española a todo intento nacional de oposición dentro de la Isla, así como la permanencia de buena parte de los principales jefes cubanos fuera de esta, esa labor previa se desarrolló en el exterior.

Durante el período comprendido entre 1879 y 1895, se profundizarían cada vez más las presiones de Estados Unidos por entorpecer, en lo posible, la independencia de Cuba. Mientras, preparaban el terreno para la futura materialización de ese anhelo.

La dependencia cada vez mayor de los productos locales del mercado norteamericano contribuiría a allanar el camino de dominar políticamente la Isla mediante el control de su economía.

Paralelamente, las autoridades estadounidenses por medio de la prensa lanzarían una campaña tendente a desacreditar a los cubanos con calificativos tales como indeseables, perezosos, incapaces e inmorales.

José Martí, principal artífice de la labor preparatoria de la futura guerra, se encargaría de denunciar la sucia política norteamericana y mostrar sus más bajas patrañas para apropiarse de Cuba y, más aún, del peligro que representaba para todos los pueblos de América.

Desde la celebración de la Primera Conferencia Panamericana, celebrada en Washington entre octubre de 1889 y abril de 1890, Estados Unidos patentizaría, una vez más, sus aspiraciones: “Los americanos están obligados a conquistar su supremacía (…) y a ejercer una influencia directa y general en los asuntos del continente americano”

Para el caso particular cubano esto se concretó mediante la tenaz persecución de los principales líderes independentistas radicados en territorio norteamericano y, en especial, a José Martí, para lo cual fueron contratados los servicios de la Agencia de Detectives Pickerton.

Estados Unidos buscó aislar a Cuba en el contexto latinoamericano por todos los medios posibles, de ahí que intentase en la Conferencia Monetaria Internacional, desarrollada en Washington en abril de 1891, quebrantar la voluntad de algunos representantes del continente, propósito denunciado por el Apóstol.

Dentro del plan martiano estuvo siempre la preparación de expediciones que apoyaran los alzamientos que se iniciaran en la Isla, por eso organizó la salida de tres de ellas desde el puerto estadounidense de Fernandina, en la cual además de las armas y municiones se trasladarían los principales líderes.

Pero el plan abortó. Una vez más la intromisión de Estados Unidos había ocasionado trastornos a la independencia de Cuba, al favorecer el apresamiento de las tres embarcaciones.

Con esa proyección resultaba claro que en nada había cambiado la proyección norteamericana sobre Cuba: hasta tanto no pudiera ser de Estados Unidos, seguiría siéndolo de España.

(Continuará…)

Agencia Cubana de Noticias