Uno solo, pero de enorme alcance, era el propósito de aquellos 82 hombres liderados por Fidel Castro: el de “ser libres o mártires”, como había prometido antes el propio líder revolucionario, en medio de los arduos trajines organizativos de la expedición en tierra azteca.

Aquella proeza, convertida en símbolo del deber, el valor y la confianza en el pueblo, dio continuidad a la lucha armada que, para derrocar a la tiranía pro imperialista de Fulgencio Batista, instaurada en Cuba desde el 10 de marzo de 1952, había tenido su primer heroico intento ante los muros de los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, el 26 de julio de 1953.

El arribo del Granma a tierra cubana, conjuntamente con el alzamiento dos días antes de la ciudad de Santiago de Cuba, dieron vida al Ejército Rebelde, abanderado de la tradición mambisa del Ejército Libertador durante la segunda mitad del siglo XIX, y embrión de lo que más tarde, con el triunfo popular del primero de enero de 1959, se transformarían en Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Largo y arduo ha sido el camino transitado durante 54 años, preñado de amenazas y agresiones, también de duro aprendizaje, adquirido en la vigilia permanente en las trincheras de la Patria y en el fragor del combate en tierras hermanas, a donde fueron en cumplimiento del deber internacionalista.

“El pueblo uniformado”, como lo definiera el comandante Camilo Cienfuegos, uno de sus fundadores, constituye un ejército moderno, de nuevo tipo, clasista, educado en el servicio al pueblo y en la más estrecha unidad en torno al Partido Comunista y al Comandante en Jefe Fidel Castro.

La revolución cubana es hoy más fuerte que nunca. La capacidad defensiva del país se ha multiplicado en los últimos años, mediante la aplicación de los conceptos de la Guerra de Todo el Pueblo, en virtud de la cual se consigue una insuperable articulación entre las tropas regulares y de las reservas, las unidades de las Milicias de Tropas Territoriales y las Formaciones Especiales y las instituciones gubernamentales en todas las instancias, bajo la conducción del Partido Comunista de Cuba.

Cuba ha alcanzado –como ha declarado Fidel en reiteradas oportunidades— la invulnerabilidad militar, como ha sido demostrado en las misiones internacionalista y en las +maniobras tácticas y ejercicios estratégicos.

Ahora, este nuevo aniversario del desembarco del Granma tiene lugar en medio de la movilización de los comunistas y todo el pueblo para el estudio y análisis del Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social, que será debatido finalmente en el VI Congreso del Partido, convocado para abril próximo.

Como ha dicho el General de Ejército Raúl Castro: “La batalla económica constituye hoy, mas que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social.”

Sin tregua el país se esfuerza por dejar atrás definitivamente subjetividades y vicios ajenos al socialismo, y se propone avanzar con paso firme y creatividad, según sus propias realidades, hasta lograr la invulnerabilidad también en el terreno económico

Se trata, sin duda alguna, de un buen momento para recordar y rendir tributo al audaz desembarco del Granma, a la gigantesca obra humana materializada, al ejemplo de resistencia y espíritu de victoria mantenido en esta pequeña isla frente a la arrogancia y agresividad de Washington.

El Granma, semejante a una cáscara de nuez con su carga heroica, se transformó en un acorazado repleto de ideas, cuya influencia se extiende y está presente en la era indetenible de cambios, actualmente en marcha en América Latina.

Agencia Cubana de Noticias