Previo a la firma del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés) para el libre comercio entre 11 países, el gobierno federal mexicano se ha comprometido ante Estados Unidos a abrir la industria petrolera a la inversión privada extranjera y a admitir medidas fitosanitarias laxas para las importaciones agrícolas de ese país, en especial de la papa fresca, revelan documentos del Congreso estadunidense.

Los compromisos se empezaron a pactar a fines de 2011 y principios de 2012 por funcionarios de primer nivel de los gobiernos de Felipe Calderón Hinojosa y Barack Obama. Entre los servidores públicos mexicanos destacan los aún secretarios Bruno Ferrari (Economía), Jordy Herrera (Energía), Francisco Mayorga (Agricultura) y Patricia Espinosa (Relaciones Exteriores).

Así, en el marco de las negociaciones y a días de terminar su sexenio, el panista Calderón Hinojosa ha permitido que las importaciones de papa fresca se extiendan a todo el país, que hasta este año habían sido prohibidas por las plagas y enfermedades asociadas a ese producto estadunidense. Respecto de las inversiones extranjeras en la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex), es Enrique Peña Nieto quien se ha comprometido a permitirlas una vez que asuma la Presidencia de la República.

Del documento The Trans-Pacific Partnership negotiations and issues for Congress, fechado el 5 de septiembre de 2012, se desprende que Estados Unidos solicitó tanto la apertura de Pemex como la eliminación de las prohibiciones fitosanitarias para productos agrícolas a cambio de permitirle negociar su inclusión en el TPP. Parte de las presiones a las que cedió la administración federal calderonista en el caso agrícola también se revelan en cartas de congresistas y en declaraciones del secretario de agricultura estadunidense.

Para el país vecino, ambos sectores representan multimillonarios negocios hasta ahora vedados: Pemex es considerado el séptimo mayor productor de crudo en el mundo y su renta petrolera, tan sólo en el tercer trimestre de 2012, ascendió a 23 mil 892 millones de pesos. El mercado de la papa fresca tampoco es menor: el Congreso de Estados Unidos estima que al ingresar masivamente a México, sus productores tendrán utilidades anuales por 150 millones de dólares (unos 1 mil 950 millones de pesos, a un tipo de cambio de 13 pesos por dólar).

El mercado de la papa fresca

Hasta antes de las negociaciones del TPP, la papa fresca de Estados Unidos era uno de los últimos productos agrícolas que enfrentaban severas restricciones para su importación, no de tipo arancelario, sino fitosanitario. Aunque las presiones de Washington para la apertura de la frontera a este producto datan de 1994, cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, éstas se recrudecieron desde que el Partido Acción Nacional asumió la Presidencia, hace más de una década.

Las restricciones a este producto se debían a que “las autoridades de [la] Sagarpa [Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación] han determinado numerosas plagas cuarentenarias asociadas al tubérculo de papa, entre las que se incluyen 24 virus, cinco fitoplasmas, tres bacterias, siete hongos, nueve nematodos y 15 insectos de riesgo alto, con consecuencias severas”, indica el Balance de costos y beneficios de la importación de papa fresca procedente de Estados Unidos, elaborado en octubre pasado por la consultora GEA.

Fechadas en 2012, informaciones oficiales de la propia Sagarpa –que encabeza Francisco Mayorga– documentan científicamente que las papas frescas de origen estadunidense sí están contaminadas. Entre los peligros fitosanitarios detectados en esos productos se encuentran el pomovirus (no presente en México) y el potyvirus (que sí hay presencia en dos localidades mexicanas con plantaciones comerciales, por presunta contaminación proveniente de semillas canadienses, según la autoridad).

Los documentos elaborados por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) indican que en el primer caso “se ha reportado que la infección en papa puede ocasionar una disminución del rendimiento; el efecto más serio se ha reportado en Europa, y ha sido sobre la calidad del cultivo, particularmente en variedades que son ampliamente usadas para procesamiento”.

En el segundo caso señala que “es uno de los virus de papa más dañinos. [Las] pérdidas debidas a la reducción de la calidad y el rendimiento pueden ser catastróficas, con reducciones del rendimiento del 10 al 80 por ciento. La infección comúnmente lleva a reducciones significativas en la rentabilidad del cultivo de papa”.

La contaminación que podrían causar en México las plagas asociadas a la papa fresca importada de Estados Unidos provocaría pérdidas de hasta 100 mil millones de pesos, calcula la Confederación Nacional de Productores de Papa (Conpapa), donde se agrupan los principales agroempresarios afectados por la nueva medida.

