Compañeros y compañeras, partidos y organizaciones presentes en el décimo cuarto Seminario de América Latina, nuestros saludos revolucionarios.

A los camaradas del Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador (PCMLE) y al Movimiento Democrático y Popular (MPD) nuestros agradecimiento por mantener firme la bandera de la unidad de los revolucionarios latinoamericanos.

Al compañero Marcelo Rivera, preso por luchar por la libertad y por la revolución, nuestra solidaridad. Su sufrimiento es nuestro sufrimiento y la lucha por la libertad es la lucha por la libertad de todos los oprimidos y explotados!

Compañeros y compañeras, el tema propuesto en este 14º seminario Frente a la crisis: revolución o reformismo?, nos impone una profunda reflexión.

Después de décadas viviendo bajo sangrientas dictaduras impuestas por las burguesías nacionales y por el imperialismo norteamericano, el América Latina vive en este inicio de siglo XXI un momento decisivo en su historia.

Las luchas de los trabajadores por mejores sueldos y contra la explotación capitalista en diversos países, las jornadas nacionales contra las privatizaciones, la derrocada del proyecto del E.E.U.U. Para crear el ALCA (Alianza de Libre Comercio de la América), las ocupaciones de tierra promovidas por los campesinos pobres y indígenas y la rebeldía de la juventud en las calles en defensa de la educación pública y de sus derechos, caracterizaran en los últimos años nuestra Latino-américa.

Gracias a esas luchas, fuerzas democráticas y populares derrocaran gobiernos neo-liberales y sumisos al imperialismo y eligieran gobiernos progresistas en países como Venezuela, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Uruguay, Ecuador y El Salvador.

Es verdad que algunos de eses gobiernos después de elegidos, traicionaran el pueblo y sus propuestas de cambios, pero es verdad también que, en la gran parte de eses países, se avanzo con la nacionalización de los recursos naturales, la ampliación del acceso de la población pobre a educación y a salud, la nacionalización de algunos sectores estratégicos de la economía, desarrollando así nuevas condiciones para la lucha de clases en el continente.

Como sabemos, ese nuevo periodo en el América Latina coincide con una de las más grandes crisis económicas de la historia del moribundo sistema capitalista.

Con efecto, a pesar de varias reuniones de presidentes y jefes de gobiernos (G20, G8) y de la adopción de medidas y paquetes económicos de auxilio a bancos y monopolios, la crisis económica sigue su marcha destructora con la dimisión de millones de trabajadores y el cerramiento de miles de empresas.

En realidad, a pesar de los miles de billones de dólares desviados de los cofres públicos, los mayores bancos del mundo siguen insolventes y grande parte de los monopolios industriales tienen enorme reducción de sus ganancias.

Impotentes y ineptos de combatir las verdaderas causas de la crisis económica, los gobiernos no paran de lanzar paquetes de auxilio financiero a clases capitalistas y medidas contra los derechos de los trabajadores.

El Informe de la Campaña de la Organización de las Naciones Unidas por las Metas del Milenio revelo que los bancos y otras instituciones financieras recibieran en un año US$ 18 miles de billones en ayuda pública. Pero proyecciones de organismos multilaterales muestran, entretanto, que ya fueran gastos US$ 24 miles de billones para ayudar bancos y empresas fallidos en todo mundo. Tratase de un dinero que nunca más será recuperado por los Estados, aunque grande parte de los trabajadores de eses países vivieren sin asistencia a salud y desempleados.

Recordemos que, según Josette Sheeran, directora del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, bastaría 1% del dinero que fue entregue a los bancos para garantizar que ninguna persona se quedara sin el derecho de alimentarse.

En el capitalismo, no hay salida para la crisis

Luego, las consecuencias de la crisis no se abaten solo sobre los países capitalistas más avanzados, pero sobre todos los países que tienen el capitalismo como el sistema económico.

Según datos de la agencia de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO), la economía capitalista puso, en 2007, 75 millones de personas en la miseria. En 2008, 40 millones y, en 2009, más de 104 millones. Por primera vez en la historia de la humanidad, 1,02 mil millones de personas sufrirán de desnutrición en todo el mundo.

Informe del Banco Mundial muestra que, a cada tres segundos, un niño muere de una enfermedad que podría ser evitada y, se la crisis actual se mantener, entre 200 mil y 400 mil niños a más van a morir al año.

Más: pesquisa de la OIT revela que 59 millones de personas en el mundo perderán su empleos en 2009, elevando para 241 millones el número oficial de desempleados. Solo en América Latina, 23 millones de trabajadores fueran dimitidos.

En realidad, sin la transferencia de recursos públicos para la oligarquía financiera, bancos, aseguradoras y grandes monopolios tendrían fallido y la economía mundial entrado en colapso total.

De acuerdo con el insospechado FMI, des de 1974, esa es la 125 crisis de la economía capitalista. No existe, por tanto, en el capitalismo, salida definitiva para las crisis económicas. Ellas son cíclicas y así seguirán hasta el fin del sistema.

Pero eso no quiere decir que la grande burguesía no va hacer nada para volver a tener sus superganancias. Por lo contrario, son demasiado conocidas las medidas que los gobiernos capitalistas utilizan para atenuar las crisis económicas y mantener la propiedad privada de los medios de producción.

