En tanto Washington desata guerras que matan decenas de miles de civiles, persigue y reprime a los inmigrantes dentro de sus fronteras, tortura y establece cárceles secretas y viola la privacidad de sus propios ciudadanos, se abroga el derecho de calificar al resto del mundo en materia de derechos humanos.

Y de la misma forma, asume la desfachatada facultad de otorgar el título de aliados o enemigos, no importa si los que sienta en su mesa cargan sobre sus hombros la ojeriza universal.

Es el caso del sionismo israelí, el fiel amigo que capta la mayor parte de la titulada “ayuda militar norteamericana al exterior”, y pese al despojo al pueblo palestino y las guerras de conquista en el Medio Oriente, apenas recibe cortadas reprimendas del socio mayor, apuntaladas como quien no quiere las cosas por jugosos cheques y no menos abultados embarques de los más modernos pertrechos bélicos.

Sin ir más lejos, en la reciente conferencia convocada por Washington para tratar las amenazas del titulado “terrorismo nuclear”, no se dijo una sola palabra de los incontrolados arsenales nucleares israelíes fomentados con el amplio concierto occidental.

En cambio, para los organizadores del cónclave los secretos del átomo deben permanecer vedados para los demás, que sí pueden erigirse en “amenazas” presente y futuras.

Desde luego, en eso de padrinazgos, la venerable Unión Europea no se queda atrás con respecto a Tel Aviv y como especial aliada de la Casa Blanca.

Un reciente informe de prensa indicaba que la UE “está ansiosa por estrechar los vínculos comerciales y políticos entre Israel y el bloque europeo.”

Ambas partes ya habían acordado hace más de un año planes para sumar a Tel Aviv a la economía del Viejo Continente, pero las conversaciones se vieron interrumpidas cuando los sionistas iniciaron la operación militar Plomo Fundido contra la franja de Gaza.

Aquel ataque, que se prolongó del 27 de diciembre de 2008 al 19 de enero del siguiente año, y que sumó bombardeos artilleros y aéreos y operaciones de fuerzas terrestres, mató a unos mil 400 palestinos e hirió a cinco mil, casi todos civiles.

Pero, según la UE, son cosas del pasado y, por supuesto, las conversaciones bilaterales serán reanudadas con todo el placer del mundo, no importa que el marco de las negociaciones esté matizado por el olor a pólvora y el hedor de la muerte

¿Otro dato interesante? Pues la nota de la UE que habla del reinicio de los trámites de alianza con Israel data de los días en que Tel Aviv enfrentaba amplio repudio internacional por anunciar la construcción de mil 600 nuevas casas para colonos judíos en Jerusalén oriental.

Agencia Cubana de Noticias