Queridos brasileños y queridas brasileñas,

Por la decisión soberana del Pueblo, será hoy la primera vez que la banda presidencial ciña el hombro de una mujer.

Siento un inmenso honor por esta elección del Pueblo brasileño y sé del significado histórico de esta decisión.

Sé, también, cómo es aparente la suavidad de la seda verde y amarilla de la banda presidencial, pues ella trae consigo una enorme responsabilidad frente a la nación.

Para asumirla, está conmigo la fuerza y el ejemplo de la mujer brasileña. Abro mi corazón para recibir, en este momento, una centella de su inmensa energía.

Y sé que mi mandato debe incluir la traducción más generosa de esta osadía del voto popular que, luego de llevar a la presidencia a un hombre del pueblo, un trabajador, decide convocar a una mujer para dirigir los destinos del país.

Vengo para abrir las puertas para que muchas otras mujeres puedan también, en el futuro, ser presidenta; y para que – en el día de hoy – todas las brasileñas sientan el orgullo y la alegría de ser mujer.

No vengo para enaltecer mi biografía; sino para glorificar la vida de cada mujer brasileña. ¡Mi compromiso supremo, reitero, es honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todos!

Vengo, antes de nada, para dar continuidad al mayor proceso de afirmación que este país ha vivido en tiempos recientes.

Vengo para consolidar la obra transformadora del Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, con quien tuve la más vigorosa experiencia política de mi vida y el privilegio de servir al país, a su lado, en estos últimos años.

De un presidente que transformó la manera de gobernar y llevó al pueblo brasileño a confiar aún más en sí mismo y en el futuro del País.

El mayor homenaje que puedo prestarle es ampliar y avanzar las conquistas de su gobierno. Reconocer, creer e invertir en la fuerza del pueblo fue la mayor lección que el presidente Lula deja para todos nosotros.

Bajo su liderazgo, el pueblo brasileño hizo la travesía hacia otra margen de nuestra historia.

Mi misión ahora es de consolidar este tránsito y avanzar en el camino de una nación generadora de las más amplias oportunidades.

Quiero, en este momento, prestar mi homenaje a otro gran brasileño, incansable luchador, compañero, que estuvo al lado del Presidente Lula en estos ocho años: nuestro querido vicepresidente José Alencar. ¡¡Qué ejemplo de coraje y de amor a la vida nos da este gran hombre!! ¡¡Y qué alianza forjaron el Presidente Lula y el Vicepresidente José Alencar, por Brasil y por nuestro pueblo!!

Quien les habla y el Vicepresidente Michel Temer nos sentimos responsables por continuar en el camino iniciado por ellos.

Un gobierno sienta sus cimentos en la acumulación de conquistas realizadas a lo largo de la historia. Siempre será, a su tiempo, mudanza y continuidad. Por ello, al saludar los extraordinarios avances recientes, liderados por el Presidente Lula, es justo recordar que muchos, a su tiempo y a su modo, dieron grandes contribuciones a las conquistas del Brasil de hoy.

Vivimos uno de los mejores períodos de la vida nacional: millones de empleos que están siendo creados; nuestro índice de crecimiento más que duplicó y pusimos fin a un largo período de dependencia del Fondo Monetario Internacional, al mismo tiempo en que superamos nuestra deuda externa.

Redujimos, sobre todo, nuestra histórica deuda social, rescatando a millones de brasileños de la tragedia de la miseria y ayudando a otros millones a llegar a la clase media.

Pero, en un país con la complejidad del nuestro, es preciso querer siempre más, descubrir más, innovar en los caminos y buscar siempre nuevas soluciones.

Sólo así podremos garantizar, a los que mejoraron de vida, que ellos puedan alcanzar más; y probar, a los que aún luchan para salir de la miseria, que para ellos es posible, con la ayuda del gobierno y de toda la sociedad, cambiar de vida y de situación.

Que, de hecho, podemos ser una de las naciones más desarrolladas y menos desigualitarias del mundo – un país de clase media sólida y emprendedora.

Una democracia vibrante y moderna, plena de compromiso social, libertad política y creatividad.

