• La prensa alemana anuncia la expulsión de 4 diplomáticos sirios acreditados en la República Federal. Se les acusa de haber montado un dispositivo de vigilancia contra los opositores sirios refugiados en Alemania.

• El Tagesspiegel ridiculiza las iniciativas diplomáticas tendientes a evadir el doble veto, señalando que la acción se ha desplazado del campo de batalla a las líneas… telefónicas.

• En un artículo firmado por Guido Olimpio, el Corriere della Sera confirma desde Washington lo que los lectores de la Red Voltaire ya saben desde hace 2 meses: el Ejército Sirio Libre se compone mayoritariamente de elementos armados extranjeros, sobre todo libios. Cuenta además con el apoyo de las «Fuerzas Especiales de Qatar, de Arabia Saudita y de los occidentales» (esta enumeración evita mencionar a Turquía, que acaba de retirarse del dispositivo como resultado de la firma con Siria e Irán de un protocolo secreto, durante la visita del ministro ruso de Relaciones Exteriores Serguei Lavrov).

• Javier Espinosa observa en el diario español El Mundo que el conflicto religioso no es entre la mayoría sunnita y la minoría alauita. En efecto, la mayor parte de los sunnitas apoyan al presidente al-Assad. En realidad, el conflicto religioso está teniendo lugar en el seno de la comunidad sunnita. El gran muftí Ahmad Hasun respalda al gobierno en nombre de la unidad nacional mientras que, desde Arabia Saudita, el jeque Adnan al-Arur está llamando a desatar la yihad. Como consecuencia, los rebeldes asesinaron al hijo del gran muftí.

• En el diario español ABC, José de Areilza deplora la actitud de la baronesa Ashton. La Alta Representante de la Unión Europea no ha sido capaz de establecer un punto de vista común de los europeos sobre la cuestión siria. Una vez más, la Unión Europea no sirve para nada.
El reproche tiene una base real, pero resulta excesivo en la medida en que Catherine Ashton desempeñó un papel protagónico en el apoyo de Brasil, la India y Sudáfrica al proyecto de resolución que Marruecos presentó al Consejo de Seguridad de la ONU.
La baronesa Ashton se enfrenta además a la competencia entre Nicolas Sarkozy y David Cameron. Ambos reclaman, cada uno por su cuenta, el proyecto de una conferencia que reúna un grupo de contacto sobre Siria, aunque en realidad se trata de una idea que les sopló la secretaria de Estado US Hillary Clinton.

• El Daily Telegraph pone a prueba un posible cortafuego para las revelaciones que señalan la presencia de instructores extranjeros en el Ejército Libre Sirio al afirmar que los iraníes están haciendo lo mismo con el ejército nacional sirio.
En realidad, como consecuencia de la abrogación del estado de urgencia y del reconocimiento del derecho a organizar manifestaciones, Siria está creando un cuerpo de policía destinado a garantizar la seguridad de las manifestaciones, para lo cual ha tenido que adquirir equipamiento policial. Debido al embargo, se ha visto obligada ha adquirir ese equipamiento en Irán, lo cual nada tiene que ver con instructores militares.

• El Globe and Mail estudia 4 opciones: 1) cruzarse de brazos y esperar, 2) crear enclaves humanitarios y ejercer presiones diplomáticas, 3) reconocer a la oposición y proporcionarle armas, 4) desencadenar la guerra sin mandato de la ONU. El diario concluye que lo mejor es no hacer nada y esperar que el régimen no cometa una gran masacre.

• En el Washington Times, Jackson Diehl apoya la proposición de los senadores estadounidenses John McCain, Lindsey Graham y Joseph Lieberman a favor de armar a la oposición siria. Por el contrario, el editorialista del Los Ángeles Times estima que esa opción sólo llevaría a la catástrofe y se pronuncia a favor de la diplomacia.

• El profesor Marwan Kabalan señala en el Gulf News que el cambio en la correlación mundial de fuerzas conduce a un realineamiento regional. Todo depende de que mejoren las relaciones entre Irak y Siria.

• El Moscow Times estima que, para Rusia, una partida de Bachar al-Assad sólo tendría consecuencias adversas.

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