Nueva York, Estados Unidos. Con 260 millones de dólares menos en su presupuesto para 2012-2013, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se prepara para aplicar medidas de austeridad, entre las que se prevén despidos, congelación de salarios, disminución de viajes oficiales y una drástica merma en la impresión de documentos.

La Comisión Internacional de Servicio Civil (ICSC, por su sigla en inglés) se reunirá dos semanas, a partir del 27 de febrero próximo, para analizar la estructura de salarios del personal de la ONU y evaluar si los congela o los recorta, dado el menor presupuesto asignado para el próximo bienio.

La ICSC es un órgano de 15 integrantes encargado de regular las condiciones laborales del personal de la ONU (unas 44 mil personas en el mundo).

Tras una sesión maratónica en diciembre de 2011, el Comité de Administración y Presupuesto (conocido como el Quinto Comité) recomendó un presupuesto de 5 mil 150 millones de dólares para 2012-2013, menos que los 5 mil 410 millones de dólares del bienio anterior.

Un prolongado debate entre las naciones occidentales, encabezadas por Estados Unidos, y el Grupo de los 77 países en desarrollo dejó por lo menos dos asuntos sin resolver: ¿hay que realizar un recorte generalizado en el presupuesto para responsables de proyectos? ¿Deben de eliminarse o suspenderse los aumentos anuales automáticos al personal?

Ambas propuestas obedecen a la crisis económica y financiera mundial que, tarde o temprano, repercutirá en los fondos del foro mundial y, en especial, en la miríada de agencias que dependen de las contribuciones voluntarias, principalmente de Estados Unidos y otras naciones occidentales ricas.

Al dirigirse a la Asamblea General de la ONU tras la adopción del nuevo presupuesto, a finales de diciembre de 2011, el secretario general, Ban Ki-moon, indicó: “Estoy aquí para agradecerles que consolidaran conmigo el pacto para lograr lo máximo con nuestros recursos y seguir cumpliendo con cada uno de los importantes mandatos globales confiados a las Naciones Unidas”, y añadió que “son tiempos de austeridad financiera”.

Barbara Tavora-Jainchill, presidenta del Sindicato del Personal de la ONU en Nueva York, indicó a Inter Press Service que “por suerte no se aprobaron” algunas de las propuestas consideradas por el Quinto Comité.

En una carta enviada la semana pasada al personal, Tavora-Jainchill solicitó un esfuerzo colectivo para mantenerse unidos contra cualquier iniciativa de castigarlos.

“Gracias por su compromiso y duro trabajo”, expresó al personal en la Secretaría; “Entendemos que el borrador aprobado por el Quinto Comité no disminuye nuestro salario y no nos quita el ajuste por lugar de destino ganado hace unos meses”.

Además, no hay indicios de cargos eliminados en la sede de Nueva York.

También subrayó que “dado que esto es muy difícil de leer en los documentos, seguiremos el asunto de cerca y, de saber que [si] cambia la situación, actuaremos de inmediato. No hubiéramos logrado este resultado de no ser por nuestro esfuerzo colectivo. El efecto de este sencillo acto fue increíble, pues pudimos mostrar a los integrantes que existimos, que no somos títeres, que trabajamos seriamente y a veces damos demasiado a la organización, incluso nuestras vidas y merecemos respeto”.

La lucha continuará este año, y en la próxima sesión de la Asamblea General se discutirán varios asuntos importantes en materia de recursos humanos, incluida la movilidad del personal de Nueva York a oficinas regionales.

En una carta enviada a altos funcionarios en abril de 2011, el secretario general insinuó recortes rigurosos; suspender viajes oficiales y realizar más videoconferencias, recortar o interrumpir consultorías, disminuir los informes impresos y reemplazarlos por documentos electrónicos, así como una reducción general del pago de horas extras.

Además indicó que quería revisar el uso de las bibliotecas en toda la organización, quizá previendo recortes, o eliminación de estos servicios y el cobro de otros que ofrece la Secretaría a varios fondos y programas del sistema de la ONU.

El embajador Joseph M Torsella, representante de Estados Unidos en la ONU para Gestión y Reforma, indicó al Quinto Comité que el secretario general dio un primer paso al pedir a las autoridades del foro mundial disminuir los gastos.

“Lo aplaudimos por tratar de poner fin a la tendencia de los últimos 10 años de aumentar el presupuesto y por no decirle a su organización, con valor, lo que quiere escuchar sino lo que necesita escuchar, no son tiempos normales.

“Vemos innovación, el Departamento de Información Pública propone gastar 5 millones de dólares menos que en el periodo 2010-2011, al usar las tecnologías modernas, recurrir más al internet y a [los] medios sociales para publicar informes y ofrecer herramientas de gestión en línea”.

También señaló que desde 2009 el Departamento de la Asamblea General y de Gestión de Conferencias (DGACM, por su sigla en inglés) disminuyó en 65 por ciento la cantidad de páginas impresas por la ONU.

“Eso quiere decir que el DGACM ahorró al año 49 veces la altura del edificio de la Secretaría en papeles”, indicó Torsella.

En relación al presupuesto de 5 mil 150 millones de dólares para 2012-2013, una declaración de la misión de Estados Unidos ante la ONU señaló que es la primera vez en 14 años, y la segunda en 50, que la Asamblea General aprueba un presupuesto inferior al del bienio anterior.

El presupuesto actual representa un ahorro de 100 millones de dólares para los contribuyentes estadunidenses, indicó Torsella, si se calcula la diferencia entre el monto aprobado la semana pasada y el que podría haberse aceptado de acuerdo con los aumentos históricos.

Estados Unidos es el mayor contribuyente de la ONU con 22 por ciento del presupuesto general.

Fuente: Revista Contralínea 267 / 15 enero de 2012