Queridos brasileños y queridas brasileñas,

Para enfrentar estos grandes desafíos es necesario mantener los fundamentos que nos garantizaron llegar hasta aquí.

Pero, igualmente, agregar nuevas herramientas y nuevos valores.

En política es tarea indeclinable y urgente una reforma con modificaciones en la legislación para hacer avanzar a nuestra joven democracia, fortalecer el sentido programático de los partidos y perfeccionar las instituciones, restaurando valores y dando más transparencia al conjunto de la actividad pública.

Para dar longevidad al actual ciclo de crecimiento es preciso garantizar especialmente la estabilidad de precios y seguir eliminando las trabas que aún inhiben el dinamismo de nuestra economía, facilitando la producción y estimulando la capacidad emprendedora de nuestro pueblo, de la gran empresa hasta los pequeños negocios locales, del agronegocio a la agricultura familiar.

Por lo tanto, es improrrogable la implementación de un conjunto de medidas que modernice el sistema tributario, orientado por el principio de la simplificación y de la racionalidad. El uso intensivo de la tecnología de la información debe estar al servicio de un sistema de eficiencia progresiva y de elevado respeto al contribuyente.

Será meta permanente la valorización de nuestro parque industrial y la ampliación de su fuerza exportadora. La competitividad de nuestra agricultura y de nuestra ganadería, que hace de Brasil gran exportador de productos de calidad para todos los continentes, merecerá toda nuestra atención. En los sectores más productivos, la internacionalización de nuestras empresas ya es una realidad.

El apoyo a los grandes exportadores no es incompatible con el incentivo, el desarrollo y el apoyo a la agricultura familiar y al microemprendedor. Las pequeñas empresas son responsables por la mayor parte de los empleos permanentes en nuestro país. Merecerán políticas tributarias y de crédito perennes.

Valorizar el desarrollo regional es otro imperativo de un país continental, sustentando la vibrante economía del nordeste, preservando, respetando y desarrollando la biodiversidad de la Amazonia en el norte, dando condiciones a la extraordinaria producción agrícola del centro-oeste, la fuerza industrial del sudeste y la pujanza y el espíritu de pionerismo del sur.

Es preciso, antes de todo, crear condiciones reales y efectivas capaces de aprovechar y potencializar, aún más y mejor, la inmensa energía creativa y productiva del pueblo brasileño.

En el aspecto social, la inclusión solamente será plenamente alcanzada con la universalización y la cualificación de los servicios esenciales. Este es un paso, decisivo e irrevocable para consolidar y ampliar las grandes conquistas obtenidas por nuestra población en el período del Gobierno del Presidente Lula.

Constituye, por lo tanto, tarea indispensable, una acción renovadora, efectiva e integrada de los gobiernos federal, estaduales y municipales, en particular en las áreas de la salud, de la educación y de la seguridad, lo que es la voluntad expresa de las familias y de la población brasileña.

Queridos brasileños y brasileñas,

La lucha más obstinada de mi gobierno será por la erradicación de la pobreza extrema y la creación de oportunidades para todos.

Una expresiva movilidad social tuvo lugar en los dos mandatos del Presidente Lula. Pero aún existe pobreza, que avergüenza a nuestro país e impide nuestra afirmación plena como pueblo desarrollado.

No voy a descansar mientras existan brasileños sin alimentos en la mesa, mientras existan familias en el desaliento de las calles, mientras haya niños pobres abandonados a su propia suerte. La confraternización de las familias se da en el alimento, en la paz, y en la alegría. ¡Es éste el sueño que voy a perseguir!

Esta no es tarea aislada de un gobierno, sino un compromiso a ser abrazado por toda la sociedad. Para ello pido con humildad el apoyo de las instituciones públicas y privadas, de todos los partidos, de las entidades empresarias y de los trabajadores, de las universidades, de la juventud, de toda la prensa y de las personas de bien.

La superación de la miseria exige prioridad en la sustentación de un largo ciclo de crecimiento. Es con crecimiento que serán generados los empleos necesarios para las actuales y las nuevas generaciones.

