Autor: Álvaro Cepeda Neri *
Sección: Defensor del periodista

6 MARZO 2011

Empero, es importante sumarse al reconocimiento de la Universidad Nacional Autónoma de México al periodista Rogelio Naranjo, ya que éste y todos los caricaturistas representan una de las cumbres del trabajo en los medios de comunicación impresos, que ejercen las libertades de prensa como contrapoder. Y la “maestría del dibujante” Naranjo, como firma sus creaciones del bestiario político, logra caricaturas magistrales… “Esta maestría, como hemos visto, es lo que hizo posible el perfecto maridaje entre el dibujo de viñeta y el retratismo de caricatura, la fusión de símbolo y parecido en una fantasía de sueño” (Ernest H Gombrich, “El arsenal del caricaturista”, en su libro de ensayos Meditaciones sobre un caballo de juguete, Seix Barral).

Naranjo es parte fundamental de la caricatura. En sus dibujos vive la crítica democrática y republicana que nos ofrece la recreación del caricaturizado con toda su carga irónica, verídica y certera, para admirar al periodista que ha ido dejando su vista, para que sus lectores tengamos el punto de partida para seguir cuestionando al personaje aludido. El caricaturista, como el maestro Rogelio Naranjo, es un artista, un combatiente por las libertades, un sicólogo de la política… “La caricatura, en su mejor momento, dio (y da a Naranjo) los medios para convertir una ecuación intelectual en una fusión visual, concediendo al dibujante político una de las más eficaces armas de su arsenal”.

La serie de columnas que le dedicó Miguel Ángel Granados Chapa (en el tabloide Metro, del 8 al 12 de noviembre de 2010) son una magnífica exploración de su obra, particularmente de 1968 (parteaguas histórico del autoritarismo presidencial que no acaba de terminar). “En 1968, empecé mi trabajo político”, le dijo a la reportera María Rivera (La Jornada, 20 de mayo de 1998). Y la más reciente entrevista de José David Cano nos actualiza el pretérito y presente de este gran periodista (El Financiero, 8 de noviembre de 2010). Nada como repasar Los presidentes en su tinta, con el retrato caricatura de Naranjo en la portada, para ver, con los ojos de la cara y del conocimiento, a esos expresidentes (y el que nunca lo fue: Colosio) como ídolos de barro a los que el periodista criticó con su humor… “El que riamos o no, dependerá de la gravedad del asunto” (Gombrich dixit).

¡Qué caricatura aquélla: sobre una tumba sentados Córdoba y Salinas, vivos de risa a carcajadas, donde el francés dice “frío, tibio, tibio, frío” y el actual apoyador de Peña Nieto, con su pelonera, contesta “frío, frío, helado”. Su trabajo de casi 50 años es el registro puntual de nuestros malos gobernantes que no merecen otra cosa que la ridiculización de sus efímeras figuras para ingresar al bestiario político. Y con ello ha contribuido a enriquecer nuestra aún elemental democracia y afianzar las libertades constitucionales, ejerciéndolas hasta sus últimas consecuencias. Sus caricaturas son la más acabada expresión del periodismo como contrapoder… contra el poder político y sus abusos, contra el poder económico y su explotación y contrapoder en todas direcciones.

A este maestro de los trazos que crean magistrales caricaturas debemos que el periodismo en general sea más crítico, más veraz y más defensor del pueblo, estampando en su trabajo los reclamos populares contra las oligarquías y plutocracias que son el blanco del dibujo político por lo convincente de sus caricaturas.

*Periodista

Fuente: Contralínea 223 / 06 de marzo de 2011