Asombroso e insólito. Fueron 12 médicos, sí, doce, de la Junta Médica Penitenciaria, los que examinaron al reo Alberto Fujimori, a fin de cumplir el trámite del solicitado indulto, pedido no por él, sino por sus 4 hijos. Acaban de presentar su esperado dictamen.

Lo más saltante de este voluminoso informe médico es que el presunto beneficiario de la gracia presidencial no padece de cáncer, en ningún estadio del mal. Reza una elocuente conclusión: “Cáncer de lengua oral y displasia recurrente de lengua oral operados, sin evidencia actual de enfermedad”.

De los 12 galenos, cinco eran psiquiatras, 3 de los cuales afirman, me imagino con inusual telescopio, que el reo padece de “depresión severa con riesgo suicida”; mientras que los otros 2, sin el mismo adminículo, hablan solo de un “episodio depresivo moderado”, pero sin imaginarias tendencias tanáticas o autodestructivas, o sea, sin suicidio a la vista. Cómo han medido lo severo y cómo lo moderado, no lo han expresado, quizá ni lo podrían.

Tampoco han demostrado estos alienistas que el preso corre el riesgo de matarse, por la depresión que sufre, y no porque Keiko no fue ungida presidenta, porque su hijo Kenji, sigue anodino, pese a congresista y no está seguro que será candidato presidencial el 2016, porque su segunda esposa le jugó una mala pasada con su dinero malhabido o no puede mover los hilos de su patrimonio desde la cárcel. ¡Las muertes propias, o de uno mismo, se deciden hasta por menos y no hay psiquiatra que las intuya!

Si en el mundo existen deprimidos, cientos de miles o millones, que prefieren contar una por una las estrellas, dedicarse a la lectura o ensimismarse con algún concepto religioso, ¿cómo saber que Fujimori opta por el suicidio, si ni siquiera hay evidencia mensurada de que sea moderada o severa su depresión?

Los psiquiatras con telescopio que vislumbran el suicidio de Fujimori son: María Leccussan y Ramos, Delforth Manuel Laguerre Gallardo y Andrey Sindeev; los que carecen, responden a los nombres de Jesús Calizaya Delgado y Maria Isabel Vásquez. ¡Esta es la psiquiatría, qué les parece¡

A mí los psiquiatras me siguen espantando, desde que alguien me dijo que una de mis herederas, de 17 años, era psicótica, de cuya atrevida “psicosis” salió sola, sin pastillas, sin curas de sueño, realizó estudios universitarios y ahora es una profesional distinguida.

Finalmente, el indulto solicitado se ampara en lo que dispone el Art. 31, inciso b) del Reglamento Interno de la Comisión de Gracias Presidenciales, aprobado por Resolución Ministerial N° 0162-2010-JUS de 13-7-2010, que dice: “Se recomendará el indulto por razones humanitarias, sólo en los siguientes casos: b) los que padecen enfermedades no terminales grave, que se encuentren en etapa avanzada, progresiva, degenerativa e incurable”.

Entonces, Fujimori al estar curado del cáncer que padecía y sólo tener “depresión”, sea ésta severa o moderada, no califica para el indulto, pues los médicos no se han pronunciado que sea grave, avanzada, progresiva, degenerativa e incurable, únicas opciones que la norma contempla para su otorgamiento.

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Fujimori NO indultable
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