El nuevo fantasma que creó el presidente de la república, Rafael Correa, el de la muerte cruzada, podría quedar archivado por un buen tiempo si la correlación de fuerzas al interior de la Asamblea se mantiene tal como se configuró durante la votación del Código Orgánico de Ordenamiento Territorial, Autonomías y Descentralización (COOTAD).

PAÍS logró, durante esa votación, vencer una pesada carga que había causado más de un disgusto al colérico Presidente de la República; y lo hizo no de manera gratuita, sino invirtiendo mucho capital político, y quién sabe si monetario. Unificó a su bloque de asambleístas que había venido experimentando serias fracturas, aunque nada quita que vuelvan a aparecer, sobre todo cuando se trata de intereses personales o de aquellos grupúsculos de los que está constituido el Movimiento oficialista.

Luego, logró consolidar los votos de asambleístas como Shernarda Fernández (ex PSC), Guillermina Cruz (PSP), Galo Vaca y Rocío Valarezo, ex integrantes de ADE; de quienes se ha denunciado vendieron sus conciencias. También estuvieron los votos socialistas -contando también con Marisol Peñafiel y Pedro de la Cruz, quienes ya se reintegraron al bloque de PAIS e incluso participan en las reuniones de la bancada-, algo que realmente ya no extraña, puesto que los socialistas siempre han mostrado una capacidad sin igual para meterse en los gobiernos y las instituciones del Estado, aprovechando así de pequeñas cuotas de poder.

La política, cuando ya entró en vacancia la Asamblea, deja planteados nuevos posibles escenarios: con la aplicación del COOTAD, los paquetazos localizados por regiones llegarán como fichas de dominó, el Municipio de Quito, al mando de Augusto Barrera, miembro del buró político de PAÍS, ya comenzó dando el ejemplo, ha anunciado la creación de una serie de impuestos, entre los que destaca la elevación del precio de los combustibles solo en la capital, así como la creación de peajes dentro de la ciudad; se sustentó en el COOTAD antes de que se supiera si se aprobaría o no. O mejor dicho, probablemente sabiendo que se aprobaría.

El pedido de amnistía del presidente Correa para Alberto Dahik, la acción de la justicia en casos como el del ex ministro Jorge Gallardo y del ex presidente Jamil Mahuad, dejan en el ambiente el olor a un movimiento importante de fichas: podrían estarse cocinando acuerdos macro en las altas esferas del poder económico, y ante ello es necesario estar atentos.
La criminalización de lucha y de los luchadores sociales no puede contener el avance de la corriente revolucionaria y de izquierda, que busca auténticas transformaciones revolucionarias. Muchas peleas se visualizan en el horizonte, y requieren de la unidad y la fortaleza ideológica, política y orgánica de quienes la conforman.