Se abre la sesión a las 10.10 horas.

Aprobación del orden del día

Queda aprobado el orden del día.

La situación en el Oriente Medio

El Presidente (habla en inglés): De conformidad
con el artículo 37 del reglamento provisional del Consejo,
invito a los representantes del Líbano, la República
Árabe Siria y Turquía a participar en esta sesión.

De conformidad con el artículo 39 del reglamento
provisional del Consejo, invito a participar en esta
sesión a la Secretaria General Adjunta de Asuntos Humanitarios
y Coordinadora del Socorro de Emergencia,
Baronesa Valerie Amos; al Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados, Sr. António Guterres;
a la Representante Especial del Secretario General
sobre la Violencia Sexual en los Conflictos, Sra. Zainab
Hawa Bangura; y la Representante Especial del Secretario
General para la cuestión de los niños y los conflictos
armados, Sra. Leila Zerrougui.

En nombre del Consejo, doy la bienvenida al
Sr. António Guterres, quien participa en la sesión de
hoy por videoteleconferencia desde Ginebra.

El Consejo de Seguridad comenzará ahora el examen
del tema que figura en el orden del día.

Tiene la palabra la Baronesa Amos.

Sra. Amos (habla en inglés): La situación en Siria
es una catástrofe humanitaria, donde la población civil
está pagando el precio de la incapacidad de poner fin
al conflicto. Las partes en el conflicto están cada vez
más enrocadas en la retórica y la realidad de la guerra,
con un desprecio absoluto por sus consecuencias en la
vida de los ciudadanos. Este órgano ha sido incapaz de
lograr el consenso necesario para apoyar una solución
política de la crisis.

La destrucción de infraestructura esencial, incluidos
hospitales y escuelas, la devaluación de la moneda,
el aumento del precio de los alimentos, la escasez de
combustible y electricidad y la falta de agua han repercutido
en la mayoría de los sirios. Las necesidades están
creciendo rápidamente y son muy agudas en las zonas de
conflicto y en aquellas controladas por la oposición. Los
últimos datos señalan que 6,8 millones de personas necesitan
ayuda, 4,25 millones de personas están desplazadas
internamente y otro 1,3 millones de personas ha buscado
refugio en países vecinos. El colapso económico ha
provocado el consiguiente colapso en los mecanismos de
supervivencia de la población. Al mismo tiempo, esas
necesidades están aumentado drásticamente, al igual
que las restricciones que dificultan nuestra capacidad de
intensificar la respuesta humanitaria.

Por tanto, la pregunta que todos los presentes debemos
hacernos es: ¿cuándo deja de ser suficiente hacer
demasiado poco y cuándo seguir haciendo demasiado
poco se convierte en parte del problema?
El conflicto ha devastado las principales ciudades
de Siria. Dayr al-Zawr, Hama, Homs e Idlib han
quedado reducidas a escombros. Un convoy interinstitucional
de las Naciones Unidas que cruzó las líneas
del frente en Alepo la semana pasada fue testigo de la
extraordinaria destrucción en la ciudad. En muchas zonas
no hay agua corriente porque no hay electricidad.

La basura se acumula, con lo que aumenta el temor de
que se multipliquen las enfermedades con la proximidad
del calor del verano. Crece la preocupación de que
surjan brotes de diarrea y quizás incluso de cólera si no
se restablecen urgentemente los servicios más básicos.

El grupo visitó un hospital en Alepo, donde supuestamente
se ha tratado a más de 3.500 heridos de guerra.

No hay ningún banco de sangre y los médicos están
operando a veces sin anestesia o incluso sin hilo de sutura.

A menudo el hospital y su personal sufren ataques
durante los enfrentamientos.

Sin embargo, nuestras descripciones no pueden
mostrar el cuadro completo de los horrores padecidos
diariamente. Hemos oído testimonios de viviendas quemadas
con familias dentro y de personas que murieron a
causa de bombardeos mientras hacían cola por un trozo
de pan. Esa es la realidad de la Siria de hoy.

Los niños son los que más sufren. Más de 3 millones
ya se han visto afectados, 2 millones de los cuales
están desplazados. Se ha asesinado, torturado y agredido
sexualmente a algunos de ellos. Muchos no tienen suficiente
comida para alimentarse. Millones han quedado
traumatizados por los horrores que han presenciado. El
brutal conflicto no solo está haciendo añicos el presente
de Siria, sino que también está destruyendo su futuro.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados informará al Consejo sobre la situación
de más de 1,3 millones de refugiados sirios en los países
vecinos. Comparto su preocupación por la creciente
repercusión de la crisis de refugiados en los países
vecinos, sobre todo en el Líbano, Jordania y Turquía.

Debemos aumentar urgentemente nuestro apoyo a esos
países y prestarles la ayuda que necesitan para que sigan
manteniendo sus fronteras abiertas.

En este último año he visitado Siria cuatro veces.

Mi última visita fue en enero y entonces pude informar
al Consejo sobre los ámbitos en los que había mejorado
nuestra relación con el Gobierno de Siria, por ejemplo, su
acuerdo de que los organismos humanitarios de las Naciones
Unidas y nuestros asociados puedan acceder a todas las
zonas de Siria y su acuerdo de agilizar los trámites administrativos
para facilitar una respuesta humanitaria eficaz.

Lamento informar al Consejo de que, desde mi
visita en enero, han aumentado los obstáculos burocráticos
y estos están obstruyendo nuestra capacidad de
respuesta. Veintiún visados están pendientes de tramitación,
muchos de ellos desde hace más de dos meses.

Todos los convoyes de asistencia requieren una notificación
previa de 72 horas y es necesario intercambiar
hasta diez notas verbales para lograr la aprobación de un
solo convoy. Recientemente se ha reducido la lista aprobada
de organizaciones no gubernamentales de 110 a 29.

Este año solo se han aprobado otras cuatro organizaciones
no gubernamentales y, debido a los obstáculos
burocráticos, solo una está trabajando.

Hace más de un año que se aprobó la apertura de
centros de las Naciones Unidas en seis ciudades principales,
pero solo han empezado a funcionar recientemente
en dos ciudades, con el compromiso de seguir
las conversaciones con respecto a otras dos. A pesar de
que las organizaciones no gubernamentales están autorizadas
a aceptar financiación de las Naciones Unidas,
el Ministerio de Relaciones Exteriores estudia en detalle
cada proyecto, con el resultado de que los proyectos
concebidos en febrero con financiación del Fondo central
para la acción en casos de emergencia todavía están
esperando la aprobación final del Ministerio.

Veintidós vehículos blindados, que son tan cruciales
para la seguridad del personal, todavía esperan
la aprobación para su importación. En estas últimas
24 horas, se nos ha informado de que cada camión
necesita un permiso firmado por dos ministros a fin de
obtener la autorización de atravesar puestos de control
del Gobierno. Si digo a los miembros del Consejo que un
convoy que viaja de Damasco a Alepo cruza 50 puestos
de control, la mitad de ellos controlados por el Gobierno,
podrán comprender la imposibilidad de esa solicitud. No
podemos trabajar de esa manera.

La continuación del conflicto y la proliferación
de grupos armados han hecho de Siria un país muy impredecible
e inseguro, poniendo en peligro las actividades
de las organizaciones de asistencia. En los últimos
dos meses, el acceso a quienes más lo necesitan ha
disminuido. Homs es un buen ejemplo. En febrero y marzo,
a 276.000 personas con las necesidades más acuciantes
se les interrumpió el suministro de asistencia, ya que
el Gobierno había suspendido las operaciones de la Media
Luna Roja Árabe Siria a ambos lados de la línea de frente.

Hay restricciones similares en Damasco Rural, Aleppo,
Dar’a y otros lugares. Todos han recibido misiones dirigidas
por las Naciones Unidas a ambos lados de la línea de
frente, pero debido a las restricciones de acceso, el grado
de asistencia proporcionada no cubre las necesidades.

En el caso de Aleppo, es importante recalcar que,
a diferencia de ciertas impresiones muy generalizadas, la
llegada de asistencia a través de la frontera turca ha disminuido
considerablemente en los últimos dos meses. En el
principal cruce en Kilis, a través del cual supuestamente
pasa el 50% de la asistencia, se ha registrado una reducción
a unos 20 camiones al día, mientras que hace dos meses la
cifra era de entre 50 y 80 camiones. La dependencia de
coordinación de la asistencia, que es la división humanitaria
de la coalición siria, tiene una capacidad y un acceso limitados.

Por lo tanto, no podemos llegar a quienes necesitan
nuestra ayuda con más urgencia, esto es a 2,5 millones
de personas en Aleppo y al norte de la ciudad. No se debe
fortalecer la dependencia de coordinación de la asistencia
a expensas de la Media Luna Roja Árabe Siria.

Los datos disponibles muestran que la población
que se encuentra en zonas dominadas por la oposición
es la que necesita ayuda más urgentemente. Tenemos el
deber y la responsabilidad de tratar de llegar a ella. Durante
mi reciente visita a Turquía, quedé horrorizada al
escuchar casos de niños que mueren de hambre en esas
zonas. Debemos lograr que la asistencia llegue a esas
zonas de difícil acceso. Es complicado hacerlo a través
de la línea de frente debido a limitaciones burocráticas.