Es con crecimiento, asociado a fuertes programas sociales, que venceremos la desigualdad de ingresos y del desarrollo regional.

Ello significa – reitero – mantener a la estabilidad económica como valor. Ya forma parte de nuestra cultura reciente la convicción de que la inflación desorganiza la economía y degrada el ingreso del trabajador. No permitiremos, bajo ninguna hipótesis, que esta plaga vuelva a corroer nuestro tejido económico y a castigar a las familias más pobres.

Continuaremos fortaleciendo nuestras reservas externas para garantizar el equilibrio de las cuentas externas y bloquear e impedir las vulnerabilidades externas. Actuaremos decididamente en los foros multilaterales en defensa de políticas económicas saludables y equilibradas, protegiendo el país de la competencia desleal y del flujo indiscriminado de capitales especulativos.

No haremos la menor concesión al proteccionismo de los países ricos, que sofoca cualquier posibilidad de superación de la pobreza de tantas naciones por la vía del esfuerzo de producción.

Haremos un trabajo permanente y continuado para mejorar la calidad del gasto público.

Brasil optó, a lo largo de su historia, por construir un estado proveedor de servicios básicos y de previsión social pública.

Ello significa costos elevados para toda la sociedad, pero significa también la garantía del aliento de la jubilación para todos y servicios de salud y de educación universales. Por lo tanto, la mejora de los servicios públicos es también un imperativo de cualificación de los gastos gubernamentales.

Otro factor importante de la calidad del gasto es el aumento de los niveles de inversión con relación a los gastos de funcionamiento. La inversión pública es esencial como inductor de la inversión privada y como instrumento de desarrollo regional.

A través del Programa de Aceleración del Crecimiento y del Programa Mi Casa Mi Vida (Minha Casa Minha Vida), mantendremos la inversión bajo un seguimiento estricto y cuidadoso de la Presidencia de la República y de los ministerios.

El PAC continuará siendo un instrumento de cohesión de la acción gubernamental y coordinación voluntaria de las inversiones estructurales de los estados y municipios. Será también vector de incentivo a la inversión privada, valorizando todas las iniciativas de constitución de fondos privados a largo plazo.

A su vez, las inversiones previstas para el Campeonato Mundial de Fútbol y para las Olimpíadas serán concebidos de manera de dar beneficios permanentes de calidad de vida en todas las regiones involucradas.

Este principio va a regir también nuestra política de transporte aéreo. Es necesario, sin duda, mejorar y ampliar nuestros aeropuertos para el Campeonato Mundial y para las Olimpíadas. Pero es más que necesario mejorarlos ya, a fin de hacer frente al creciente uso de este medio de transporte por contingentes cada vez más amplios de la población brasileña.

Queridas brasileñas y queridos brasileños,

Junto con la erradicación de la miseria, será prioridad de mi gobierno la lucha por la calidad de la educación, de la salud y de la seguridad.

En las últimas décadas, Brasil universalizó la enseñanza fundamental. No obstante, es preciso mejorar su calidad y aumentar las vacantes en la enseñanza infantil y en la enseñanza media.

Para ello, vamos a ayudar decididamente a los municipios para ampliar la oferta de guarderías y de educación preescolar.

En la enseñanza media, además del aumento de la inversión pública, vamos a extender la experiencia victoriosa del PROUNI para la enseñanza intermedia profesional, acelerando la oferta de miles de vacantes para que nuestros jóvenes reciban una formación educativa y profesional de calidad.

Pero solamente existirá enseñanza de calidad si el maestro/profesor y la maestra/profesora fueran tratados como las verdaderas autoridades de la educación, con formación continuada, remuneración adecuada y sólido compromiso de los profesores y de la sociedad con la educación de niños y jóvenes.

Solamente con el avance en la calidad de la enseñanza podremos formar jóvenes preparados, de hecho, para conducirnos hacia la sociedad de la tecnología y del conocimiento.

Queridas brasileñas y queridos brasileños,

La consolidación del Sistema Único de Salud será otra gran prioridad de mi gobierno.