La principal de ellas es la profundización de la explotación de la clase obrera, para elevar la plusvalia y recuperar si índice de ganancia. Esa superexplotación de la clase obrera es realizada con el capitalista, el patrón, instalando nuevas máquinas para elevar la intensidad del trabajo, aumentando el número de horas de trabajo o sencillamente reduciendo el sueldo real pagado y retirando varios derechos de los obreros. Ejemplo de eso son las diversas propuestas de reducción de los sueldos en Grecia, España, Portugal, entre otros países.

Otra medida es atacar los derechos de los jubilados. Sin duda, la manutención del pago de los jubilados es vista por los gobiernos burgueses como un hueco en las cuentas públicas, que necesitan librarse o reducir hasta el mínimo, para que un montante más grande de recursos pueda ser transferido para los grandes monopolios privados o para los especuladores internacionales. Por eso, la ofensiva de varios gobiernos burgueses para enrigidecer las reglas para jubilarse, haciendo con que el obrero trabaje más, contribuya más y reciba menos. Esa tendencia tiene se fortalecido aún más con la actual crisis mundial del capitalismo.

Otro camino adoptado por la clase capitalista para superar parcialmente sus crisis es la realización de guerras para profundizar la opresión de los países y pueblos, estimular el consumo de la industria bélica y dominar mercados y controlar las fuentes de materias-primas . Solamente en el último año, fueran gastos con guerras y armamentos en el mundo, 1,5 mil de billones de dólares.

La ofensiva del imperialismo en América Latina

Por ser un continente donde el movimiento obrero y popular tiene avanzado mucho y tener una gran tradición de lucha revolucionaria, el América Latina tiene merecido el atención especial de los países imperialistas, en particular del imperialismo norteamericano.

De hecho, acosada por la profunda crisis económica en que viven y delante seguidas derrocas políticas, las clases dominantes pasaran a desarrollar planes y acciones visando detener el avanzo del movimiento popular en América Latina y desestabilizar los gobiernos progresistas. Al fin, no hay como garantizar una mayor explotación de los trabajadores con el pueblo participando cada vez más de vida política y avanzando su conciencia.

Una prueba de eso son las constantes conspiraciones para derribar los presidentes de Venezuela, Hugo Chaves, y de Bolivia, Evo Morales, los planes para desestabilizar el gobierno cubano, el golpe militar en Honduras en el año pasado y la intervención extranjera en Haití. Como también la implantación de siete nuevas bases militares de los E.E.U.U. En Colombia, la re-activación de la 4º Frota Naval norteamericana en América del Sur y los nuevos acuerdos militares en la región.

Delante de ese cuadro, algunas fuerzas políticas pasaran a defender la política de ceder terreno al enemigo y la adopción de medidas económicas en favor del capital financiero y de los monopolios y bancos, además de promover que las Fuerzas Armadas burguesas hoy son otras.
Tratase de graves errores: la manutención del sistema capitalista y las políticas económicas defendidas por el Fondo Monetario Internacional y por el Banco Mundial, como prueba la historia, en vez de acabar con las crisis económicas, apenas las torna más grandes y más constantes.

Sin duda, como demuestran todas las constantes crisis del capitalismo, es imposible solucionar los graves problemas de nuestros pueblos y países sin nacionalizar verdaderamente la banca y socializar los medios de producción. Por otro lado, contar con las Fuerzas Armadas burguesas es volver a cometer el mismo error que detuvo en décadas la revolución latinoamericana.

Camaradas, el único camino para terminar con las crisis económicas capitalistas es destruir el propio capitalismo, es hacer revolución y para tanto, es fundamental combatir firme y decididamente las fuerzas reaccionarias desarrollando las luchas de los trabajadores y del pueblo.

En otras palabras, la tarea que se impone a todos los revolucionarios en el momento actual es trabajar vigorosa y cotidianamente para desarrollar y avanzar la consciencia de las masas populares, e en particular, de la clase obrera y de los campesinos.

Pero, la clase obrera y el movimiento popular solo pueden vencer las clases explotadoras si fueren dirigidas por una organización de revolucionarios firmes y armada con la teoría marxista-leninista. Por lo tanto, más que nunca, es urgente organizar los revolucionarios y prepararlos para los nuevos combates que se avecinan en América Latina.

Compañeros y compañeras, pasado años y mismo décadas de confusión ideológica y de defensiva política de las fuerzas populares y revolucionarias, el movimiento obrero crece y avanza, consolida posiciones y golpea, aunque tímidamente todavía, los intereses de la grande burguesía nacional e internacional en el continente. Las organizaciones revolucionarias se desarrollan política e ideologicamente. Esa situación fue identificada por los comunistas revolucionarios, pero también por las fuerzas reaccionarias y por el imperialismo.

Esa es la guerra que se desarrolla en el mundo, pero en particular, en América Latina de Bolívar, de José Marti, de Salvador Allende, de Frei Caneca, de Emiliano Z|apata, de Tupac Amaru, de Jaime Hurtado, Manuel Lisboa, de Carlos Marighela, de Che Guevara, e, principalmente, de corajosos y destemidos pueblos.

Es hora, por tanto, de subir la bandera de la rebelión no solo en nuestro continente, pero en todo mundo y reafirmar nuestra decisión de entregar nuestras vidas en servicio de la lucha revolucionaria y del socialismo, como única alternativa para poner un fin al sufrimiento y a la miseria de los pueblos. Venceremos!

Por un América Latina libre, soberana y socialista!
Viva la unidad de los revolucionarios latinoamericanos!
Viva el 14º Seminario Internacional!
Viva la revolución socialista!