El Consejo debe examinar formas alternativas de
prestar asistencia, como las operaciones transfronterizas,
porque se están perdiendo demasiadas vidas. Cuando explico
al Consejo que la distancia de Damasco a Aleppo
es de 310 kilómetros, con los 50 controles que he mencionado,
los miembros deben recordar lo que he dicho
sobre la necesidad de que los ministros den autorización
a todos y cada uno de los camiones; el viaje de Kilis a
Aleppo es de tan solo 56 kilómetros.

En todo el país, se ataca o se dispara a los convoyes
humanitarios con regularidad y se intimida o se
secuestra a su personal. Por ejemplo, el 21 de marzo, un
convoy de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
que transportaba asistencia médica para 80.000 personas
fue secuestrado por un grupo armado cuando viajaba de Tartus a Aleppo, y toda la mercancía fue robada.

Sin embargo, a pesar de la amenaza, el personal humanitario
continúa realizando su labor fundamental.

Quisiera rendir un homenaje especial a los voluntarios
de la Media Luna Roja Árabe Siria por su labor.

Han demostrado una dedicación, una imparcialidad y
una valentía increíbles desde el inicio del conflicto. Muchos
de ellos no vacilan en arriesgar la vida día tras día
para llevar asistencia a la población que la necesita, independientemente
de si habita en zonas controladas por
el Gobierno o por la oposición. En el transcurso de su
labor humanitaria 18 de ellos han perdido la vida. Gracias
a la red que tiene en todo el país y a su capacidad de
negociar el acceso a prácticamente todas las zonas afectadas,
la Media Luna Roja Árabe Siria es muy valiosa
como asociado de las Naciones Unidas y de otras organizaciones
humanitarias en Siria. Durante la misión
realizada el fin de semana pasado a Aleppo lo demostró
una vez más cuando sus voluntarios fueron bien recibidos
en ambas partes del frente. Todos debemos apoyar
a la Media Luna Roja Árabe Siria. Siria lo necesita.

Ha habido un marcado cambio cualitativo y cuantitativo
en la presencia y la respuesta de los organismos
de las Naciones Unidas en Siria, en particular con el
establecimiento de un centro en Homs. Finalmente se
ha acordado con el Gobierno el despliegue de un coordinador
superior residente y de asuntos humanitarios
para supervisar la respuesta, que se prevé que llegue en
las próximas semanas. En marzo, la asistencia alimentaria
del Programa Mundial de Alimentos llegó a cerca
de 2 millones de personas en todo el país, muchas de las
cuales se encuentran en zonas controladas por la oposición.

El UNICEF y sus asociados han suministrado agua
potable a más de 5 millones de personas y se proponen
abastecer a otros 5 millones de personas en los próximos
meses mediante la cloración y la reparación de sistemas
urbanos y rurales de abastecimiento de agua. La prestación
de servicios de atención sanitaria primaria y secundaria
a aproximadamente 2,7 millones de sirios ha contado
con el apoyo de la OMS y sus asociados. El Organismo
de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para
los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente sigue
ayudando a 400.000 refugiados palestinos, muchos de
los cuales se exponen al desplazamiento en un futuro.

También puedo notificar cierta mejora en la situación
financiera desde mi última exposición informativa
al Consejo. Ya se ha recibido alrededor de la mitad
de los 1.500 millones de dólares necesarios para atender
las necesidades humanitarias de Siria hasta junio,
con una asignación reciente de 300 millones de dólares
prometida por el Gobierno kuwaití en enero, un desembolso
positivo y oportuno del Emir de Kuwait. Quisiera
pedir a aquellos Estados Miembros que todavía no hayan
hecho efectivos los compromisos que anunciaron en
la conferencia que lo hagan urgentemente.

No puedo dejar de insistir en la gravedad de la
actual situación en Siria. No tengo una respuesta para
aquellos sirios con los que he hablado y que me preguntan
por qué el mundo los ha abandonado. Si bien la
situación humanitaria es cada día más catastrófica, las
limitaciones sobre el terreno nos han obligado a acercarnos
peligrosamente al extremo de tener que suspender
algunas operaciones humanitarias críticas.

Nos vamos acercando a un punto sin retorno. Los
miembros de la comunidad internacional, en particular
los miembros del Consejo, deben unirse urgentemente
para apoyar a la población siria. Con carácter prioritario
el Consejo de Seguridad debe encontrar la manera de
reducir el nivel de violencia y evitar que se derrame más
sangre. Las partes deben recordar su obligación de proteger
a la población civil y de atenerse al derecho internacional
humanitario. Las consecuencias de violar esas
normas deben quedar claras para todos. La protección de
los centros y el personal médicos y sus pacientes, en particular,
debe estar garantizada en todo momento. Las partes
deben desmilitarizar los hospitales y, durante las hostilidades,
deben adoptar todas las medidas de precaución
necesarias para no alcanzar a centros o personal médicos.

El Consejo también debe solicitar a las partes que
garanticen un acceso seguro e irrestricto de las organizaciones
de asistencia a todos aquellos que lo necesiten
en todas las zonas de Siria. Es inaceptable que se siga
atacando al personal humanitario mientras este socorre
a la población. Si algunas rutas no son seguras, es responsabilidad
de las partes determinar rutas alternativas,
incluso a través de fronteras internacionales.

Todos confiamos en que el Consejo garantizará la
paz y la seguridad de los pueblos de nuestro mundo. Hago
este llamamiento en nombre no solo del pueblo sirio sino
también de todos aquellos que tratan de ayudarlo. Estamos
perdiendo la esperanza. No podemos hacer nuestro trabajo
debidamente. Esperamos que el Consejo adopte las medidas
necesarias para poner fin a ese conflicto brutal.

El Presidente (habla en inglés): Doy las gracias a
la Sra. Amos por su exposición informativa.

Tiene ahora la palabra el Sr. Guterres.

Sr. Guterres (habla en inglés): Ante todo, quisiera
dar las gracias al Consejo de Seguridad por esta nueva oportunidad de dirigirme a él para hablar de la
crisis de los refugiados sirios.

Tras releer lo que dije en mi última intervención,
en febrero, casi me veo tentado a limitar esta declaración
a solo diez segundos. Todo lo que dije en esa última
ocasión sigue siendo cierto, aunque todo ha empeorado
mucho más. Si no ocurre nada drástico desde el punto
de vista político, la situación seguirá agravándose en los
próximos meses.

En diciembre los refugiados huían de Siria a razón
de unos 3.000 al día. En enero ese número aumentó
a 5.000. Desde febrero, todos los días 8.000 personas
han cruzado las fronteras de Siria. Esto supone un total
de 400.000 nuevos refugiados en siete semanas, desde
mi anterior exposición informativa.

A día de ayer, contando solo los inscritos o los
que están pendientes de inscribirse, había 1.367.413 refugiados
sirios en todo el Oriente Medio y el Norte de
África. Si incluimos los desplazados internos, una cuarta
parte de toda la población de Siria se ha visto obligada
a abandonar su hogar. La difícil situación de los
refugiados palestinos sigue siendo igual de dramática
que la última vez que comparecí ante el Consejo.

No obstante, esas cifras escalofriantes no dicen
mucho del horrible sufrimiento de un pueblo, del desmoronamiento
progresivo de un Estado y de la destrucción
física de un país.

Seamos bien francos: no hay solución humanitaria
posible a la crisis de Siria. De ahí que sea tan trágico
que no estemos viendo ni siquiera un atisbo de progreso
hacia una solución política. Por lo tanto, como trabajadores
humanitarios, nos vemos obligados a seguir
programando lo imposible. La Oficina del Alto Comisionado
de las Naciones Unidas para los Refugiados,
junto con sus 60 organizaciones asociadas y los Estados
receptores, está preparando la quinta versión de nuestro
plan regional de respuesta para ayudar a los refugiados,
cuya cifra sigue en aumento. La Sra. Valerie Amos,
Coordinadora del Socorro de Emergencia, está dirigiendo
una labor similar con el fin de actualizar el programa
de asistencia humanitaria dentro de Siria.

Se trata de un proceso que todavía está en curso,
pero las cifras preliminares de la planificación son aterradoras.

Si no cambia nada, al ritmo actual, a finales de
este año puede que haya hasta 3,5 millones de refugiados
sirios y probablemente hasta 6,5 millones de personas que
necesiten asistencia humanitaria dentro del país. No solo
es algo aterrador, sino que corremos el riesgo de que se
convierta en algo simplemente insostenible. No hay forma
de responder adecuadamente a las enormes necesidades
humanitarias que representan esas cifras, y cuesta imaginar
cómo puede una nación soportar tanto sufrimiento.

Sé que, como Alto Comisionado para los Refugiados,
debo limitar mis comentarios al ámbito de mi
mandato, pero, como ciudadano del mundo, no puedo
dejar de preguntar: ¿acaso no hay ninguna manera de
detener esta guerra para dar paso a una solución política?
Mientras seguimos esperando que suceda un milagro,
nuestro deber es hacer todo lo posible por proteger
y ayudar a todos los sirios que han buscado refugio en el
extranjero, principalmente en Jordania, el Líbano, Turquía
y el Iraq, y respetar su dignidad.

