Las principales empresas norteamericanas anunciaron su intención de no enviar un solo barril más de ese combustible a territorio cubano y prohibir el empleo de sus refinerías para procesar crudos enviados desde la Unión Soviética.

El Comandante en Jefe Fidel Castro, analizó el 10 de junio la situación que se estaba creando con esa decisión: “ …con el problema del combustible estamos ante la primera gran zancadilla contra nosotros. La primera gran zancadilla de los trust y los monopolios, orientados directamente por el Departamento de Estado norteamericano. Estamos en presencia ya del primer acto de agresión concreta, y de un plan para dejar al país sin combustible (…) Además de un acto de provocación insólita (…)”

También explicó el tremendo negocio que tenían, pues la Texaco, Shell y Esso Standard Oil, compraban el petróleo a sus propias casas matrices a dos dólares 10 centavos el barril y lo facturaban a las filiales cubana a dos dólares 80, con lo cual obtenían 70 centavos adicionales por unidad.

El siguiente paso, ante la posición firme de Cuba, fue retirar el personal técnico y comenzar a llevarse a los ingenieros cubanos, ofreciéndoles mejores salarios y otras ventajas.

El 28 de junio, el entonces Primer Ministro firmó la Resolución 188, en la cual el Gobierno Revolucionario instaba a la The Texas Oil Company of Cuba a que refinase el petróleo crudo que el Estado adquiría en la Unión Soviética o, de lo contrario, la refinería sería oficialmente intervenida.

Al día siguiente, en horas de la mañana, la patana “Marie” cruzaba lentamente la bahía de Santiago de Cuba, y arribaba a las instalaciones de la refinería con cinco mil barriles de crudo soviético. Se comunicó la llegada de otra embarcación con 21 mil más, y había que refinarlos.

Se le recordó al superintendente de la Texaco que, según la Ley de Minerales y Combustibles, de nueve de mayo de 1938, estaban obligados a procesar el petróleo crudo que el Estado cubano les suministrase. Ante la negativa del funcionario, la refinería quedo intervenida. Sólo 24 horas después la escena anterior se repetía en la demás plantas procesadoras.

El día cuatro de julio llegó al puerto habanero otro buque soviético con 70 mil barriles. Así se inició el puente petrolero de 10 mil kilómetros de distancia URSS-Cuba, que había tenido su origen casi tres meses antes, el 17 de abril, con el arribo del buque “Andrei Vichinsky”, surto en el puerto de Casilda.

El Comandante en Jefe Fidel Castro cerraba ese capítulo con que se pretendió chantajear al país, y pronunció las siguientes palabras: “Ese desafío a las leyes y a la soberanía nacionales, tolerado y hasta promovido por anteriores regímenes con grave perjuicio para el bienestar popular y humillante quebranto para la dignidad cubana, no podía admitirlo ni aceptarlo el Gobierno Revolucionario, sin abdicar su autoridad y traicionar la confianza del pueblo.”

Agencia Cubana de Noticias