En pleno siglo XXI la discriminación laboral por condición de embarazo es una constante en el país. Datos del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), que se refieren a la gestión de Felipe Calderón, revelan que de 2007 a 2012 llegaron a ese órgano un total de 255 quejas (contra particulares) y 63 reclamaciones (contra servidores públicos) respecto de este rubro.

Estas cifras colocan a la maternidad como el principal motivo de discriminación para las mujeres en el ámbito del trabajo, ya sea para ingresar a un empleo o de permanecer en éste, asegura Hilda Téllez Lino, directora general adjunta de Quejas y Reclamaciones del Conapred.

En entrevista con Contralínea, la funcionaria habla de la dificultad de dejar constancia de este tipo de situaciones, pues generalmente ocurren de manera silenciosa. Así, por ejemplo, aunque la mayoría de los contratistas (privados o públicos) no contempla la prueba de embarazo dentro de los requisitos de ingreso, durante el proceso de selección sí la aplican.

El Reporte sobre la discriminación en México 2012 evidencia el extremo de la ilegalidad en este terreno: el condicionamiento de la plaza laboral a la realización de pruebas de embarazo. El documento, presentado a finales de 2012 por el Conapred, apunta que esta práctica es contraria a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en su Artículo 4 consagra el derecho de procrear libremente.

Respecto del despido por condición de embarazo, que representa la causa número uno de quejas de mujeres contra particulares que atiende el Conapred (de 2009 a 2012 fueron 198), Téllez Lino refiere las dificultades que representa el acreditar esta circunstancia ante los tribunales laborales, situación que orilla a las mujeres a denunciar como si se tratara únicamente de un despido injustificado. Y es que en estos casos no basta con que la mujer presente su certificado de gravidez y asegure que por esa razón la privaron de su empleo.

—Yo creo que la dificultad está en el nivel probatorio ¿Qué pruebas utilizas para eso? Necesitarías pruebas testimoniales… Y qué compañero de trabajo se va a aventar a decir: “Yo soy tu testigo”. Es difícil. Muchas personas mostrarán su solidaridad, pero cuando las manden a llamar ante la autoridad laboral no van a decirlo.

La directora general adjunta de Quejas y Reclamaciones del Conapred advierte sobre el riesgo de que estas denuncias sigan clasificándose como despidos injustificados y no como lo que realmente son: “Nosotros tuvimos reuniones con la gente de la Secretaría del Trabajo [y Previsión Social] porque les planteamos la preocupación de que esto se había elevado. Cuando ellos revisaban sus estadísticas de cuántas demandas laborales patrocinaban relacionadas con la situación de embarazo, no había [ningún caso clasificado como tal]. Entonces ahí sí hay una gran bronca, porque si no haces visible que ésa es la situación que está ocurriendo en agravio de las mujeres, difícilmente puedes pegarle a la parte preventiva”.

De acuerdo con el artículo 4 de la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, toda distinción por condición de embarazo que tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas es un acto discriminatorio. No obstante, hoy día el embarazo continúa siendo una de las razones primordiales de no contratación o despido laboral en contra de las mujeres.

Despido por embarazo, otra forma de violencia de género

Para la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, la discriminación en el ámbito laboral por razón de embarazo constituye “otra forma de violencia contra las mujeres”.

En su Estudio nacional sobre las fuentes, orígenes y factores que producen y reproducen la violencia contra las mujeres, el órgano dependiente de la Secretaría de Gobernación apunta que a pesar de que las convenciones y tratados internacionales obligan al Estado mexicano a proteger a las mujeres de la discriminación por embarazo, ya sea en el proceso de contratación o posterior a éste, la Ley Federal del Trabajo sólo las salvaguarda una vez que hayan sido contratadas. Así, “las pruebas de embarazo previas a la contratación quedan en una especie de limbo”.

Para dar cuenta de la magnitud de esta problemática, el documento presentado a los senadores el pasado 13 de febrero, alude a los resultados de la Encuesta nacional sobre la dinámica de relaciones en los hogares (Endireh) de 2011.

De acuerdo con esa investigación, al 14.2 por ciento de las mujeres trabajadoras le han solicitado una prueba de embarazo como requisito para obtener un empleo; en tanto que el 3.1 por ciento de ellas ha sido despedida o le han disminuido el salario por su periodo de gestación.

La Endireh aporta también información sobre el perfil de las 49 mil 435 mujeres a las que les fue solicitada una prueba de embarazo durante los 12 meses previos al levantamiento de la encuesta. Resalta que se trata primordialmente de mujeres jóvenes (33.7 años en promedio), sin hijos, que viven en unión libre y en zonas urbanas, de estrato socioeconómico medio y con alta escolaridad.

Además subraya que, en orden jerárquico, son las mujeres empleadas en fábricas, instituciones públicas y en el sector educativo quienes más sufren de discriminación por condición de embarazo.

Mujeres, las más discriminadas

A partir de las quejas y reclamaciones que recibe el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Hilda Téllez Lino, directora general adjunta de Quejas y Reclamaciones del Conapred, asevera que las mujeres son el principal blanco de la discriminación laboral, después de las personas con discapacidad, respecto de otros grupos en situación de vulnerabilidad.

En el caso de las mujeres, la discriminación por condición de embarazo, por apariencia física, por condiciones de salud y por discapacidad encabezan, en ese orden, la lista de las denuncias que atiende el Conapred.

Factores culturales estarían en el origen de la discriminación por género, a decir de Téllez Lino. “Históricamente la mujer siempre había guardado un esquema en donde no tenía acceso similar al empleo, donde sus posibilidades de acceder a la educación estaban más reducidas. En los últimos años ha habido un cambio impresionante, pero no necesariamente este cambio social permea de manera rápida dentro de las instituciones”, explica.

—¿La política laboral del gobierno federal, por ejemplo en materia de legalización del outsorcing (subcontratación), ha tenido algún efecto, negativo o positivo, respecto de la no discriminación hacia las mujeres en el ámbito del trabajo?

—Ahí no tendría elementos ahora para decir claramente si tiene que ver una práctica promovida desde un gobierno anterior o de éste. No tendría elementos para responder eso.

—¿Qué tendría que hacer el gobierno mexicano, en su papel de garante de los derechos de las mujeres trabajadoras, para evitar este tipo de discriminación?

—De entrada, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social tiene que apuntalar una serie de medidas importantes, propiamente en ejercicio de las atribuciones que tiene por ley, tanto para que las empresas públicas como las privadas eviten este tipo de prácticas.

Consultada respecto de los focos rojos en materia de discriminación laboral contra las mujeres, la directora general adjunta de Quejas y Reclamaciones del Conapred manifiesta que es más importante referirse a los “buenos ejemplos” en el tema. Se trata, dice, de todas las empresas o instituciones que están adheridas a la Guía de Acción Institución Comprometida con la Inclusión.

La servidora pública explica que el Conapred no cuenta, en cambio, con un registro de las empresas o instituciones que más recurren a prácticas discriminatorias contra las mujeres, puesto que “la variedad es tan amplia que no podría decir tal empresa en particular tiene una práctica así. No, es muy amplio el esquema y además esos son también datos que se quedan bajo resguardo por protección de datos personales”.

El Reporte sobre la discriminación en México 2012 refiere otras formas de discriminación laboral contra las mujeres que, a decir de Hilda Téllez, no figuran entre las quejas y reclamaciones que ingresan al Conapred. Destaca el hecho de que muchas mujeres reciben salarios más bajos que los de los hombres por igual trabajo y que tienen menos posibilidades de ocupar puestos de alta jerarquía.

Fuente
Contralínea (México)