Por el contrario, no son pocos quienes aducen que el riesgo de la vuelta atrás en semejante fenómeno, o simplemente de recrudecimiento del nada solaz cuadro vigente, es cada vez más alto.

No les falta razón. Hace apenas pocos días instituciones especializadas en el trasiego global de materias primas indicaban que los precios de algunos de estos rubros se han disparado de forma atronadora en los últimos tiempos, y no precisamente por la correspondencia que el mercado impone entre oferta y demanda.

Las fuentes hacían especial alusión al empaque que vuelven a asumir las acciones especulativas en las bolsas, a la altura del pasado 2008 cuando el mundo despertó con la noticia de que el universo financiero imperial se iba a pique a cuenta de la irresponsabilidad bursátil y la permisividad y contubernio con semejante proceder del gobierno de George W. Bush.

No puede ser de otra manera porque las pretendidas soluciones del bloque imperialista al desboque que, entre otros muchos, están pagando los propios norteamericanos y europeos con cifras de desempleo récord, no fueron precisamente establecer estrechos controles y disciplina financiera estricta.

Por el contrario, del erario público fueron destinados cifras estratosféricas para tratar de salvar bancos en quiebra, prestamistas en crisis, inmobiliarias en picada y tahúres en apuros... al fin y al cabo, “las clases vivas” y “los puntales” del capitalismo global.

¿Qué podía esperarse pasado el tiempo de quienes siguen aposentados en el gran casino bursátil de Wall Street, sino la vuelta a las andadas?

De hecho el precio del petróleo, por ejemplo, terminó 2010 por encima de los 90 dólares el barril, y con la inclinación de los inversores a estimar 100 dólares o más por unidad para los primeros meses de este 2011.

Mientras, y paradójicamente, las existencias petroleras suelen cada semana ubicarse por encima de la demanda y la propia Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), se niega a asumir mayor entrega a partir de los reclamos de los especuladores, cuyo sucio propósito no es otro que agenciarse superiores dividendos en días de artificial bonanza de precios. Es como ver la película nuevamente.

De ahí que la denuncia y el esclarecimiento en materia de arbitrariedades económicas imperialistas, que en el caso de Cuba se remonta incluso a la década de 1980 cuando su ingente batalla contra el endeudamiento externo del Tercer Mundo, represente en nuestros días urgencia capital para evitar que la irracionalidad y la vocación de arpías de ciertos grupos de poder económico vuelvan a azotar al planeta y hacer más brutales los abismos entre los hombres.

Agencia Cubana de Noticias