Para ello, voy a acompañar personalmente el desarrollo de ese sector tan esencial para el pueblo brasileño.

El SUS debe tener como meta la solución real del problema que afecta a la persona que recurre a él, con el uso de todos los instrumentos de diagnóstico y tratamiento disponibles, haciendo que los medicamentos sean accesibles a todos, además de fortalecer las políticas de prevención y promoción de la salud.

Voy a utilizar, sí, la fuerza del gobierno federal para acompañar la calidad del servicio prestado y el respeto al usuario.

Vamos a establecer alianzas con el sector privado en el área de salud, asegurando la reciprocidad en oportunidad de la utilización de los servicios del SUS.

La formación y la presencia de profesionales de salud adecuadamente distribuidos en todas las regiones del país será otra meta esencial para el buen funcionamiento del sistema.

Queridas brasileñas y queridos brasileños,

La acción integrada de todos los niveles de gobierno y la participación de la sociedad es el camino para la reducción de la violencia que desconcierta a la sociedad y a las familias brasileñas.

Mi gobierno realizará una labor permanente para garantizar la presencia del Estado en todas las regiones más sensibles a la acción de la delincuencia y de las drogas, en fuerte alianza con Estados y Municipios.

El estado de Río de Janeiro mostró cuán importante es, en la solución de los conflictos, la acción coordinada de las fuerzas de seguridad de los tres niveles de gobierno, incluyendo – cuando necesario – la participación decisiva de las Fuerzas Armadas.

El éxito de esta experiencia nos debe estimular a unir las fuerzas de seguridad en el combate, sin treguas, al crimen organizado, que sofistica día tras día su poder de fuego y sus técnicas para seducir a los jóvenes.

Buscaremos también una mayor capacitación federal en el área de inteligencia y en el control de las fronteras, con uso de modernas tecnologías y capacitación profesional permanente.

Reitero mi compromiso de actuar en el combate a las drogas, en especial al avance del crack (base, pasta básica), que desintegra nuestra juventud y trae infelicidad a las familias.

El Presal es nuestro pasaporte para el futuro, pero sólo lo será plenamente, queridas brasileñas y queridos brasileños, si produce una síntesis equilibrada de avance tecnológico, avance social y cuidado ambiental.

Su propio descubrimiento es el resultado del avance tecnológico brasileño y de una moderna política de inversiones en investigación e innovación. Su desarrollo será factor de valorización de la empresa nacional y sus inversiones serán generadoras de miles de nuevos empleos.

El gran agente de esta política fue y es la Petrobras, símbolo histórico de la soberanía brasileña en la producción energética y del petróleo.

Mi gobierno tendrá la responsabilidad de transformar la enorme riqueza obtenida en el Presal en ahorro a largo plazo, capaz de brindar a las actuales y a las futuras generaciones la mejor parte de esa riqueza, transformada, con el transcurso del tiempo, en inversiones efectivas en la calidad de los servicios públicos, en la reducción de la pobreza y en la valorización del medio ambiente. Recusaremos el gasto realizado con prisa, que reserva a las futuras generaciones tan sólo deudas y desesperanza.

Mis queridos brasileños y brasileñas,

Muchas cosas mejoraron en nuestro país, pero estamos viviendo tan sólo el inicio de una nueva era. El despertar de un nuevo Brasil.

Recurro a un poeta de mi tierra: “Lo que tiene que ser, tiene mucha fuerza (o que tem de ser, tem muita força)”.

Por primera vez Brasil se ve frente a la oportunidad real de convertirse, de ser una nación desarrollada. Una nación con la marca inherente de la cultura y del estilo brasileños – el amor, la generosidad, la creatividad y la tolerancia.

Una nación en la cual la preservación de las reservas naturales y de sus inmensos bosques, asociada a la rica biodiversidad y a la matriz energética más limpia del mundo, permite un proyecto inédito de país desarrollado con fuerte componente ambiental.

El mundo vive en un ritmo cada vez más acelerado de revolución tecnológica. Ella se procesa tanto en el desciframiento de los códigos que desvendan la vida cuanto en la explosión de la comunicación y de la informática.