Para que ello sea posible, todos los agentes humanitarios
en cuestión necesitan contar con un apoyo
económico desproporcionado con respecto a los presupuestos
establecidos de asistencia humanitaria de
los donantes tradicionales. Junto con mis colegas del
UNICEF, el Programa Mundial de Alimentos y la Oficina
de Coordinación de Asuntos Humanitarios, he
pedido a gobiernos y parlamentos que establezcan mecanismos
de financiación extraordinarios para la crisis
siria. También estoy muy agradecido por la generosa
contribución que realizó recientemente el Gobierno de
Kuwait a los organismos multilaterales de asistencia, y
espero que otros sigan su ejemplo. No podemos defraudar
al pueblo sirio, que siempre ha sido muy generoso a
la hora de acoger a los refugiados de Palestina y el Iraq,
compartiendo siempre sus recursos con ellos, y ahora es
ese pueblo el que necesita nuestra ayuda.

La crisis de Siria es mucho más que una crisis
humanitaria. En mi última intervención ante el Consejo,
mencioné el peligro real de que el conflicto se extienda
por toda la región y de que la situación se convierta en
un auténtico desastre político, de seguridad y humanitario
que sobrepase por completo la capacidad de respuesta
internacional.

La primera medida necesaria para evitar este tipo
de escalada es que la comunidad internacional preste
un sólido apoyo, sobre todo a los dos países afectados
más drásticamente por el conflicto sirio y por el éxodo
de refugiados que este ha causado: Jordania y el Líbano.

Todos los vecinos de Siria necesitan la solidaridad
internacional, y no hay que olvidar que Turquía, en particular,
ha hecho una enorme inversión económica de más
de 750 millones de dólares solo en asistencia directa para
el total de más de 300.000 refugiados sirios. Sin embargo,
se debe brindar un apoyo especialmente sólido a Jordania y al Líbano, cada uno de los cuales acoge cerca de un tercio
de la población de refugiados registrados en la región.

Para el Líbano, la crisis de Siria se ha convertido
en una amenaza existencial. La población ha crecido en
más de un 10%, si se cuentan únicamente los refugiados
sirios registrados. La mayoría de ellos se quedan en las
regiones más pobres del país. Si se tiene en cuenta a los
refugiados que no pretenden registrarse y a los trabajadores
migratorios sirios, hay quien calcula que hasta un
cuarto de la población del Líbano podría ser siria.

Los refugiados se alojan con familias de la zona
y se encuentran repartidos en casi 1.200 ciudades y
aldeas. Hay algunos hogares libaneses que acogen a
más de 25 sirios bajo su techo. Gracias a la sensatez política
de los dirigentes del país, el Líbano se ha mantenido
hasta ahora al margen del conflicto sirio. No obstante,
los incidentes de seguridad en la frontera representan un
serio problema para el Líbano. Además de sufrir las graves
consecuencias económicas de los problemas internos
de su vecino, el Líbano no ha recibido ningún apoyo
internacional directo en muchos meses. Esta situación
tiene que cambiar urgentemente. La solidaridad internacional
debe igualar el enorme esfuerzo que ha estado
haciendo el país para acelerar la respuesta a la crisis siria
y hacer frente a sus terribles implicaciones para la economía
libanesa y el delicado equilibrio social y político.

Jordania también está soportando una gran presión
como consecuencia del conflicto en el país vecino.

La economía jordana, que depende totalmente de
las importaciones energéticas y cuya escasez de agua
se está convirtiendo en un problema importante, ya se
encontraba en apuros antes de que estallara el tumulto
en Siria. Ahora bien, desde 2011 la situación ha ido
volviéndose cada vez más frágil. Al igual que en el
Líbano, la crisis de Siria ha provocado una caída significativa
de los ingresos provenientes del comercio,
el turismo y la inversión extranjera, que se ha visto
agravada por las consecuencias derivadas de la gran
afluencia de refugiados.

Los indicadores económicos de Jordania son
preocupantes, con unos niveles de déficit público y externo
insostenibles, y el país ha tenido que aplicar duras
medidas de austeridad. El llamamiento que hago a
la comunidad internacional es el de ampliar el apoyo
económico a gran escala que necesita Jordania, con el
entendimiento de que su ajuste económico exige tener la
suficiente flexibilidad como para evitar que se produzca
una agitación social de tal magnitud que pueda poner en
peligro la estabilidad de todo el país.

Sé por la propia experiencia de mi país lo que significa
la austeridad y las repercusiones que tiene para la
sociedad. No obstante, en Jordania el contexto regional
es infinitamente más frágil que en el sur de Europa, y
los riesgos sociales y políticos son incomparablemente
superiores.

Para mantener la estabilidad de toda la región es
fundamental ayudar a los vecinos de Siria a encarar las
consecuencias humanas de este terrible conflicto. No se
trata solo de otra crisis de refugiados; lo que ocurre en
Siria y en los países vecinos tiene unas posibles implicaciones
mucho más amplias, incluso mundiales. Al mantener
sus fronteras abiertas a los miles de refugiados
que huyen día tras día, Jordania, el Líbano, Turquía y
otros países están prestando un extraordinario servicio
a la comunidad internacional. Si no se da a estos países
el apoyo que necesitan para continuar brindando refugio
a muchos sirios que sufren estaríamos abandonando a
un pueblo y una región entera. El mundo pretendería no
ver esta realidad en su propio interés.

El Presidente (habla en inglés): Agradezco al
Sr. Guterres su exposición informativa.

Tiene ahora la palabra la Sra. Bangura.

Sra. Bangura (habla en inglés): Sra. Presidenta:
Deseo darle las gracias por brindarme la oportunidad
de informar al Consejo de Seguridad y por su continuo
e inquebrantable apoyo a la lucha contra la violencia sexual
en los conflictos.

Hoy me presento ante el Consejo para abogar por
las víctimas de la violencia sexual en Siria. Esas víctimas
han sufrido violaciones, torturas y humillaciones. Se han
convertido en desplazados internas o viven como refugiados.

No tienen voz alguna y no forman parte de ninguna
estadística. Se calcula que hay centenares de supervivientes,
pero eso podría ser solo la punta del iceberg.

Las mujeres y niñas desplazadas por el conflicto
relatan que la violencia sexual, incluida la violación, es
una de las principales razones por las que han huido de
sus hogares y han abandonado el país. Hemos oído casos
de niñas violadas en presencia de sus padres, de esposas
delante de sus maridos. Sabemos que tanto las fuerzas
gubernamentales como los combatientes de la oposición
están secuestrando a mujeres y niñas para conseguir
información, y que a veces las utilizan para liberar a
presos. Ahora que el conflicto se está volviendo cada
vez más sectario y las violaciones más militarizadas, la
presencia de combatientes extranjeros, incluidos los afiliados
a grupos islamistas, que se han unido a algunos grupos armados de la oposición, ha aumentado la vulnerabilidad
de la población civil y la posibilidad de que
se cometan violaciones por venganza.

A principios de este año, en febrero, informé al
Consejo de Seguridad y señalé a su atención los casos
de violencia sexual que se relatan en el informe de la
comisión internacional de investigación sobre Siria. La
comisión señaló la gran cantidad de casos de violencia
sexual cometidos por las fuerzas gubernamentales y la
milicia shabbiha, entre ellos el uso de la violencia sexual
en las detenciones, los ataques contra los familiares
de los combatientes de la oposición y la violación
de mujeres y niñas durante los registros domiciliarios y
en los puestos de control, todo lo cual podría constituir
crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra.

La comisión, en su actualización de marzo, informó
de que se han seguido produciendo estos casos generalizados
de violaciones sexuales. En un caso indicativo,
las fuerzas gubernamentales hicieron bajar por la
fuerza de un autobús a un total de entre 25 y 60 mujeres
y las detuvieron, y fueron muchas las denuncias de que
esas mujeres sufrieron abusos sexuales.

La práctica sistemática de la violencia sexual durante
las detenciones como parte de una política organizada
contra las mujeres, los hombres y hasta los niños es
también terrible. Durante el interrogatorio, un niño de
14 años fue amenazado de violación, mientras que una
niña de 14 años, cuya madre tenía vínculos con la oposición,
fue secuestrada en la calle por cuatro hombres,
dos de ellos usaban uniforme militar. La niña fue retenida
durante días. Durante el interrogatorio, fue golpeada
con un cable eléctrico, la inyectaron y hasta le apagaron
cigarros en el pecho. Se le negó comida y agua durante
mucho tiempo y luego fue violada por cuatro hombres.

Al ser liberada, la niña fue sacada del país. Desde entonces,
ha intentado suicidarse tres veces.

¿Cuales eran los delitos de esos niños? El niño
podría haber sido nuestro hijo. La niña podría haber
sido nuestra hija. Sabemos que la guerra puede ser brutal,
pero emprenderla contra los cuerpos de mujeres y
niños —humillándolos y castigándolos y sometiéndolos
a un terror absoluto— no puede aceptarse jamás.

