La acusación de violaciones masivas, aunque a veces es cierta, es también un recurso clásico de la propaganda de guerra.
Los servicios de la OTAN acaban de fabricar cuidadosamente una mentira de ese tipo contra el coronel Kadhafu. Veamos un breve repaso de su cronología:

 El 29 de marzo de 2011, la joven Imam al-Obeidi, de 29 años, penetra en el lobby del hotel Rixos, en Trípoli, donde se alojan numerosos periodistas occidentales. La joven dice entonces haber sido arrestada 2 días antes en un punto de control y haber sido posteriormente secuestrada y violada por 15 partidarios de Kadhafi. Muestra sus lesiones a los periodistas del New York Times y de la agencia británica Reuters y los servicios de seguridad acaban por sacarla del lugar. La joven se convierte rápidamente en una celebridad y concede varias entrevistas a la prensa occidental. Finalmente, sale de Libia el 5 de mayo, a través de Túnez y con ayuda de los servicios secretos franceses, y viaja primeramente a Qatar, antes de obtener el asilo político en Estados Unidos gracias a la intervención de la secretaria de Estado Hillary Clinton.

 La abogada Salwa Fawzi El-Deghali, convertida en ministra de los Derechos de la Mujer del Consejo Nacional de Transición, afirma haber enviado –por vía postal– miles de cuestionarios a las mujeres de la región de Cirenaica y haber recibido 259 testimonios de violaciones.

 El 28 de abril, en una reunión a puertas cerradas del Consejo de Seguridad de la ONU, la embajadora estadounidense Susan Rice acusa al coronel Kadhafi de haber distribuido viagra entre sus soldados para que violaran masivamente a las mujeres de los rebeldes.

 En conferencia de prensa organizada el 8 de junio en la sede de la ONU, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI por sus siglas), Luis Moreno Ocampo indica que «un nuevo cargo acusatorio pudiera basarse en el uso de las violaciones en serie para tratar de contener las manifestaciones. Esas violaciones pudieran contarse por centenares, precisó [el fiscal]. La investigación debería determinar si esas violaciones habían sido ordenadas o no por el propio Muammar el-Kadhafi, como han indicado algunas informaciones. El fiscal mencionó también informaciones que pudieran mostrar que el poder libio distribuyó a los soldados estimulantes sexuales del tipo viagra», reporta el departamento de información de la ONU.

Sin embargo, el profesor Mahmud Cherif Bassiuni, jefe de la Comisión investigadora de la ONU sobre Libia (no del Tribunal), pone en duda las acusaciones del fiscal. Recuerda el profesor que su Comisión tuvo conocimiento de aquellas alegaciones durante su misión en Benghazi. Y también recuerda que cuando solicitó a la abogada Salwa Fawzi El-Deghali que le proporcionara copia del cuestionario y de las 259 respuestas supuestamente recibidas, nunca logró obtenerlas. Subraya además que la versión expuesta resulta increíble ya que desde el principio de la insurrección ningún servicio postal está funcionando en Libia.