Al respecto, el reporte de la consultora GEA, elaborado a petición de la Conpapa, refiere que “el costo directo (pérdida de producción más costo de remediación) asociado a la pérdida potencial de otros cultivos ascendería en el caso de menor impacto relativo a 11.9 mil millones de pesos, y en el caso catastrófico a 89.8 mil millones”.

Bruno Ferrari, secretario de Economía del gobierno calderonista, es quien “cambió la entrada de papa fresca por una silla en el Acuerdo [de Asociación] Transpacífico y está entregando este sector. Ése es el problema que tenemos”, dice en entrevista con Contralínea el empresario Bosco de la Vega, coordinador de Negociaciones de la Conpapa.

—¿Cuántos productores estarían en riesgo y qué cantidad de tierras?

—De [producción de] papa estamos hablando de 55 mil hectáreas. Somos 8 mil 700 productores en 22 estados del país. Pero, ojo, en el caso de que impacte a toda la cadena [productiva], estamos hablando de daños por 100 mil millones de pesos.

El ingeniero Bosco de la Vega explica que esas plagas también pueden afectar la producción de tomate, chile, berenjena y tabaco. “Si entra la papa a todo el país, vienen los problemas asociados. Por eso Estados Unidos no la acepta [la importación de papa fresca] desde 1938. Es decir que no acepta el riesgo [fitosanitario], pero sí quiere mandarlo [aquí]”.

—¿México está en condiciones de revertir esta situación?

—El acuerdo es político, [por tanto] es lógico que sí está en condiciones [de revertirlo]. Todavía no lo publica en el Diario oficial [de la federación]; tenemos los acuerdos, necesitamos que se respeten, nada más. Y si firmaron algo en lo oscuro y lo tienen guardado por 12 años, pues a ver cómo lo solucionan.

Al referirse a los acuerdos que se deben cumplir, De la Vega muestra la copia de una minuta, en papel membretado de la Secretaría de Economía, identificada como “Reunión con la Confederación Nacional de Productores de papa”, con fecha del 1 de marzo de 2012. En ella se apunta que a la reunión habrían asistido por esa Secretaría, Bruno Ferrari, Lorenza Martínez Trigueros, y Oliver Flores Parra Bravo; mientras que por el Senasica, su titular, Javier Trujillo Arriaga.

Durante la reunión, y a nombre del gobierno federal, los servidores públicos se habrían comprometido ante los agroempresarios mexicanos a no negociar la fitosanidad, a no a ceder a presiones políticas ni a intercambio de sectores; también, a comunicar a la Conpapa cualquier solicitud de los representantes del condado de Colorado al presidente Calderón para abrir la frontera a dicho tubérculo.

Acerca de lo que los funcionarios habrían firmado al margen de la sociedad, Bosco de la Vega indica que se trata de una carta de intención respecto de la importación al territorio mexicano de papa fresca estadunidense, firmada por la Sagarpa y la Secretaría de Economía, así como por el Departamento de Agricultura y la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos, misma que la dependencia a cargo de Ferrari ha reservado por 12 años para no “dañar la relación bilateral”.

—¿Qué resguardan en ese documento?

—Tenemos la certeza de que ahí dice que la condición para negociar el TPP era negociar la papa. Eso es lo que dice.

Empresarios y políticos estadunidenses también han coincidido en que el tema de la papa fresca es de carácter político. El informe Idaho, agriculture trade issues report 2012, detalla que a inicios de este año la industria de ese país confiaba en la pronta exportación de sus productos, conseguida gracias a las gestiones políticas de sus autoridades.

Descubre, además, las negociaciones en las que habría participado directamente el secretario Mayorga Castañeda. Éste se reunió en diciembre de 2011 y en enero de 2012 con su homólogo estadunidense, Tom Vilsack, para tratar los temas del TPP y de la papa fresca.

A pesar de estas evidencias, el 22 de octubre de 2012 el secretario Ferrari dijo que “es falso que se haya formalizado un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos que implique un daño a los productores de papa mexicanos, a la industria o al sector agropecuario nacional, y mucho menos que comprometa la salud fitosanitaria del país”.

El servidor público “rechazó de manera tajante y categórica la afirmación de quienes aseguran que se ha negociado el libre acceso de papa proveniente de Estados Unidos como parte de la incorporación de México a las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico”, indica el comunicado conjunto 572/ 12 de la Secretaría de Economía y la Sagarpa.