En respuesta a mi exposición informativa ante el
Consejo de Seguridad en febrero, el Gobierno de Siria
compartió conmigo, en una carta, informaciones de algunos
incidentes de secuestro, violencia sexual, tortura y
otras violaciones graves de los derechos humanos llevadas
a cabo por los combatientes de la oposición, así como
información sobre las detenciones de algunos de esos
responsables por las fuerzas de seguridad sirias. La Federación
Internacional de los Derechos Humanos entrevistó
a un hombre sirio que había presenciado el secuestro de
una niña por elementos del Ejército Libre de Siria. La
niña fue violada y luego asesinada. El cuerpo fue arrojado
frente a su casa, y se le echó la culpa al ejército sirio.

Pido enérgicamente a los dirigentes del Ejército Libre de
Siria y a otros grupos armados a que cesen esas violaciones,
emitan directivas claras a los jefes en toda la cadena
de mando para prevenir la violencia sexual, y enjuiciar
a los que cometan, orienten o aprueben esos crímenes.

Pido también al Presidente Al-Assad, en los términos
más enérgicos posibles, que garantice que todas
las personas bajo custodia del Gobierno reciban un trato
humano, de conformidad con los derechos humanos
internacionales y el derecho humanitario. Reitero mi
llamamiento a las autoridades sirias a que investiguen
todas las acusaciones de violencia sexual y enjuicien a
todos los responsables.

Los culpables a los que me he referido saben que
el mundo los está mirando. Saben que la comunidad internacional
hará que esos responsables respondan por
esos abominables actos. Ellos pueden tergiversar la información
y mentir, pero mi mensaje para ellos es claro:
la justicia puede tardar pero llega. Los perseguiremos
por todos los medios y por cualquier medio, los encontraremos,
y un día los traeremos ante la justicia.

Es una verdad terrible que la violencia sexual
mutila los sobrevivientes no sólo desde el punto de vista
físico, sino también psicológico y social con consecuencias
profundas y duraderas. Por el estigma que imprime
a los sobrevivientes rara vez los delitos son denunciados.

Las víctimas afrontan el riesgo de los asesinatos
por motivos de honor por parte de sus familiares o de
verse obligadas a casarse con sus violadores. Los sobrevivientes
prefieren ser asesinados que violados. De
hecho, muchos han intentado suicidarse.

Aunque trabajemos para poner fin a los conflictos,
no debemos olvidar nuestras obligaciones con los
sobrevivientes de la violencia sexual. Ellos necesitan
apoyo para reconstruir sus vidas y acceso urgente a los
servicios médicos de emergencia, incluidos los servicios
para evitar el embarazo, el VIH y otras infecciones
de transmisión sexual, y necesitan también asistencia
jurídica y apoyo social. Las Naciones Unidas y los asociados
de las organizaciones no gubernamentales ponen
en vigor servicios y mecanismos de remisiones y coordinación
en algunos países vecinos, pero se necesita un
mayor apoyo y más financiación concreta. Una de las prioridades es crear centros médicos en las zonas fronterizas
para tratar a los heridos de guerra, incluidos los
de la violencia sexual. Es también indispensable en Siria
que los sobrevivientes tengan acceso a esos servicios
y que estén a su disposición.

Como acabamos de escuchar de mis dos colegas,
miles de personas huyen de Siria todos los días a los
países vecinos en busca de seguridad y protección, pero
siguen siendo vulnerables. En distintos campamentos de
refugiados ha surgido una penosa tendencia de matrimonios
obligatorios de niñas, cuando las familias intentan
aligerar la carga de dependientes por sus escasos recursos
para mantenerlos. Sin embargo, me alegra saber que
por lo menos en un informe de un campamento en Jordania
se señala que las familias rechazan ofertas de matrimonios
de los que no son de allí y han optado por dilatar
el matrimonio de sus hijas por el entorno inestable que
impera. Aumentan también las acusaciones del tráfico
humano de jóvenes y niñas, en tanto siguen faltando
los servicios médicos y de asesoramiento psicológico.

En Siria también están los que son menos visibles
y de los que menos se habla, pero no menos vulnerables
—los sirios que son desarraigados dentro de
su país, muchos de los cuales, como acabamos de oír
de mi colega, Sra. Amos, siguen sin que les llegue la
asistencia internacional ni la atención de los medios de
difusión. ¿Que sabemos de las violaciones de los derechos
humanos que se cometen contra las mujeres y los
niños desplazados? ¿Que medidas podemos aplicar para
prevenir y responder a la violencia sexual contra ellos?
Como recientemente vi en Somalia, el carácter
inseguro de los campamentos y los asentamientos de
las personas internamente desplazadas, la presencia de
hombres armados dentro y alrededor de esos campamentos
y el hecho de que la población de los campamentos
consiste principalmente de mujeres solteras, mujeres
que son cabeza de familia y viudas significa que son
presa fácil para la violencia sexual. Es indispensable
que el Gobierno permita el acceso a los vigilantes del
respeto de los derechos humanos, con el objetivo de que
presenten informaciones, así como a los proveedores de
servicios para que puedan responder a las necesidades
de los sobrevivientes de la violencia sexual.

Hemos observado y hemos examinado y ya es
hora de adoptar medidas concretas. Mi decisión de luchar
contra la violencia sexual en los conflictos es más
firme, y tengo la intención de visitar Siria cuanto antes.

Por mi parte, cuento con el apoyo del Consejo de Seguridad
y el apoyo, expresado en una declaración firmada
la semana pasada, del Grupo de los Ocho. Por consiguiente,
en nombre de los sobrevivientes, pido una vez
más a los miembros del Consejo de Seguridad y a los
gobiernos con influencia en las partes en el conflicto
que demuestren su compromiso y traduzcan su voluntad
en resultados poniendo fin a la matanza y protegiendo
al pueblo de Siria, sobre todo a las mujeres y a los niños.

El Presidente (habla en inglés): Doy las gracias a
la Sra. Bangura por su exposición informativa.

Doy ahora la palabra a la Sra. Zerrougui.

Sra. Zerrougui (habla en inglés): Sr. Presidente:
Deseo comenzar dándole las gracias por haberme dado la
oportunidad de dirigirme hoy al Consejo de Seguridad.

El conflicto de Siria, que entra ya en su tercer año, ha sido
una catástrofe para la población civil. Los niños son los
que más han sufrido y de la manera más desgarradora.

La emergencia es efectivamente una crisis de la infancia.

Ya hay más de 3 millones de niños en Siria que se han
visto afectados, de los cuales casi 2 millones son internamente
desplazados. Además, más de 600.000 niños son
refugiados en la subregión.

Aunque nunca sabremos hasta qué punto han
llegado las violaciones contra los niños mientras siga
intensificándose el conflicto, miles de niños han sido
asesinados y miles más han resultado heridos y mutilados
en los enfrentamientos que se producen. Los niños
han sido asesinados en sus casas y en sus escuelas.

Algunos han muerto intentando llegar a los hospitales
o escondidos en cobijos. El uso de las municiones en
racimo ha dado lugar a que centenares de niños pierdan
manos, brazos o piernas. El hecho de que los niños
que necesitan atención médica urgente suelen no poder
tener acceso a la atención médica adecuada es también
motivo de preocupación. Mucho más de la mitad de los
centros de salud de Siria están dañados o no se puede
acceder a ellos de manera segura, y aproximadamente
el 40% de los hospitales no funciona. Muchos niños
han contado experiencias de días pasados en hospitales
improvisados y de viajes en condiciones extremas para
llegar a hospitales de zonas seguras o países vecinos.

Desde los inicios del conflicto, el sistema de educación
se ha visto profundamente afectado, y las partes
enfrentadas han ocupado, dañado o destruido numerosas
escuelas. Además, estamos recibiendo información sobre
profesores asesinados, amenazados y forzados a huir. Según
las cifras recientes, se calcula que 2.500 escuelas están
dañadas o destruidas, a la vez que aproximadamente
otras 2.000 se están utilizando como refugios para desplazados
internos. En algunas zonas, los niños no asisten a la escuela desde hace más de 18 meses. En la provincia de
Aleppo, la asistencia a la escuela se ha reducido hasta el
6%. La asistencia de las niñas se ha visto particularmente
afectada por la inseguridad. A generaciones futuras de
sirios se les está denegando el derecho a aprender en paz.

Como se señaló anteriormente, los niños refugiados
en el interior de Siria se hallan en una posición difícil.

Niños palestinos refugiados y otros niños han sido
asesinados o forzados a huir de su hogar y a vivir en indigencia
en refugios para desplazados internos. En la actualidad,
solamente el 35% de los niños palestinos tiene
acceso a la escuela, y muchos han huido a países vecinos
porque temen por su seguridad. Cuando visité Damasco
en diciembre del año pasado, me reuní con muchos
niños palestinos que se encontraban en circunstancias
nefastas como desplazados internos en el campamento
de Yarmouk. Hoy, la situación en materia de seguridad
en Yarmouk es precaria, y no puedo evitar pensar
en esos niños y en el temor y la ansiedad que ellos y sus
familias deben soportar todos los días.

En el actual conflicto, del que no se vislumbra el
final, los niños son cada vez más vulnerables a ser reclutados
y utilizados, tanto directa como indirectamente,
por todas las partes en el conflicto. Mi Oficina ha estado
recopilando información acerca del uso de niños, algunos
de ellos de apenas diez años de edad, de diversas maneras,
como porteadores, mensajeros y combatientes, por
grupos de la oposición. Mi Oficina también ha recibido
información relativa al uso de niños como escudos humanos
por las fuerzas gubernamentales. Insto a todas las
partes a que adopten medidas de inmediato para poner
fin a todo tipo de asociación de los niños con el conflicto.