Hemos avanzado en investigación y en tecnología, pero precisamos avanzar mucho más. Mi gobierno apoyará fuertemente el desarrollo científico y tecnológico para el dominio del conocimiento y la innovación como instrumento de productividad.

Pero el camino para una nación desarrollada no está solamente en el campo económico, pura y simplemente. Presupone el avance social y la valorización de la diversidad cultural. La cultura es el alma de un pueblo, esencia de su identidad.

Vamos a invertir en cultura, ampliando la producción y el consumo en todas las regiones de nuestros bienes culturales y expandiendo la exportación de nuestra música, cine y literatura, signos vivos de nuestra presencia en el mundo.

En suma: tenemos que combatir la miseria, que es la forma más trágica de atraso y, al mismo tiempo, avanzar invirtiendo fuertemente en las áreas más modernas y sofisticadas de la invención tecnológica, de la creación intelectual y de la producción artística y cultural.

La justicia social, la moralidad, el conocimiento, la invención y la creatividad deben ser, más que nunca, conceptos vivos en el quehacer diario de la nación.

Queridos brasileños y queridas brasileñas,

Considero una misión sagrada de Brasil la de mostrar al mundo que es posible para un país crecer aceleradamente, sin destruir al medio ambiente.

Somos y seremos los campeones mundiales de energía limpia, un país que siempre sabrá crecer de forma saludable y equilibrada.

El etanol y las fuentes de energía hídricas tendrán gran incentivo, así como las fuentes alternativas, la biomasa, la eólica y la solar. Brasil también continuará dando prioridad a la preservación de las reservas naturales y de las florestas.

Nuestra política ambiental favorecerá nuestra acción en los foros multilaterales. Pero Brasil no condicionará su acción ambiental al éxito y al cumplimiento, por parte de terceros, de acuerdos internacionales.

Defender el equilibrio ambiental del planeta es uno de nuestros compromisos nacionales más universales.

Mis queridos brasileños y brasileñas,

Nuestra política externa se basará en los valores clásicos de la tradición diplomática brasileña: promoción de la paz, respeto al principio de no intervención, defensa de los Derechos Humanos y fortalecimiento del multilateralismo.

Mi gobierno continuará involucrado en la lucha contra el hambre y la miseria en el mundo.

Seguiremos profundizando las relaciones con nuestros vecinos suramericanos; con nuestros hermanos de América Latina y del Caribe; con nuestros hermanos africanos y con los pueblos de Medio Oriente y de los países asiáticos. Preservaremos y profundizaremos la relación con los Estados Unidos y con la Unión Europea.

Vamos a prestar gran atención a los países emergentes.

Brasil reitera, con vehemencia y firmeza, la decisión de asociar su desarrollo económico, social y político al de nuestro continente.

Podemos transformar nuestra región en componente esencial del mundo multipolar que se anuncia, dando consistencia cada vez mayor al Mercosur y a la UNASUR. Vamos a contribuir para la estabilidad financiera internacional, con una intervención calificada en los foros multilaterales.

Nuestra tradición de defensa de la paz no nos permite ninguna indiferencia frente a la existencia de enormes arsenales atómicos, a la proliferación nuclear, al terrorismo y al crimen organizado transnacional.

Nuestra acción política externa continuará propugnando por la reforma de los organismos de gobernanza mundial, en especial las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad.

Queridas brasileñas y queridos brasileños,

Dije, al comenzar en este discurso, que gobernaré para todos los brasileños y brasileñas. Y voy a hacerlo.

Pero es importante recordar que el destino de un país no se resume a la acción de su gobierno. Es el resultado del trabajo y de la acción transformadora de todos los brasileños y brasileñas. El Brasil del futuro será exactamente del tamaño de aquello que, juntos, hagamos hoy por él. Del tamaño de la participación de todos y de cada uno:

de los movimientos sociales,

de los que trabajan en el campo,

de los profesionales liberales,

de los trabajadores y de los pequeños emprendedores,

de los intelectuales,

de los empleados públicos,

de los empresarios,

de las mujeres,

de los negros, de los indios y de los jóvenes,

de todos aquellos que luchan para superar distintas formas de discriminación.

