Uno de sus antecedentes radica en la llamada decenios atrás “guerra psicológica”, que esos propios centros de subversión ejecutaban con especial denuedo contra el desaparecido campo socialista europeo y la extinta Unión Soviética, y tampoco dejaron de lado las experiencias revolucionarias alrededor del planeta, incluida Cuba desde los propios albores de su Revolución.

Toda la cadena de servicios informativos, emisoras como Radio Europa Libre o la Voz de las Ameritas, publicaciones periódicas, libros y folletos, complementaban las actividades de desestabilización, espionaje, sabotaje y amenaza militar.

Los propios orígenes de Internet estuvieron vinculados a las tareas bélicas y agresivas, y pretendían la agilización de las informaciones en ese explosivo terreno.

En resumen, todo un dispositivo científico y tecnológico estrictamente monopolizado y puesto al servicio de la subversión, de la doblez y de la creación de estereotipos mal intencionados.

Esa nociva estructura constituye hoy compleja telaraña que inunda al planeta y asfixia las voces y el entendimiento de cientos de millones de personas en todas las latitudes.

Si partimos del hecho real de que más del 90 por ciento del flujo informativo global está en manos de grandes empresas norteamericanas y europeas, es evidente entonces cuáles tipos de visiones y criterios predominan entre buena parte de quienes acceden a ese tóxico torrente.

Por otro lado, junto al monopolio de la noticias, persiste la injusticia en el acceso a los nuevos servicios, porque si existen quienes realmente niegan los beneficios de la tecnología a la humanidad, no son precisamente los excluidos, sino los pretendidos grandes voceros de “la libertad de expresión y del derecho a la información”.

El estudio aparecido en el sitio digital IPligence en torno a la distribución geográfica de los servicios de la red de redes indica, por ejemplo, que 77,4 por ciento de los usurarios de Internet en el mundo se concentra en América del Norte y Europa, mientras el más cercano seguidor en la lista es el continente asiático, con apenas15 por ciento de usuarios.

La red de redes se muestra entonces como campo vedado a la gran mayoría de las naciones, casi todas subdesarrolladas y donde viven las cinco sextas partes de la población planetaria.

En cuanto al grado de penetración de Internet, el sitio IPligence añade que los Estados Unidos monopolizan ese nicho con más de 70 por ciento de expansión y la casi totalidad de los servidores internacionales, mientras que para África y Asia juntas, la cifra no llega a cinco por ciento.

De manera que Internet es hoy poderosa fuente en manos de la primera potencia imperial del orbe, el gran ejecutor de la agresión mediática contra sus demonizados oponentes.

Agencia Cubana de Noticias