El uso desproporcionado de la fuerza y el hecho
de que, en buena medida, el combate está entablándose
en zonas civiles, sin ninguna medida cautelar y con
el uso de armas indiscriminadas, están teniendo efectos
graves para los niños víctimas de bombardeos y otro
tipo de violencia, pero también para el tejido más amplio
de la sociedad que protege a los niños, sus familiares y
cuidadores. Durante mi última visita fui personalmente
testigo de los niveles extremos de destrucción en las zonas
civiles de Homs y Damasco Rural. Además, el efecto
de los altos niveles de violencia para todos los niños de
Siria es grave y tendrá repercusiones a largo plazo para
el futuro del país. En mi última visita, todos los niños y
familias con quienes hablé contaron historias horribles
de muerte y destrucción, un ciclo de violencia sin fin.

No estoy aquí solamente para informar al Consejo
sobre las repercusiones terribles que el conflicto
está teniendo para los niños de Siria, sino para rogarle
que haga más para que todas las partes asuman sus responsabilidades
de proteger a los niños de Siria. Mis colegas
han explicado en detalle el espacio cada vez más
reducido que se concede a las Naciones Unidas y a sus
asociados para proporcionar una asistencia que salve
vidas. Sin embargo, seguimos luchando para hacer lo
que es necesario y lo que esas terribles circunstancias
nos permiten. He mantenido conversaciones tanto con
el Gobierno como con las fuerzas de la oposición y he
recibido compromisos de ambas partes, pero el margen
para actuar de conformidad con esos compromisos se
está reduciendo. Quisiera en particular pedir al Consejo
que recuerde a todas las partes sus responsabilidades
de prevenir violaciones de los derechos de los niños durante
el conflicto y de contraer compromisos públicos.

El Gobierno debe comprometerse a tomar todas
las precauciones necesarias durante los combates para
impedir que los niños resulten muertos o heridos, evitar
el uso de armamento pesado en zonas civiles y poner
fin de inmediato a la utilización de escudos humanos e
investigar todas las acusaciones a ese respecto. Además,
debe garantizar la seguridad de todos los centros sanitarios
y docentes de las zonas que controla.

Las fuerzas de la oposición deben cumplir sus
compromisos de respetar el derecho internacional humanitario
aplicable y, en particular, colaborar con las
Naciones Unidas sobre su compromiso de abordar la
cuestión de los niños entre sus filas.

La urgente adopción de medidas del Consejo en
nombre de esos niños no puede esperar un día más, ya
que todos los días se pierden incontables vidas.

El Presidente (habla en inglés): Tiene ahora la
palabra el representante de la República Árabe Siria.

Sr. Ja’afari (República Árabe Siria) (habla en
árabe
): Sr. Presidente: Ante todo quisiera darle las gracias
por gestionar con éxito la labor del Consejo de Seguridad
este mes. En ese mismo sentido, quisiera dar las
gracias a las señoras y caballeros que nos han informado
en esta sesión.

Hoy el pueblo sirio celebra el 67º aniversario de
la independencia de Siria de los colonizadores franceses.

Aprovecho esta oportunidad, estando en la mesa del
Consejo de Seguridad, para rendir homenaje al alma del
primer mártir que cayó en la lucha contra el colonizador,
el que entonces era Ministro de Defensa, Sr. Yousef
Al-Azmeh. Quisiera asegurarle que el legado que confió
al pueblo sirio se halla en buenas manos.

El pueblo de mi patria, Siria, se opone a la ocupación
y rechaza la dominación y la subyugación, como
todos sabemos. Quienquiera que, aunque fuera por un
momento, pudiera pensar en hacer retroceder el reloj se
equivoca, ya que el pueblo de Siria, que posee una historia
milenaria, no permitirá a nadie —por muy grande
o poderoso que sea, ya actúe de manera abierta o encubierta,
sea viejo o nuevo, cercano o lejano— amenazar
su soberanía, dignidad, independencia política y unidad
nacional. Aunque hay ciertas diferencias en la manera en
que los ciudadanos sirios aman a su patria, todos están
decididos a permanecer unidos ante cualquier intento de
socavar la dignidad de Siria, su independencia política
y sus principios nacionales sólidamente establecidos.

Permítaseme dar las gracias a la Sra. Valerie
Amos, a la Sra. Margaret Chan, al Sr. Ertharin Cousin,
al Sr.Antonio Guterres y al Sr. Anthony Lake por el llamamiento
que emitieron en nombre de las Naciones Unidas
en The New York Times el 15 de abril. Aplaudimos
los sentimientos humanitarios que expresaron en favor
de Siria y de su pueblo. Habríamos deseado que su llamamiento
se hubiese referido a los principales aspectos
que hacen sufrir al pueblo sirio y que hubiese abordado
la situación de las medidas unilaterales, coercitivas e ilegales
impuestas contra este pueblo. También habríamos
deseado que se hubiese mencionado el sufrimiento del
pueblo sirio debido a los peligros, los retos y las amenazas
derivados de la propagación del terrorismo internacional
en el territorio sirio, así como las repercusiones
de este terrorismo indiscriminado, como demuestran las
matanzas en masa, los desplazamientos y la destrucción
no solo de infraestructura y de seres humanos, sino de
todo lo que Siria representa en la región en cuanto a la
coexistencia, la armonía social, la tolerancia religiosa
y la diversidad cultural y étnica. Siria está llamada a
contribuir al equilibrio de una zona inestable y delicada
del mundo. Los numerosos activos de la región se ven
menoscabados por una confluencia sanguinaria entre
árabes que viven en la era de la ignorancia y los intereses
de Israel y sus protectores.

La crisis en Siria ha puesto de manifiesto graves
deficiencias en el sistema de relaciones internacionales
y en los mecanismos de aplicación de los principios del
derecho internacional y las disposiciones de la Carta de
las Naciones Unidas. Todos los desafíos y riesgos que enfrenta
Siria se abordan con unos dobles raseros sin precedentes
y una hipocresía política escandalosa. Ya no cabe
duda de que los mecanismos de la llamada acción internacional
funcionan de manera selectiva. El terrorismo
indiscriminado que afecta a mi país encuentra fervientes
defensores aquí entre nosotros, a saber, los que trabajan
para legitimarlo en los medios de comunicación, así como
desde el punto de vista político y diplomático. Legitiman
este terrorismo como parte de un movimiento en mi país
y, al mismo tiempo, alegan que están luchando contra
el mismo terrorismo en Malí, el Sahel africano y Libia.

También están los que defienden y tratan de sancionar
el bloqueo económico, que debilita las capacidades
de mi país y socava las condiciones de vida de su
pueblo, mientras que, al mismo tiempo, la Unión Europea
analiza la posibilidad de comprar petróleo sirio, que
pertenece legítimamente al pueblo sirio, a los grupos terroristas
que controlan algunos pozos de petróleo en Siria.

Quisiera aprovechar esta oportunidad para decir que
el Gobierno de Siria hará comparecer ante el Consejo a
todos los que financian el terrorismo en mi país, ya sea
comprando a los grupos terroristas petróleo robado o de
cualquier otra manera. El cargo que le imputaremos será
la financiación del terrorismo, en lugar de eliminarlo.

Por tanto, deseamos decir en el día de hoy que
no hay justificación alguna para que ningún Gobierno
occidental pase por alto a los terroristas entre sus ciudadanos
que cruzan las fronteras internacionales con
Siria y participan activamente en el derramamiento de
sangre del pueblo sirio. Después de hoy, el pueblo sirio
no perdonará a los que han facilitado la circulación de
miles de europeos y otros terroristas y yihadistas occidentales,
patrocinados por agencias de inteligencia bien
conocidas, que han cruzado las fronteras de decenas
de países, desde Australia hasta los Estados Unidos de
América, con el objetivo final de llegar a las fronteras
de Turquía, el Líbano y Jordania con Siria, donde reciben
protección y alojamiento en campamentos de entrenamiento,
para luego entrar a mi país y propagar la
destrucción y el sabotaje y provocar el derramamiento
de sangre de personas inocentes. Tampoco podemos olvidar
la alianza entre Israel y los grupos salafistas y
takfiri y otros grupos terroristas, permitiendo que esos
grupos armados crucen la línea de separación hacia el
Golán sirio ocupado y que sus heridos sean atendidos en
hospitales israelíes, antes de hacerlos volver al territorio
sirio, una vez más, a través de la línea de separación.

Esos Estados y partes, a través de las medidas que
acabo de mencionar, pretenden que sus medidas ilegales
e inmorales perjudiquen la soberanía, el papel y el estatuto
de Siria en las Naciones Unidas. Tal vez los estudiosos
de cuestiones políticas y jurídicas tengan mucho tiempo
para estudiar el caso de Siria, Estado Miembro fundador
de las Naciones Unidas, y la manera en que ha sido sometido
a manos de los piratas y comerciantes de la política.