Sin embargo, eas declaraciones se dieron en el marco de la liberación del Proyecto del Acuerdo por el que se Establecen las Medidas de Mitigación de Riesgo para Importación de Tubérculo de Papa a los Estados Unidos Mexicanos, el primer paso para la importación masiva de ese producto.

Al respecto, Bosco de la Vega dice: “Nunca un funcionario de ese nivel nos había tratado así”.

—¿Han pedido reunirse con el presidente o con el secretario de Economía nuevamente?

—El señor [Ferrari] nos acusa de proteccionistas, de que mentimos. Desde 1991 estamos organizados como Confederación, y hemos tratado a secretarios panistas, priístas y ninguno había mentido como lo está haciendo él. Es un caso grave de comportamiento profesional. Entonces, con alguien que miente, que dice que no existe [el acuerdo de la minuta] no puedes sentarte [a dialogar].

El Acuerdo de Asociación Transpacífico es un proyecto regional de libre comercio negociado entre Estados Unidos, Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, refiere el análisis The Trans-Pacific Partnership negotiations and issues for Congress, elaborado por el servicio de investigación del Congreso estadunidense.

Las cartas de los congresistas

Antes de que Barack Obama invitara a Calderón Hinojosa a negociar en junio pasado la entrada de México al TPP (integración que aún no se concreta), congresistas de Estados Unidos hicieron pública parte de la agenda que se discutía en torno al nuevo tratado de libre comercio.

Cartas enviadas al secretario de Agricultura, Tom Vilsack, y al representante Comercial de Estados Unidos en México, Ron Kirk, refieren que éstos son los funcionarios que se encargaron de apremiar a las autoridades mexicanas de Economía y Agricultura a permitir el libre acceso de la papa fresca.

El 24 de mayo de 2012, dos meses antes de que México fuera formalmente considerado para entrar al TPP, los senadores demócratas Maria Cantwell, Patty Murray, Ron Wyden, Jeff Merkley, Mark Udall, Michael Bennet, Herb Kohl, y los republicanos Mike Crapo y Jim Risch enviaron una misiva al secretario y al embajador para abordar el tema.

En ésta se lee: “Como es de su conocimiento, hemos favorecido los esfuerzos para obtener acceso a todo México para las papas de Estados Unidos. A pesar de esto, ese país ha dejado de cumplir los requisitos del acuerdo firmado en 2003, que estableció un camino claro para lograr un mejor acceso de los productos de papa de nuestra nación. Como su potencial entrada en las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico aún se está discutiendo, instamos a los organismos a trabajar con México para resolver los problemas pendientes en el acceso al mercado para las papas frescas estadunidenses”.

El embajador Kirk recibió una segunda carta el 11 de junio pasado. En ella, los congresistas republicanos Scott Tipton, Cathy McMorris Rodgers, Greg Walden, Mike Simpson, Kevin McCarthy, Doug Lamborn, Cory Gardner, Jaime Herrera Beutler, Norm Dicks, Mike Coffman, y los demócratas Rick Larsen, Kurt Schrader, Suzanne Bonamici y Adam Smith le solicitaron “presionar” a México para que desarrolle una política que rija la importación de las papas frescas procedentes de Estados Unidos, basada en la ciencia, en el marco de la solicitud de este país para unirse a las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico.

Fue el pasado 18 de junio, tras concluir la cumbre del Grupo de los 20 (en la ciudad de Los Cabos, Baja California), cuando el presidente Obama invitó a Calderón a incorporarse a las negociaciones del TPP.

Al día siguiente, el secretario de Agricultura, Vilsack, declaró: “México entiende que los países que negocian el acuerdo TPP han establecido altos estándares y objetivos, y que Estados Unidos tiene la intención de unirse a los socios de éste para establecer un acuerdo de alto nivel que incluirá nuevos e importantes compromisos sobre medidas sanitarias y fitosanitarias basadas en la ciencia y en la transparencia”.

El 8 de octubre, el gobierno calderonista consiguió ingresar en calidad de miembro a las gestiones del TPP; y para el 22 de ese mismo mes, se dio la liberación del Proyecto del Acuerdo por el que se Establecen las Medidas de Mitigación de Riesgo para Importación de Tubérculo de Papa a los Estados Unidos Mexicanos.

Incumplimientos de Estados Unidos

Respecto del mercado de la papa fresca, ésta es la segunda vez que el gobierno mexicano cede ante las presiones de Estados Unidos. La primera ocurrió en 2003, cuando se permitió la entrada del tubérculo sólo en la frontera Norte.

