Fachada nueva Hijo del Ahuizote

La Casa del Hijo del Ahuizote, a decir de Diego Flores Magón (bisnieto del periodista Enrique Flores Magón), mantendrá el mismo espíritu de la época de la fotografía: de apertura total e interacción con la comunidad.

“Nunca vamos a cerrar la puerta de abajo; y la mayoría de la gente que pasa –los vendedores, los clientes, los que llevan los licuados– encontrará siempre la puerta abierta. Queremos ser respetuosos de las prácticas locales y armar el museo de la planta baja de tal modo que invite a la gente que lleva un licuado a que, después de que lo entregó, se entere de algo y, con suerte, suba las escaleras, [para] informarse todavía más y hacerse asiduo.”

Explica que en la fotografía de 1903, el autor no pidió al telegrafista ni a los niños que salieran de cuadro. “Quiero tener esa misma actitud. No somos los importantes de la calle. Todos son importantes. Por ejemplo, la acerería que está a unos cuantos pasos y que es tan vieja como El Hijo del Ahuizote”.

Agrega que el archivo revela –más allá del Manifiesto del Partido Liberal de 1906– las penurias de una familia y de un grupo de periodistas “que se la pasaban muy mal y todo el tiempo estaban viendo cómo sobrevivir; entonces, la historia de Enrique Flores Magón no es muy distinta a la del señor de los licuados”.

El principal tributo a los hermanos Flores Magón se abrirá en el centro de la Ciudad de México; pero no en el de las calles remozadas y estatuas de bronce. Es el centro popular: entre la Plaza de Santo Domingo y el barrio de Tepito. Al inicio de la calle de República de Colombia todavía hay quienes se acercan a los transeúntes para ofrecerles, al oído, impresiones de facturas (falsas); conforme se avanza la primera cuadra, se instala el ambiente mitotero del llamado barrio bravo.

En tiempos de El Hijo del Ahuizote la calle era de impresores, pero muy similar al presente: popular, ruidosa y sucia. Entonces se llamaba Cocheras, porque los funcionarios de los palacios del centro remozado estacionaban sus coches en ese lugar. Olía a estiércol de caballo, pastura y lodo.

Aunque Marcelo Ebrard, exjefe de gobierno del Distrito Federal, “inauguró” el espacio vacío el 3 de diciembre pasado, la memoria de los hermanos Flores Magón se mantiene lejos de las ceremonias y los honores de los gobernantes.

No triunfó la Revolución magonista; tampoco la de Emiliano Zapata ni la de Francisco Villa. Los que ganaron –carrancistas, obregonistas, callistas– ya en el poder se referían a los Flores Magón como “la conciencia de la Revolución”, como si aceptaran que la evocación de los hermanos era el recuerdo de la falta de justicia social que los ganadores habían dejado de lado.

En el editorial “La Constitución ha muerto…”, escrito para justificar la fotografía y que fue publicado en la edición del 8 de febrero de 1903 en El Hijo del Ahuizote, Ricardo Flores Magón espeta al pueblo de entonces. Sus palabras sacuden a los lectores de 2013:

“Doloroso nos es causar al pueblo mexicano la merecida afrenta de lanzar esta frase a la publicidad: ‘la Constitución ha muerto…’.

“¿Pero por qué ocultar más la negra realidad?

“¿Para qué ahogar en nuestra garganta, como cobardes cortesanos, el grito de nuestra franca opinión?

“Cuando ha llegado un 5 de febrero más y se encuentra entronizada la maldad y prostituido al ciudadano; cuando la justicia ha sido arrojada de su templo por infames mercaderes y sobre la tumba de la Constitución se alza con cinismo una teocracia inaudita, ¿para qué recibir esta fecha, digna de mejor pueblo, con hipócritas muestras de alegría?

“La Constitución ha muerto, y al enlutar hoy el frontis de nuestras oficinas con esta fatídica [frase], protestamos solemnemente contra los asesinos de ella, [quienes teniendo] como escenario sangriento al pueblo que han vejado, celebran este día con muestras de regocijo y satisfacción.”

Museo

La exposición que se inaugurará el 5 de febrero consta “de tres ejes”, explica Diego Flores Magón: la historia de la fotografía de 1903; el hallazgo del edificio a finales de la década de 1990 y el proceso de recuperación del mismo; y la presentación del proyecto cultural, con sus respectivos programas.

Posteriormente, se incorporarán otras exposiciones: sobre la imprenta de El Hijo del Ahuizote y su fundador, Daniel Cabrera; sobre la repatriación del cuerpo de Ricardo Flores Magón en 1922: el trayecto en tren desde Estados Unidos; y la deportación de Enrique Flores Magón en 1923: una suerte de peregrinaje en tren, cobijado por sindicatos anarquistas.

Archivo

Hasta el momento, mediante un acuerdo con la Universidad de Harvard, el Centro de Documentación Ricardo Flores Magón ha digitalizado el archivo de Enrique Flores Magón, el cual consta de más de 35 mil documentos. También ha conseguido la digitalización de otros 40 mil documentos en poder del Archivo General de la Nación, bajo el título Revoltosos Magonistas. La consulta será in situ, pero paulatinamente se podrán consultar también a través de internet. No se ha establecido fecha aún para la apertura de la consulta del archivo.

Proyecto cultural

Se trata de la construcción de archivos contemporáneos en tres temáticas: 1) vinculación comunitaria e historia oral de la calle; 2) las libertades de prensa y expresión; y 3) la Frontera Norte y la situación de los mexicanos en Estados Unidos

Equipo

Diego Flores Magón encabeza un equipo en el que participan las antropólogas Génesis Rojas y Natalia Mendoza, el museógrafo Gabriel Ruiz, el arquitecto Mario Ballesteros, el periodista Daniel Hernández y el curador Claudio Lomnitz, entre otros.

Parte I: 1903-2013: “La Constitución ha muerto…

Parte II: El archivo magonista: abierto para consulta libre y gratuita

⇒ Parte III: 5 de febrero, fecha digna de un mejor pueblo: Ricardo Flores Magón

Fuente
Contralínea (México)