El 17 de agosto de 2012, el ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius declaraba: «Después de escuchar los testimonios estremecedores de estas personas (…) cuando uno oye esto, y estoy consciente de la fuerza de lo que estoy diciendo, Bachar al-Assad no merece estar sobre la tierra.»

Esas palabras, incompatibles con los principios más elementales de la diplomacia, fueron interpretadas en aquel momento como una exhortación al asesinato proveniente de un país, Francia, que eliminó de su legislación la pena de muerte.

Las nuevas órdenes del señor Fabius en materia de comunicación consisten ahora en no mencionar el apellido del presidente de la República Árabe Siria, Bachar al-Assad. En todas sus intervenciones públicas, el ministro francés de Relaciones Exteriores y los voceros de su ministerio lo designan simplemente como «Bachar».