El enviado especial de los secretarios generales de la ONU y de la Liga Árabe, Lakdhar Brahimi, presentó a la Asamblea General de la ONU su informe sobre la situación en Siria, documento en cuyo contenido debe profundizar próximamente ante el Consejo de Seguridad.

En su presentación ante la Asamblea General, Brahimi subrayó que la paz en Siria sólo puede lograrse mediante la aplicación del acuerdo concluido el 30 de junio de 2012 en Ginebra. Brahimi se pronunció:
1- Por la creación de una autoridad de transición que incluya simultáneamente a miembros del gobierno sirio y de la oposición,
2- Por el despliegue de una fuerza de paz de la ONU,
3- Por la realización de elecciones municipales y de una elección presidencial en 2014.

Por otro lado, la Asamblea General de la ONU reconoció a Palestina como Estado observador no miembro, especificando además que el nuevo escaño será ocupado por la OLP, en su calidad de representante del pueblo palestino.

La Asamblea General llamó posteriormente a la convocación de una conferencia de paz, en Moscú, cuyo objetivo sería la búsqueda de un arreglo global de los conflictos israelo-palestino e israelo-sirio. Dicha conferencia se basaría en el mandato de la Conferencia de Madrid (“restitución de territorios a cambio de paz”), en la llamada Hoja de Ruta (“solución de los dos Estados”) y en la iniciativa árabe de paz (“normalización de las relaciones entre los Estados a cambio de una solución justa del problema de los refugiados”). La resolución sobre esta conferencia de paz fue adoptada el 30 de noviembre de 2012, con 193 votos a favor y 6 en contra.

Es evidente que Estados Unidos e Israel, aunque votaron en contra por razones de política interna, invitaron sin embargo a sus aliados a votar a favor de esta última resolución. En otras palabras, existe un consenso a favor de un arreglo global en el Medio Oriente sobre la base de los análisis presentados por James Baker en 1991 y reactivados –infructuosamente– por la administración de Bill Clinton en 1999.