El PAN de Dios

Luego de las elecciones de 1994 y bajo la influencia de Carlos Salinas de Gortari, el PAN obtuvo una importante posición en el gabinete, al ser designado como procurador General de la República Antonio Lozano Gracia, sumiso a las facciones más extremistas de ese partido.

Bajo esta premisa, grupos de la ultraderecha (como la Unión Nacional de Padres de Familia) se acercaron a esa dependencia, en la que fungieron como colaboradores oficiosos.

Puesto que no llegó por el apoyo del PAN únicamente, sino de las corrientes antipriístas a través del llamado “voto útil”, Fox formó un gabinete plural, donde incluyó a personajes de la derecha más católica, como Carlos Abascal Carranza y Ana Teresa Aranda.

El primero de ellos fue secretario del Trabajo y Previsión Social, y posteriormente de Gobernación, puestos desde los cuales hizo alarde de su voluntad de destruir el Estado laico, empresa en la que no le fue favorable la voluntad de Dios, pues se lo llevó a mejor vida el 2 de diciembre de 2008.

Aranda –cuyo único mérito para estar en el gabinete fue su ferviente activismo como dirigente del grupo ultraderechista Asociación Nacional Cívica Femenina (Ancifem)– fue titular del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, e incluso de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) durante el foxismo.

Desde esos cargos se empeñó en apoyar a los grupos antiabortistas, autodenominados “defensores de la familia”.

Más católico que Fox, Calderón consideró importante mantenerla en el gabinete nada menos que como subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos, de la Secretaría de Gobernación, para complacer plenamente a la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Como titular del Instituto Nacional de Migración durante el calderonismo, fungió otra ultracatólica exdirigente de Ancifem: Cecilia Romero, también sin otros antecedentes más que su militancia político-religiosa en esa organización y en el PAN.

En el gabinete de Peña Nieto, la Subsecretaría de Migración, Población y Asuntos Religiosos está a cargo de Paloma Guillén Vicente, hermana del subcomandante Marcos y graduada en derecho, economía y administración pública.

Nombramientos como este último marcan un giro ideológico importante en comparación con lo que fue el panismo en el poder.

Otros panistas mochos y sin gran trayectoria (fuera de la Organización Nacional del Yunque y de organizaciones similares) ocuparon puestos estratégicos en el gobierno de Calderón, como fue el caso de José Luis Luege Tamargo, quien estuvo al frente de la Comisión Nacional de Agua, donde demostró su encono contra la Ciudad de México, que se ha distinguido por sus tendencias progresistas.

Bajo el PAN, secretarías tan importantes como la Sedesol y como la Secretaría de Educación Pública (SEP) estuvieron al mando de personajes como Josefina Vázquez Mota y Alonso Lujambio, quienes no demostraron gran capacidad, pero sí gran sumisión a los intereses clericales y empresariales.

A Vázquez Mota el pueblo la derrotó en forma contundente en las urnas en julio de 2012, cuando pretendió llegar a la Presidencia de la República, mientras que a Lujambio se lo llevó Dios, como dirían sus correligionarios, el 25 de septiembre de 2012.

Vázquez Mota no tenía otros méritos para ocupar cargos importantes en la política que haber cultivado relaciones en el PAN y en el sector empresarial, además de ser autora de un frívolo folleto de autoayuda titulado Dios mío, hazme viuda por favor. El desafío de ser tu misma.

José de Jesús Castellanos, activista de la ultraderecha y extitular de Comunicación Social de la Arquidiócesis de México, pasó a ser funcionario de la Sedesol en la época de Fox; actualmente es representante del gobierno de Guanajuato en la Ciudad de México (http://mx.linkedin.com/in/josejcastellanos).

Ahora la Sedesol está a cargo de la exjefa de gobierno del Distrito Federal, Rosario Robles, quien como tal logró avances importantes en temas como la despenalización del aborto.

Integrarse al gabinete de Peña Nieto no habla bien de la fidelidad de Robles a su militancia de izquierda, pero su designación sí fue una decisión atinada de Peña Nieto, al elegir para ese cargo a una funcionaria mucho más recomendable que cualquiera de los panistas que ocuparon esa cartera con Fox o con Calderón.