Quiero estar al lado de los que trabajan por el bien de Brasil en la soledad amazónica, en la sequía nordestina, en la inmensidad de la sabana, en la vastedad de las pampas.

Quiero estar al lado de los que viven en las aglomeraciones metropolitanas, en la vastedad de los bosques; en el interior o en la costa, en las capitales y en las fronteras de Brasil.

Quiero convocar a todos para participar del esfuerzo de transformación de nuestro país.

Respetada la autonomía de los poderes y el principio federativo, quiero contar con el Poder Legislativo y con el Judicial, y con la alianza de gobernadores y alcaldes para continuar desarrollando nuestro País, perfeccionando nuestras instituciones y fortaleciendo nuestra democracia.

Reafirmo mi compromiso no negociable con la garantía plena de las libertades individuales; de la libertad de culto y de religión; de la libertad de prensa y de opinión.

Reafirmo lo que dije durante la campaña, que prefiero el barullo de la prensa libre al silencio de las dictaduras. Quienes, como yo y tantos otros de mi generación, luchamos contra el arbitrio y la censura y la dictadura, somos naturalmente amantes de la más plena democracia y de la defensa intransigente de los derechos humanos, en nuestro País y como bandera sagrada de todos los pueblos.

El ser humano no es solamente realización práctica, sino sueño; no es solamente cautela racional, sino coraje, invención y osadía. Y esos son elementos fundamentales para la afirmación colectiva de nuestra nación.

Quien les habla y mi vicepresidente Michel Temer fuimos elegidos por una amplia coalición partidaria. Estamos construyendo con ellos un gobierno donde capacidad profesional, liderazgo y la disposición de servir al país serán los criterios fundamentales.

Una vez más extiendo mi mano a los partidos de oposición y a los sectores de la sociedad que no estuvieron con nosotros en la reciente jornada electoral. No habrá de mi parte ni de mi gobierno, discriminación, privilegios o compadraje.

A partir de este momento soy la presidenta de todos los brasileños, bajo la égida de los valores republicanos.

Seré rígida en la defensa del interés público. No habrá compromiso con el desvío y lo mal hecho. La corrupción será combatida permanentemente, y los órganos de control e investigación tendrán todo mi respaldo para actuar con firmeza y autonomía.

Queridas brasileñas y queridos brasileños,

Llegamos al final de este extenso discurso.

Quería decirles que dediqué toda mi vida a la causa de Brasil. Entregué mi juventud, como muchos aquí presentes, al sueño de un país justo y democrático. Soporté las adversidades más extremas infligidas a todos los que osamos enfrentar a la arbitrariedad. No tengo ningún arrepentimiento, tampoco resentimiento o rencor.

Muchos de mi generación, que cayeron en el camino, no pueden compartir la alegría de este momento. Comparto con ellos esta conquista, y les rindo mi homenaje.

Ésta, a veces dura jornada, me hizo valorizar y amar mucho más la vida y me dio, sobre todo, coraje para enfrentar desafíos aún mayores. Recurro una vez más al poeta de mi tierra:

“O correr da vida (diz ele) embrulha tudo. A vida é assim: esquenta e esfria, aperta e daí afrouxa, sossega e depois desinquieta. O que ela quer da gente é coragem”. “El pasar de la vida (dice) lo envuelve todo. La vida es así: calienta y enfría, aprieta y entonces afloja, sosiega y después inquieta. Lo que ella desea de nosotros es coraje”

Y es con este coraje que voy a gobernar el Brasil.

Pero mujer no es solamente coraje. Es cariño también.

Cariño que dedico a mi hija y a mi nieto. Cariño con el cual abrazo a mi madre, que me acompaña y me bendice.

Es con este inmenso cariño que quiero cuidar de mi pueblo, y a él dedicarle los próximos años de mi vida.

¡Que Dios bendiga al Brasil!

¡Que Dios nos bendiga a todos!

¡Que tengamos Paz en el mundo!