Mi Gobierno recalca su compromiso con sus obligaciones
ante las Naciones Unidas, de conformidad con
el plan de respuesta de 2013 a las necesidades humanitarias,
mediante el que contribuyó a prestar asistencia humanitaria
a distintas regiones de Siria, incluida la zona
de A’zaz, situada a una distancia de aproximadamente 1
kilómetro de la frontera turca. Estamos adoptando estas
medidas en colaboración con las Naciones Unidas, en el
marco de la resolución 46/182 de la Asamblea General.

La capacidad del Gobierno de Siria para cumplir
plenamente el plan de respuesta humanitaria se ha
visto mermada por una financiación insuficiente y las
condiciones impuestas. Los compromisos anunciados
por los donantes en los medios de comunicación, incluidos
los que se asumieron en la reunión celebrada
en Kuwait en enero y en varios foros internacionales,
aún no se han cumplido. Todos sabemos que la Oficina
de Coordinación de Asuntos Humanitarios ha recibido
únicamente el 34% de la financiación necesaria. Ello
confirma lo que hemos dicho en numerosas ocasiones,
a saber, que esos compromisos no son más que propaganda
mediática promovida por los que se empeñan en
desencadenar crisis y los que difunden mentiras.

En respuesta a la cooperación del Gobierno de
Siria, hay partes, conocidas por todos, que insisten desvergonzadamente
en contribuir a mantener el ciclo de
violencia en mi país apoyando a los grupos terroristas
afiliados a Al-Qaida, lo cual constituye una clara amenaza
a la paz y la seguridad en Siria, en la región y en el
mundo. Numerosos informes indican que la conciencia
de algunos gobiernos ha sido comprada con petrodólares
y que estos han abierto sus fronteras para permitir
el paso de armas destinadas a los grupos responsables
de cometer actos indiscriminados de terrorismo en mi
país. Esas armas se compran con petrodólares qataríes
y sauditas provenientes de varias fuentes, que todos conocemos,
y en la actualidad son objeto de contrabando a
través de las fronteras de algunos países vecinos de Siria
desde depósitos de armas de Libia, de acuerdo con el
informe final (S/2012/163) del Grupo de Expertos sobre
Libia, establecido en virtud de la resolución 1973 (2011).

Tengo aquí un ejemplar del informe, que se refiere al
contrabando de armas de Libia y otros lugares, con financiación
de los Emiratos Árabes Unidos, Qatar y la
Arabia Saudita. Este informe no ha sido preparado por
mi Gobierno, sino por los propios expertos del Consejo.

Quiero subrayar la responsabilidad exclusiva del
Gobierno de Siria con respecto a la protección de sus ciudadanos,
de acuerdo con los principios del derecho internacional
y de una manera que salvaguarde su soberanía,
independencia e integridad territorial y restablezca su
liderazgo constructivo en el contexto internacional.

La propaganda cruda y excesivamente sumisa y
agresiva que algunos Gobiernos pretenden promover
tiene la finalidad de justificar sus intentos de interferir
en los asuntos internos de Siria —en violación de la soberanía
de Siria— con pretextos como una intervención
humanitaria, la imposición de zonas de prohibición de
vuelos, el establecimiento de corredores humanitarios
seguros y el concepto de la responsabilidad de proteger.

Algunos Estados que han acogido a refugiados
sirios intentan exacerbar la crisis de refugiados sirios
impidiéndoles volver a su tierra natal y comercian con
su sufrimiento, a pesar de las reiteradas y constantes solicitudes
del Gobierno de Siria a los Gobiernos de esos
Estados de que permitan a los sirios que quieran volver
a sus hogares a que así lo hagan.

Con respecto a la violencia sexual, quiero recordar
la declaración que formulé ayer, 17 de abril, en nombre de
mi país ante el Consejo de Seguridad (véase S/PV.6948).

Quiero añadir que, a lo largo de su historia, Siria nunca
ha presenciado delitos tan atroces como los que están
perpetrando hoy los delincuentes y bandidos yihadistas.

Las mujeres en Siria estaban orgullosas del entorno seguro
y protegido que se les brindaba para ejercer su función
natural en la sociedad. Siria solía ocupar el tercer puesto
del mundo en el ámbito de la seguridad. Sin embargo, el
complejo fenómeno del sabotaje ha penetrado en la sociedad
siria y ha destruido esa forma de vida en Siria.

Grupos terroristas armados, con ideologías wahabitas,
salafistas y takfiri importadas de países del Golfo llenos
de petrodólares, han entrado desde países vecinos. Esos
grupos, respaldados por el amplio apoyo financiero, de
inteligencia, militar y de los medios de comunicación y
las armas de algunos árabes de una era caduca de oscurantismo
y con la connivencia de occidentales, en asociación
con Israel, han actuado de manera deliberada y
sistemática para sabotear la seguridad de los sirios, incluidos
los niños y las mujeres.

Docenas de informes políticos y de medios de comunicación,
así como los testimonios de conocidos grupos
no gubernamentales, han demostrado que los grupos terroristas
armados han recurrido al reclutamiento de niños
en sus filas. Los obligan a tomar las armas, a participar en
actos terroristas y a cumplir las órdenes de los líderes de
los grupos armados a fin de perpetrar asesinatos y actos de
sabotaje contra bienes públicos y privados. Ello se suma
a la quema, el saqueo y la destrucción de más de 3.000
escuelas y guarderías y de docenas de hospitales y cientos de laboratorios —1.500 laboratorios, de hecho, en Idlib
y Halab, han sido desplazados a Turquía— sobre lo cual
hemos enviado una queja oficial al Consejo. Eso representa
un flagrante ataque contra los derechos a la educación y el
conocimiento de una generación entera de niños, que les
permitirían ayudar a construir el país en el futuro.

Durante los ataques deliberados de los grupos terroristas
armados contra instituciones educativas y profesores
en Siria, se han documentado casos de personas
que han sido directa o indirectamente amenazadas y a
quienes se ha impedido enviar a sus hijos a la escuela,
debido al bombardeo de escuelas por grupos terroristas
mediante artefactos explosivos improvisados o el ataque
deliberado contra escuelas con misiles. Esos incidentes
se repitieron al inicio del año escolar en Siria.

La República Árabe Siria ha respetado sus obligaciones
en virtud de la Convención sobre los Derechos del
Niño y su Protocolo facultativo sobre la participación de
niños en los conflictos armados desde 2003.

Lamentablemente, ningún orador ha mencionado
los ataques terroristas suicidas con bomba que a menudo
han sacudido las ciudades sirias. No han hablado
del ataque contra la Universidad Halab ni del asesinato
de estudiantes de ingeniería y arquitectura en Damasco.

Todos esos incidentes no fueron obra de fantasmas; fueron
realizados por grupos terroristas financiados y apoyados
por extranjeros y entrenados en el extranjero. No
hay fantasmas que cometan actos terroristas en Siria.

Mientras que los Estados siguen consolidando sus
sociedades sobre la base de la diversidad, el pluralismo,
la armonía y la verdadera ciudadanía, vemos Potencias
fuertes y subversivas que intentan romper el contrato social
en nuestra región, que es famosa por su diversidad,
su riqueza y su pluralidad, para promover una cultura de
división religiosa, sectaria y entre facciones y alentar el
concepto de matar a personas por su identidad. Esas Potencias
intentan desplazar a partes importantes de nuestras
sociedades fuera de su tierra. No hay ya cristianos
en la sociedad iraquí en Iraq ni tampoco en Palestina.

Los conspiradores contra mi país están a punto de lograr
deshacerse también de nuestros ciudadanos cristianos.

Esas cuestiones son sumamente importantes en la
labor del Consejo de Seguridad. Se han quemado cientos
de iglesias en Siria, así como en Iraq y en otros lugares.

Se han destruido cientos de mezquitas. Todos esos actos
están grabados en archivos terroristas en YouTube. Algunas
personas acusan al Gobierno de esos actos atroces.

A ese respecto, quiero destacar que Siria no
permitirá otro Acuerdo Sykes-Picot a expensas de los
pueblos de nuestra región. Siria sigue siendo el eslabón
más fuerte en respuesta a cualquier intento de imponer
una nueva realidad que es ajena a nuestra región y sus
pueblos, que han vivido en armonía y coexistencia entre
sí durante siglos y han enseñado a la humanidad que
pertenecer a una patria y respetar su propia tierra son
las emociones más intensas y perdurables.

Para concluir, quiero decir que ya basta. Después
de dos años de comerciar con la suerte de Siria y la sangre
de sus ciudadanos, debe haber un empeño sincero por
ayudar a mi país, mi pueblo y mi Gobierno a avanzar hacia
una solución pacífica respaldada por las Naciones Unidas
en las resoluciones 2042 (2012) y 2043 (2012) y aprobada
por el comunicado de Ginebra (S/2012/522, anexo). Mi
Gobierno insiste en la aplicación de una solución política
a través de un diálogo nacional inclusivo, impulsado por
los sirios, en el que todos los sirios estén representados.

Ese diálogo se hará eco de sus opiniones en los planos
interno, regional e internacional, diciendo al mundo entero
que ya basta y que se deje de manipular a un país
cuyos ciudadanos solo han mostrado bondad y amor hacia
todos los ciudadanos del mundo a lo largo de su historia.

