En pocas semanas más, al margen de cualquiera que sea el resultado de la justa que define el país el 5 de junio, el actual reo Alberto Kenya Fujimori Fujimori y gracias a un hábeas corpus nuevo, con un juez bien escogido, podría estar caminando por cualquier calle de Lima o del país ¡como si el inmenso cúmulo de robos, estafas y crímenes de que fue instigador y protagonista, no hubiera ocurrido y Perú no fuera el potrero que dilapidaron él y su socio Montesinos! ¡Aunque usted no lo crea y así de simple!

La algazara pintoresca, la protesta bullanguera o la manifiesta orfandad movilizadora de los partidos políticos, no podrá impedir lo que con juicio valiente cuanto que jurídico ha admonizado el notable penalista Guillermo Olivera Díaz en su artículo: Hábeas Corpus pro libertad de Alberto Fujimori ataca lesa humanidad http://www.voltairenet.org/article170000.html. Una vez más, la realidad es más pétrea y rotunda que la grita ensordecedora de fanáticos que entienden a medias, actúan por consigna y bajo la premisa que es posible inventar “soluciones” políticamente correctas pero que no se condicen con el juego ajedrecístico y científico que es la liza jurídica.

Consulté con el doctor Olivera, en la presunción válida y humana que mi entendimiento de su artículo hubiera sido inexacto y que mi sospecha de lo que estaba diciendo no fuese apropiado y le hice el siguiente cuestionario:

1) ¿En qué se basa para sostener que cualquier juez dictaría la libertad del reo Fujimori?

Cualquier juez podría declarar fundado un hábeas corpus como el que se avecina, en razón de que sus fundamentos son atendibles, por no decir sólidos. Las sentencias tienen que ser el lógico correlato de los pasos procesales previos. En el presente caso no lo ha sido.

Además, quien plantea un hábeas corpus espera que esté de turno un juez cercano o conocido por su orientación.

Finalmente, el Presidente de la Corte Superior de Justicia de Lima, tiene facultades para cambiar jueces, remueve a uno por “verde” y pone a otro abordable, previamente escogido y arreglado.

2) Si el tema de lesa humanidad no figuró, tal como demuestra usted en su escrito ¿cómo es que no previeron que ése podía ser el lado fuerte de la defensa de Fujimori?

La propia sentencia que considera a los delitos de homicidio calificado y lesiones graves como de lesa humanidad, desnuda sus flaquezas al afirmar que no existe legislación peruana interna que los haya desarrollado siguiendo la tónica internacional.

El momento del fallo era la única oportunidad de incluir a la noción de lesa humanidad que van a cuestionar, pues no había sido materia de ninguno de los actos procesales previos. Nadie había aludido el concepto.

Apareció como un candado puesto a deshora pese a que fuere vulnerable.

César San Martín tendría que contestar esta pregunta, ¿por qué lo contempló a último momento? ¿severidad o táctica larvada?

3) ¿Quiere decir que en pocos días más tendríamos a Fujimori libre y contento sin la participación, si gana, de Keiko?

Una de las hipótesis que manejan es tan pronto como el mes siguiente: JUNIO 2011, antes que se vaya Alan García, quien junto a Keiko no se verían comprometidos por el tremebundo sesgo.

4) ¿No es un insulto a los derechos humanos, la posibilidad y certidumbre de este hecho monstruoso de la libertad de un delincuente?

Claro que resulta insultante una libertad como esa, aunque para sus mentores y protagonistas los derechos humanos son vistos como "cojudez", con Cipriani a la cabeza.

Empero, son las tremendas fallas procesales que están considerando las que permiten este viraje.

La corrupción también se vale de las leyes y tienen muchas por citar en su pretensión.
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El país espera con paciente y vigilante expectativa cuál será el comportamiento del Tribunal Constitucional que debe estar acorde con los altos principios democráticos rectores de la sanidad política y jurídica que Perú aguarda de sus magistrados. Regalar pasaportes inmerecidos a la libertad a quien nos introdujo en el universo de la infamia, del robo, del cohecho, del crimen y de la estafa política probablemente alegre no poco a sus cómplices, taifa de miserables y cacos, pero el daño hacia la nación será de magnitudes cataclísmicas. ¿Hombres o ratones en la cosa pública? He allí un dilema muy válido en el Perú de nuestros días.

Cada quien tiene su respuesta.