La orquesta montada por Washington contra la nación que no han podido doblegar en 50 años, no detiene su estridente sonido, mientras existen oídos sordos ante las barbaridades que ellos cometen.

El ataque lo dirigen hacia el país que respeta el derecho a la vida, la salud, educación, cultura. La nación en la cual jamás han existido desaparecidos, torturados, ejecuciones extrajudiciales.

En Honduras, por ejemplo, hoy existe sonada cacería hacia los opositores —asesinatos incluidos— en tanto Washington y Europa nada dicen o comentan.

Su noción de los derechos humanos es sui géneris. La instalación de cárceles para la tortura organizada en Abu Ghraib (Iraq) y Bagram (Afganistán) “no viola” los derechos humanos de los prisioneros maltratados por los métodos más crueles.

Mantener en la base naval de Guantánamo, en territorio usurpado a Cuba, a centenares de prisioneros sin pruebas de haber cometido algún delito y aplicarles tormentos de todo tipo para que firmen confesiones, para Estados Unidos no significa violar los derechos humanos.

Montar cárceles secretas en todo el mundo y usar a sumisos gobiernos que se creen los más “civilizados”, tampoco constituye violación para la Casa Blanca. No condenar a torturadores y asesinos por su sistema de justicia sí es para el gobierno norteamericano respeto.

Existen organizaciones que intentan lograr algo de justicia, pero no lo logran. Los jueces en Estados Unidos forman parte intrínseca del sistema y no van contra él. Si el Presidente ordena dejar tranquilos a los torturadores, así se quedan, aunque luego se conviertan en asesinos en serie o masacradores públicos.

El 25 de marzo un juez de Nueva York desestimó por segunda vez la petición de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) para que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) divulgue documentos y las identidades de los agentes que participaron en torturas a los detenidos por el 11 de septiembre.

Los responsables de la ACLU confirmaron que el magistrado Alvin Hellerstein decidió no obligar a la CIA, como pedían los abogados de la Asociación, en defensa de las libertades civiles, a facilitar los nombres de los agentes que habían practicado tácticas de tortura durante interrogatorios a detenidos.

Esa es la realidad. El Departamento de Estado publica anualmente la lista de los países que supuestamente cometen violaciones de los derechos humanos, pero jamás se refieren a sí, y ejemplos les sobran.

"Omitiendo esa obligación, el tribunal permite a la CIA a mantener bajo secreto detalles del uso de técnicas de tortura que llevó a cabo, sin siquiera decidir si el Congreso quería autorizar la asfixia simulada como método de interrogación, algo que sabemos no fue así", añadió el responsable de la ACLU, Alexander Abdo.

Ni más ni menos, eso se llama legalizar la impunidad de delitos atroces cometidos con la aprobación de la CIA y el Gobierno de Washington.

Agencia Cubana de Noticias