Hace un año, me dirigí al Comité contra el Terrorismo
y señalé a la atención del Consejo la existencia
de terrorismo de Al-Qaida en Siria, pero nadie nos
hizo caso. Sin embargo, hoy hemos oído que habrá una
colaboración entre Al-Qaida en el Iraq y Al-Qaida en
Siria. Lo que dijimos hace un año era correcto y nuestra
lectura del mapa político también era correcta.

Afortunadamente, el Sr. Guterres ha señalado que
la crisis de Siria no es principalmente de índole humanitaria.

Eso es cierto; la crisis de Siria es principalmente
una crisis humanitaria y política. A menos que abordemos
la principal dimensión política de la crisis, no podremos
ayudar al pueblo sirio a nivel humanitario. En
efecto, en Siria existe una crisis humanitaria; lo hemos
dicho una y otra vez. Sin embargo, debemos proceder a
una lectura jurídica correcta de lo que está sucediendo
en el país, que ponga coto a la arrogancia y a las violaciones
del derecho internacional por parte de determinadas
Potencias que todos conocemos perfectamente bien.

El contrabando de armas se notificó al Consejo de
Seguridad durante un período de más de un año y medio.

Esas armas, transportadas por barco desde Libia a través
del Líbano y Turquía, fueron incautadas, y se informó al
Consejo, pero nadie movió un dedo. Se están dedicando
miles de millones de dólares a financiar el terrorismo con
los petrodólares del Golfo, a sabiendas de todo el mundo.

Se están comprando armas en Croacia, financiadas por la Arabia Saudita, transportadas a Jordania, hasta
llegar a Siria a través de Turquía. Pero nadie reacciona.

Estamos hablando del sufrimiento desgarrador de niños
y mujeres, y eso es importante y significativo. Esperamos
que la crisis termine y que todos los criminales —
tanto sirios como no sirios— respondan ante la justicia.

¿Qué hay de quienes se gastan miles de millones
de dólares en financiar el terrorismo? ¿Qué hay de la resolución,
aprobada por la llamada Liga de los Estados Árabes,
para financiar el terrorismo, una resolución aprobada
en una cumbre árabe para financiar el terrorismo? La Liga
pretende tener a un enviado especial, Lakhdar Brahimi,
que trabaja en una solución pacífica. ¿Cómo puede trabajar
en pos de una solución pacífica cuando la Liga de los
Estados Árabes financia el terrorismo en Siria?
Quisiera hacer una observación más y pido disculpas
por extenderme tanto.

Hace dos días, estaba viendo el canal saudita Al-
Arabiya. El canal había invitado a un terrorista que dirige
un grupo islamista afiliado a Al-Qaida. Hizo una
conexión con Estambul para entrevistar a ese terrorista
desde allí. Cuando el periodista le preguntó: “¿qué harán
ustedes con las minorías en Siria si se hacen con el
control?” Él respondió: “las juzgaremos con arreglo a la
sharia”. Cuando se le preguntó qué quería decir con eso,
respondió “las personas que pertenezcan a esas minorías
pueden o bien convertirse al Islam, o bien pagar un impuesto
o bien los matamos con una espada”. Ese terrorista,
que se encontraba en Estambul, fue entrevistado por
el canal saudita Al-Arabiya. Mucha gente lo vio; muchas
personas inocentes en Libia y en Túnez, que vienen a
Siria a matar y a morir, lo vieron. Esa es la imagen real
de lo que está ocurriendo en Siria y se la dejo al Consejo
para que tenga a bien examinarla y estudiarla.

El Presidente (habla en inglés): Tiene ahora la
palabra el representante del Líbano.

Sr. Salam (Líbano) (habla en árabe): Sr. Presidente:
Ante todo, quisiera felicitarlo por haber asumido
la Presidencia del Consejo y por su labor durante el mes
de abril. Confío plenamente en que, debido a la crisis
y el sufrimiento que su país, Rwanda, ha conocido durante
su historia contemporánea, usted más que nadie
será consciente de la tragedia humana que está viviendo
el hermano pueblo sirio.

Quisiera expresar mi agradecimiento a la Sra. Valerie
Amos, al Sr. António Guterres, a la Sra. Zainab
Hawa Bangura y a la Sra. Leila Zerrougui por sus importantes
exposiciones informativas.

Han transcurrido dos años desde que empezó la
crisis en Siria, y las cifras dolorosas que han mencionado
el representante de las Naciones Unidas y sus distintos
organismos reflejan no solo la magnitud de esa catástrofe
humanitaria, sino también la incapacidad de la comunidad
internacional de adoptar las medidas necesarias para
poner fin al ciclo de violencia y a la intensificación de las
masacres, así como a las violaciones de los derechos humanos
y los ataques contra una población civil que trata de
seguir con su vida cotidiana. Es responsabilidad del Consejo
y de las Naciones Unidas velar por que se reconozca
el sufrimiento de ese pueblo. Nuestros hermanos sirios —
hombres, mujeres, niños y ancianos, estén donde estén—
están constantemente expuestos al peligro de bombardeos,
o bien se encuentran desplazados o refugiados en países
vecinos. Todos ellos merecen una vida mejor en la que
puedan hacer realidad sus anhelos y sus esperanzas: una
vida en la que se respeten su dignidad y sus aspiraciones.

Desde el Consejo, el Líbano ha reiterado sistemáticamente
su firme postura de principios que consiste en
apoyar la soberanía y la integridad territorial de Siria,
así como la política de distanciamiento del Líbano, que
tiene por objetivo preservar la unidad y la estabilidad.

Esa política, que ha recibido apoyo a los niveles nacional
e internacional, no representa un distanciamiento
del Líbano con respecto al pueblo sirio en su crisis humanitaria.

Como el Ministro de Asuntos Sociales del Líbano
dijo en agosto ante el Consejo (véase S/PV.6826),
el Líbano jamás se ha distanciado del derecho internacional
o de la legalidad internacional. Ha seguido siendo
fiel a los vínculos históricos, geográficos y de vecindad
que existen entre los pueblos libanés y sirio. El Líbano
no ha olvidado que el pueblo sirio acogió a centenares de
miles de refugiados libaneses durante la brutal agresión
de Israel contra el Líbano en la guerra de julio de 2006.

Como el Consejo sabe, el número de refugiados
sirios en el Líbano que se han inscrito o que han recibido
asistencia de la Oficina del Alto Comisionado para
los Refugiados ascendía aproximadamente a 416.000 hasta
el 12 de abril de este año. En esa cifra no se incluyen
las decenas de miles de personas que no han pedido registrarse
en la Oficina del Alto Comisionado. Según las
estadísticas del Organismo de Obras Públicas y Socorro
de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina
en el Cercano Oriente, al 31 de marzo habían llegado
más de 35.000 desplazados palestinos al Líbano desde Siria,
y cada día llegaban más de 3.000 refugiados. Se espera
que la cifra alcance los 1,2 millones antes de fin de año. Además,
el número de afectados por ese movimiento de personas
—si juntamos a los sirios, los palestinos y los libaneses que regresan de Siria, además de las familias de acogida
libanesas— llegará a los 2,5 millones antes de fin de año.

Según las estadísticas del organismo de las Naciones
Unidas, aproximadamente el 34,8% de esos refugiados
tienen necesidades especiales, de los cuales el 22,9%
son niños en situación precaria y aproximadamente el
10% tiene problemas médicos graves, teniendo en cuenta
que aproximadamente la mitad de los refugiados en el
Líbano y los países vecinos son niños y jóvenes.

Hemos advertido sin cesar, junto a otros, acerca
de las consecuencias que tiene esta crisis sin fin, no solo
en Siria, sino también en los países vecinos. Ahora estamos
viendo los efectos de los combates en Siria, que
han alcanzado dimensiones militares y han llegando
hasta las fronteras del Líbano, lo cual pone en peligro
la seguridad de mi país. Condenamos tales violaciones,
cualquiera que sea su origen o su motivo.

La grave cuestión de los refugiados derivada de
la crisis ha comenzado a afectar a la sociedad libanesa
y su composición. También está teniendo repercusiones
socioeconómicas y de seguridad importantes, debido a
que la mayoría de los refugiados viven en las zonas más
pobres de mi país. Como consecuencia de ello, está aumentando
la presión sobre el mercado de trabajo y la
demanda de recursos básicos, como los alimentos, con
la consiguiente inflación y el incremento del costo de la
vivienda que ello conlleva.

Permítaseme reiterar hoy que el Líbano nunca
cerrará sus fronteras a nadie, ni a las personas ni a las
familias que, huyendo de los horrores de la violencia y
la destrucción, vengan a buscar refugio en nuestro país.

No enviaremos de vuelta a los que lleguen.

El Líbano mantiene su compromiso de prestar asistencia
a todos los refugiados de Siria y de procurar satisfacer
todas sus necesidades esenciales en materia de protección,
vivienda, alimentación, salud y educación. Sin
embargo, el Líbano tiene derecho a pedir a los Estados vecinos
y a la comunidad internacional que compartan esta
responsabilidad, teniendo en cuenta que nuestro país es el
más pequeño y el que tiene menos recursos, a pesar de ser
el país que recibe la mayor cantidad de refugiados sirios.