En la SEP, Peña Nieto designó a Emilio Chuayffet Chemor, un conocido y experimentado político priísta.

En suma, en el gabinete federal destaca la ausencia de esos panistas que habían pasado de los grupos católicos y de la misa dominical a las altas esferas de la política; una ausencia muy afortunada para el país y para el propio gobierno priísta.

Pero en las elecciones de 2009 y de 2012, el PAN no sólo perdió el gobierno federal, sino el de muchos estados de la República, donde también había prevalecido la ultraderecha católica encarnada en alcaldes y gobernadores mochos que llegaban al poder con la urgencia de apoyar moral y económicamente al clero católico.

A excepción de Guanajuato, donde el conservadurismo católico tiene cierta base social, el PAN ha logrado acceder a gobiernos –como el de Puebla– solamente con la ayuda de otros partidos políticos, incluso del Partido de la Revolución Democrática, que se prestan a formar coaliciones aberrantes con la derecha católica con tal de derrotar al PRI y así obtener algunas posiciones políticas.

Senadores derechistas

Sin embargo, el PAN de la extrema derecha católica y empresarial, y el de los beneficiados por los gobiernos de Fox y de Calderón, lo mismo que por el nepotismo, se mantiene en la fracción parlamentaria de ese partido lo mismo que en cargos directivos dentro de la misma institución.

Entre los senadores del PAN se encuentran dos parientas de Calderón, prepotentes, católicas y antiabortistas, que son su hermana Luisa María Calderón y su sobrina política Mariana Gómez del Campo, quien rápidamente hizo su trayectoria política al amparo del espurio.

Varios de los senadores fueron exfuncionarios del gabinete de Calderón: Ernesto Cordero, Javier Lozano Alarcón (el polémico exsecretario del Trabajo y Previsión Social), así como Salvador Vega Casillas, quien fuera secretario de la Función Pública en el gobierno de Calderón y se le considera muy cercano a éste.

También es senador el yunquista Juan Carlos Romero Hicks, exgobernador de Guanajuato y extitular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en el periodo de Calderón. Actualmente es presidente de la Comisión de Educación en la Cámara de Senadores.

Otro de los personajes a los que el PAN y Felipe Calderón protegieron con una senaduría es Roberto Gil Zuarth, quien fuera secretario particular de Calderón y colaborador de Vázquez Mota en su campaña presidencial.

En enero de 2013 se acusó a Gil Zuarth de haber recibido 800 mil dólares para garantizar la apertura de casinos de manera irregular. En ese tiempo, él era secretario particular de Felipe Calderón (www.sdpnoticias.com/nacional/2013/01/10/vinculan-a-gil-zuarth-con-trafico-de-influencias-en-casinos-como-me-puedo-defender-si-no-hay-ninguna-prueba-indica).

Hay, en suma, un fuerte contingente de calderonistas o excalderonistas en la fracción panista en la Cámara de Senadores.

Entre los diputados panistas se cuenta a Maximiliano Cortázar, quien estuviera a cargo de Comunicación Social de la Presidencia bajo el calderonismo, así como Juan Pablo Adame Alemán, hijo del ultraderechista exgobernador de Morelos, Marco Antonio Adame.

Como evidencia de que en el PAN persisten y prosperan los más mochos y los más abusivos, Federico Döring es diputado local en el Distrito Federal. Döring se ha distinguido por su oposición a la izquierda, al Estado laico, a las libertades y a los derechos de las mujeres.

Ésa es la oferta del PAN para la Ciudad de México.

Otro de los panistas, y de los más cuestionados, es Juan Molinar Horcasitas, señalado como responsable de la tragedia en la guardería ABC, en Sonora, en 2009. Es hoy nada menos que vocero del PAN, mientras que el exgobernador de Guanajuato, el yunquista Juan Manuel Oliva, funge como secretario general adjunto de Elecciones del PAN.

En fin, el PAN arropa a los peores de entre sus miembros y dirigentes: a los más abusivos, a los más reaccionarios.

Fuente
Contralínea (México)