Entonces, los gobiernos de Vicente Fox y George W Bush firmaron el Protocolo para la Exportación de Papa Fresca de Estados Unidos a México, en el que se establecen los lineamientos para evitar riesgos fitosanitarios y las especificaciones de su aplicación. De estas últimas, indica que “durante el primer año el acceso al mercado estará limitado al kilómetro 26 de la línea fronteriza. Durante el segundo año se ampliará el acceso a los estados del Norte, como Baja California, Baja California Sur, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas”.

De acuerdo con el Protocolo, si el programa tenía éxito durante el primer y segundo año, “México y Estados Unidos se reunirán en el tercer año para analizar el riesgo de la expansión de este programa al resto del país”.

De lo convenido, hasta 2012 sólo fue posible mantener abierto a estas importaciones hasta el kilómetro 26 de la línea fronteriza. El ingeniero Bosco de la Vega asegura que esto ha sido así porque, desde 2003, “la papa fresca de Estados Unidos ha tenido más de 1 mil incumplimientos, y por eso el gobierno mexicano los ha detenido en la franja fronteriza”.

A pesar de ello, el restringido territorio nacional al que le pueden vender sus tubérculos se ha convertido en el segundo mercado más importante para los productores estadunidenses, detalla el informe Idaho, agriculture trade issues report 2012. Descubre también que la apertura parcial obtenida en 2003 se debió a un intercambio de favores: en aquella época, Estados Unidos permitió la entrada de los aguacates mexicanos, cuyas ganancias para los productores nacionales se calculan en 2 mil millones de dólares, de 2003 a 2012.

El reporte, elaborado por el Idaho Department of Agriculture, indica que para lograr la apertura total nuevamente se requería de una resolución a nivel político entre los dos países.

Aunque Estados Unidos ha asegurado que las prohibiciones fitosanitarias aplicadas por México no tienen sustento científico, en la actualidad, China, Indonesia, Japón, Corea, Filipinas y Taiwán restringen total o parcialmente la entrada del producto estadunidense por los riesgos fitosanitarios que implica.

Con las importaciones de la papa fresca “nosotros fácilmente podemos perder la mitad de nuestra producción por competencia o perder todo por daño fitosanitario. El problema aquí es el daño fitosanitario”, refiere Bosco de la Vega.

Para la elaboración de este trabajo se solicitó entrevista con las secretarías de Agricultura y de Economía. Al cierre de edición, no hubo respuesta.

El Acuerdo Transpacífico según la Secretaría de Economía

Históricamente, los tratados de libre comercio han tenido repercusiones negativas para México, al punto de que en febrero de 2010 el grupo plural de la Cámara de Senadores que evaluaba el impacto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte sobre el sector agrícola concluyó que debían renegociarse condiciones más favorables para este país.

El gobierno federal no sólo omitió renegociar ese Tratado, sino que impulsa nuevos acuerdos de libre comercio, entre ellos el de Asociación Transpacífico. Para la Secretaría de Economía, se trata de “la negociación comercial plurilateral más relevante y ambiciosa a nivel internacional, por la cobertura de productos y disciplinas que incluye, así como por la importancia económica de los miembros participantes. Esta iniciativa busca diseñar un régimen comercial a nivel regional, y tendrá implicaciones a mediano y largo plazo para Asia-Pacífico, e incluso para el resto del mundo”.

En la ficha informativa del Acuerdo, que hizo pública la Secretaría el 12 de junio pasado, se asegura que “si México fuese parte del TPP sería el segundo país más poblado de esta iniciativa, lo cual podría atraer a las empresas de los demás miembros a invertir, para incrementar su demanda de bienes y servicios, así como para mejorar la competitividad de su producción, dada la red de tratados de libre comercio y las iniciativas de integración a mediano y largo plazo con América Latina”.

La orden de Calderón

Por instrucción del presidente Felipe Calderón, en noviembre del año pasado México manifestó su interés por iniciar consultas para formar parte del proceso de negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) durante la Cumbre de Líderes de APEC 2011:

“[México manifiesta su] interés de formar parte de manera decidida en el proceso de negociaciones del TPP. Estamos conscientes de que la iniciativa del TPP está diseñada para lograr altos estándares comerciales, con el propósito de hacer frente a las necesidades del siglo XXI. México emprenderá las acciones que nos permitan atender nuestros retos y alcanzar los planteamientos que persigue esta iniciativa, siempre considerando un marco normativo que atienda las posibles sensibilidades de los sectores productivos nacionales.”

http://archivo.contralinea.info/201...

Fuente
Contralínea (México)