De una población total de 116 millones 900 mil personas, en México sólo 2 millones 34 mil 987, el 1.7 por ciento, está en posibilidades de acceder a lo que establece el mandato del Artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos: que “los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de los hijos”.

Y es que, actualmente, el costo diario de la canasta básica constitucional integral para una familia promedio en México (de 3.5 integrantes) es de 940 pesos, lo que equivale a 15.08 salarios mínimos.

El salario mínimo, 62.33 pesos al día, no alcanza ni siquiera para adquirir la canasta alimentaria recomendable, que incluye 35 productos con los nutrientes mínimos necesarios para una adecuada alimentación y cuyo costo ponderado (de consumo diario) es de 183.59 pesos.

Éstos y otros datos forman parte del Reporte 100. Poder adquisitivo del salario y la precarización del nivel de vida de los trabajadores en México 2012, elaborado por el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Los cálculos del CAM para el sexenio que recién concluyó contrastan con el optimismo mostrado por Felipe Calderón durante los últimos días de su mandato.

A decir de los especialistas, durante el sexenio pasado, que se caracterizó por mantener los aumentos salariales en el orden de entre el 4 y 5 por ciento anual, el poder de compra de los trabajadores registró una caída del 43.1 por ciento. Es decir, mientras el salario mínimo nominal aumentó en 28.06 por ciento, el precio ponderado diario de la canasta alimentaria recomendable se disparó en 125.37 por ciento.

Durante el último año del calderonismo (de enero a agosto de 2012), el precio ponderado de la canasta alimentaria recomendable registró un incremento acumulado de 12.96 por ciento, al pasar de 162.53 a 183.59 pesos. Esto “pulverizó” el salario mínimo, que de 2011 a 2012 sólo creció en 4.2 por ciento, de 59.82 a 62.33 pesos.

Si se toma la tendencia actual en el incremento del salario mínimo, “tendrían que pasar nueve generaciones de mexicanos para que con un salario mínimo cualquier trabajador pudiera adquirir la canasta alimentaria recomendable”, aseguran los economistas. Esto significa que durante 47 años los precios de los productos que comprende la canasta se tendrían que congelar para que, finalmente, en el año 2059 el salario mínimo ascendiera a 184.42 pesos y el precio de la canasta alimentaria recomendable fuera de 183.59 pesos.

Frente a este panorama, las familias en México además de explotar al máximo su ingenio para hacer rendir su escaso dinero han tenido que incorporar a otros de sus miembros al mercado laboral; algunos de ellos incluso han migrado o incursionado en la economía informal.

Para sobrevivir, en 1987 sólo se necesitaba el sueldo de un integrante de la familia; en 2000, los jefes de ésta tenían que optar por tener dos empleos o bien por incorporar a dos de sus miembros al mercado laboral; para 2012, al menos tres personas tienen que aportar al ingreso familiar.

De acuerdo con la encuesta Ingreso-gasto de las familias trabajadoras en México que el CAM levantó, el 46.88 por ciento de la muestra genera un ingreso mensual de 6 mil 656 pesos, es decir, 3.56 salarios mínimos. Esto sólo es posible si tres miembros de la familia trabajan y si juntos cumplen semanalmente 150.67 horas de jornada laboral.

Caída del poder adquisitivo

En 25 años de neoliberalismo, el poder adquisitivo de los trabajadores perdió un 79.11 por ciento. Y es que si bien del 16 de diciembre de 1987 al 19 de agosto de 2012 el salario mínimo de los mexicanos creció en 863.37 por ciento (de 6.47 a 62.33 pesos), el precio de la canasta alimentaria recomendable se incrementó en 6 mil 37.38 por ciento (de 13.43 a 842.25 pesos).

Esto significa, explican los investigadores del CAM, “que con un peso de 1987 ahora sólo se pueden comprar 0.28 centavos”.

Mientras que en el sexenio de Miguel de la Madrid con un salario mínimo alcanzaba para adquirir casi dos canastas, es decir, el 163.8 por ciento de éstas, con Felipe Calderón sólo se pudo acceder al 33.95 por ciento.

“Esto es sólo reflejo del cúmulo de políticas económicas que en el marco del neoliberalismo han rezagado el nivel de ingresos de la clase trabajadora en México”, apuntan los integrantes del CAM.

Refieren, por ejemplo, que en 1982 “el Estado mexicano no titubeó cuando tuvo que decidir entre la inversión de capital y el bienestar de la población. Optó por la primera. Sólo hay que tener un poco de memoria histórica y recordar el Fobaproa [Fondo Bancario de Protección al Ahorro]”. Ahora, la primera vez en la historia del país que el precio del huevo se encuentra por encima del salario mínimo, se pretende, con la reforma laboral, “abaratar más el precio de la fuerza de trabajo y dar mayores ventajas a los grandes capitales mediante la instrumentación del outsourcing (subcontratación), entre otras modalidades antilaborales”.

Fuente
Contralínea (México)