Hubo un canciller alemán que dijo lo siguiente: «La paz no lo es todo, pero sin paz todo es nada». Eso fue hace unos 40 años. Y aunque sigue siendo cierto esa frase no tiene hoy ningún eco en la actual política alemana. Prueba de ello es un editorial del Frankfurter Allgemeine Zeitung publicado el 18 de diciembre de 2012 cuyo contenido ignora nuevamente, y de manera flagrante, lo que los alemanes aprendieron tan amargamente después del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Y uno se pregunta: ¿Cómo es posible que en un país cuya Constitución puso en primer plano la dignidad humana, un país donde el reconocimiento de los derechos humanos y del derecho internacional está inscrito en la Constitución y donde la preparación de una guerra de agresión es considerada ilícita, cómo es posible que en un país como ese un periódico de renombre internacional se queje (!) de que la población de ese mismo país «no se ha acostumbrado todavía a una Bundeswehr [1] cuya misión no se limite a la disuasión sino que debe obligatoriamente ser capaz de matar agresores mediante ataques selectivos en diferentes regiones del mundo»?

Se supone, desde 1949, que Alemania es un Estado de derecho, que incluso decidió abolir la pena de muerte precisamente porque concede la mayor importancia a la dignidad del hombre. Estado de derecho quiere decir que todos tienen derecho a un juicio con todas las de la ley, sea cual sea el crimen que se les impute. Con la creación de la Corte Penal Internacional, la comunidad internacional quiso establecer un órgano jurídico encargado de procesar a los criminales que ocupan funciones gubernamentales, incluso para determinar si las acusaciones –a menudo escandalosas– son verdaderamente justificadas.

Pero, desde que la Bundeswehr es un «ejército de proyección», desde que Alemania se halla por lo tanto constantemente en estado de guerra, todo lo anterior parece carecer de importancia.

En su conocida obra Madre Coraje, Bertolt Brecht enunció con precisión la diferencia entre la guerra y la paz: en tiempo de paz, un asesino se arriesga a recibir la condena más severa; en tiempo de guerra, se le recompensa con medallas.

Pero, ¿cuál es el precio a pagar para una sociedad que vive en ese estado de guerra permanente? ¿Qué podemos encontrar sobre eso al consultar los libros de historia, desde la época de Esparta y pasando por la Alemania nacional socialista hasta los actuales Estados Unidos? Revisión de los valores, pérdida de normas de convivencia, embrutecimiento de la juventud… Al preguntársele si podía justificar la muerte de más de 500 000 niños como resultado de las sanciones económicas contra Irak, la ex secretaria de Estado estadounidense Madeleine Albright respondió que había valido la pena. La señora Albright sigue siendo hoy en día una personalidad que goza de una «reputación». Un ex ministro alemán de Relaciones Exteriores, miembro de un partido antiguamente pacifista, sigue cooperando estrechamente con esa señora.

¿Existe todavía algún tipo de ética en la política alemana? ¿O es que, como en Madre Coraje, se considera que en tiempo de guerra se aplican «otras leyes»? Los profesores de las escuelas alemanas quizás deberían, a pesar de todo, tomar en serio su misión constitucional y abordar en clase artículos como el del Frankfurter Allhemeine Zeitung como un ejemplo de la propaganda de guerra moderna. El objetivo sería que los alumnos de las escuelas alemanas, cuando lleguen a adultos, sean capaces de cambiar la mentalidad de la política alemana. Mientras tanto, son los actuales adultos quienes tienen que ocuparse de eso.

Y para ello no hace falta el concurso de fuerzas sobrenaturales. Con la decadencia del Imperio estadounidense y las radicales transformaciones que ya se han producido en materia de geopolítica, el ambiente y las posibilidades de respirar libremente han mejorado mucho, incluso para los alemanes.

Fuente
Zeit Fragen (Suiza)

[1La Bundeswehr, en español “Defensa Federal”, es el nombre que designa a las fuerzas armadas de la República Federal de Alemania, creadas el 5 de mayo de 1955 en aplicación de los planes de remilitarización de ese país. Nota de la Red Voltaire.