Esa número pronto se convertirá en casi una cuarta parte
de la población libanesa, que es el índice de recepción más
alto de todos los países que acogen a refugiados.

Lo cierto es que, como atestiguan los representantes
de las Naciones Unidas y sus organismos, el
Líbano no será capaz de proporcionar los cuidados necesarios
a los refugiados si las cifras siguen creciendo
como hasta ahora, ya sean refugiados sirios, palestinos
o incluso libaneses que regresan de Siria. El Líbano no
será capaz de salir adelante si no se incrementa la asistencia
de la comunidad internacional.

Entre los que se han pronunciado sobre esta situación
está la representante regional del Alto Comisionado
para los Refugiados, Sra. Ninette Kelley, quien, a
principios de este mes, dijo, con respecto a la asistencia:
“Los programas ya están disponibles, el personal
está listo, pero los fondos se están agotando.

Con esta financiación, los programas vitales para
garantizar los alimentos, el agua potable, la educación
para los niños, la salud y la vivienda para
los refugiados recién llegados son sencillamente
imposibles”.

Por otra parte, el jefe de operaciones en el país
del Programa Mundial de Alimentos en el Líbano,
Sr. Étienne Labande, dijo que “dentro de un mes, y con
la financiación actual, más de 400.000 refugiados sirios
en el Líbano dejarán de recibir asistencia alimentaria”.

El Alto Comisionado para los Refugiados,
Sr. António Guterres, que participa a la reunión de hoy,
resumió acertadamente la situación cuando dijo:
(continúa en inglés)
“El Líbano necesita un apoyo a gran escala, no
puede hacerlo a solas.”
(continúa en árabe)
Permítaseme reiterar el llamamiento que hizo el
mes pasado en la cumbre de Doha el Presidente del Líbano,
Sr. Michel Sleiman, durante la celebración de una
conferencia internacional sobre los refugiados sirios.

Señaló que la conferencia no debía limitarse a recoger
las donaciones que se habían prometido anteriormente
en la conferencia de Kuwait, sino que debía tratar de encontrar
la manera de distribuir la carga de los costos de
acuerdo con el principio de responsabilidad compartida,
con el fin de reducir los efectos negativos de la afluencia
de refugiados para la paz y la seguridad internas y
regionales. El Presidente del Líbano reiteró ese mensaje
a principios de este mes, cuando instó a crear campamentos
en territorio sirio lejos de las zonas de combate
y bajo la protección de las Naciones Unidas. Alentamos
al Consejo a estudiar esa posibilidad.

Por último, el Líbano desea unir su voz a la de
los funcionarios de las Naciones Unidas —la Secretaria
General Adjunta de Asuntos Humanitarios, Sra. Valerie
Amos; la Directora Ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Sra. Ertharin Cousin; el Alto Comisionado
para los Refugiados, Sr. António Guterres; el Director
Ejecutivo de UNICEF, Sr. Anthony Lake; y la Directora
General de la Organización Mundial de la Salud, Sra. Margaret
Chan— y exhortar al Consejo a que adopte medidas,
(continúa en inglés)
“En nombre de todos los que han sufrido tanto, y
de los muchos más cuyo futuro se encuentra en la
cuerda floja: ¡Basta ya! Apelen a su influencia y
utilícenla ya para salvar al pueblo sirio y salvar a
la región de un desastre”.

El Presidente (habla en inglés): Tiene la palabra
el representante de Turquía.

Sr. Çevik (Turquía)(habla en ingles): Sr. Presidente:
Ante todo, permítame darle las gracias por haber
organizado esta sesión informativa, que nos brinda la
oportunidad de señalar a la atención de la comunidad
internacional una vez más la gravedad de la situación
humanitaria en Siria. Seguimos con gran interés las
presentaciones formuladas por los jefes de los principales
organismos humanitarios de las Naciones Unidas.

La búsqueda del pueblo sirio de una Siria democrática
y libre ha cumplido su segundo año, mientras el
régimen sirio sigue atacando indiscriminadamente a su
propia población por todos los medios, incluso utilizando
misiles balísticos. El ataque constante no sólo cobra
vidas sino también destruye el patrimonio histórico y
cultural y la infraestructura económica de Siria.

La situación humanitaria en Siria se deteriora cada
día. Según las últimas cifras de las Naciones Unidas, el número
de refugiados ha ascendido a 1,3 millones, y de personas
internamente desplazadas a 4,5 millones y 6 millones
de personas necesitan con carácter urgente ayuda humanitaria.

La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Refugiados estima que el número de
refugiados podría llegar a 3,5 millones para finales de
año si la comunidad internacional no actúa con urgencia.

La comunidad internacional tiene la responsabilidad
moral de apoyar al pueblo de Siria en su lucha, y
tiene que hacerlo de manera urgente, colectiva y decisiva
frente al deterioro de la situación humanitaria, que
sigue promoviendo una grave amenaza a la paz y a la
estabilidad regionales.

El llamamiento conjunto de los dirigentes de los
organismos humanitarios de las Naciones Unidas esta
semana es una llamada de alerta seria a la comunidad
internacional, y un recordatorio más de la necesidad
de volver a examinar las estrategias para intentar hacer
frente a la crisis. Fue un llamamiento para que todos empecemos
a pensar en nuevas ideas y actuar de inmediato
a fin de aplicar una estrategia eficaz para salvar al pueblo
de Siria y a la región de una catástrofe.

Seguimos considerando que la mejor manera de
poner fin a este derramamiento de sangre es mediante una
solución y una transición políticas, preservando la integridad
territorial y la unidad política de Siria. La comunidad
internacional, en particular las Naciones Unidas, tiene un
papel importante que desempeñar en ello. Sin embargo,
en espera de esa solución, debemos ser objetivos y orientarnos
a resultados a la hora de abordar la dimensión humanitaria
—consecuencia principal de la crisis política.

Nosotros, en Turquía, estamos realizando todos
los esfuerzos posibles para dar respuesta a las ramificaciones
de la crisis siria. Hemos acogido ya a más
de 190.000 sirios en 17 campamentos, además de que por
lo menos 100.000 personas han llegado a las distintas
ciudades y pueblos de Turquía. Estamos haciendo todo
lo posible por satisfacer sus necesidades cotidianas en todos
los ámbitos, incluso los relacionados con la salud y la
educación. Además, la Sociedad Turca de la Media Luna
Roja brinda socorro humanitario en el punto cero de la
frontera con Siria, con transparencia, de conformidad con
la legitimidad internacional y los principios humanitarios.

El promedio de refugiados que cruza las fronteras
hacia países vecinos a diario ha llegado a 8.000, y
hasta 14.000 en días de intensos enfrentamientos. Hasta
hace seis meses, la cifra era un par de miles.

La asistencia en las líneas de control se torna cada
vez más complicada, mientras algunos artículos humanitarios,
como el instrumental quirúrgico, son muy bloqueados
por el régimen. Esa política irresponsable sólo coadyuvará
a un mayor éxodo de refugiados. Es necesario que
el Consejo examine las formas alternativas de prestación
de asistencia, incluidas las operaciones transfronterizas.

No se debe ni se puede pedir a los países vecinos
que afronten solos los desafíos más urgentes. La
situación ya no es sostenible, la metodología existente
no funciona para materializar los principios del acceso
pleno, sin tropiezos y seguro. La comunidad internacional,
desde la perspectiva de la distribución de la
carga, debe adoptar medidas colectivas. No basta con la
promesa de apoyo financiero en sí.

Consideramos que ha llegado el momento de que
la comunidad internacional examine los medios aún no
estudiados para hacer frente al problema de las personas
internamente desplazadas en el territorio sirio y buscar destinos alternativos para los que siguen optando por
irse porque no se sienten seguros.

Muchos de los dirigentes regionales eminentes
que sienten la misma presión se han hecho eco de ese
llamamiento. Es hora de que la comunidad internacional,
y por supuesto las Naciones Unidas, tenga en cuenta
esas preocupaciones legítimas. De otro modo, pudiéramos
sumirnos en una crisis mucho más prolongada de la
que estamos enfrentando en estos momento.

Permítaseme concluir expresando una vez más
nuestro apoyo a las aspiraciones legítimas del pueblo sirio
a vivir en condiciones de dignidad, así como nuestra
decisión de seguir haciendo todo lo posible para dar respuesta
a la crisis humanitaria al otro lado de la frontera.

Quisiéramos también recordar a la comunidad internacional
su obligación de actuar de manera urgente, decisiva
y responsable antes de que sea demasiado tarde.

Lamentamos que se utilice el Consejo de Seguridad
para diseminar información imprecisa y tergiversada.

El Consejo y, por mediación de los medios de
difusión, la comunidad internacional han escuchado
sin duda las opiniones coherentes de los participantes
respecto de las políticas del régimen sirio. Los hechos
presentados no pueden borrarse por un vano intento
de afirmar lo contrario.

Turquía seguirá demostrando solidaridad con el
pueblo sirio, cuyas opiniones no se pueden escuchar en
esta plataforma.

El Presidente (habla en inglés): No hay más nombres
inscritos en la lista de oradores. Invito ahora a los
miembros del Consejo a celebrar consultas oficiosas
para seguir examinando el tema.

Se levanta la sesión a las 12.10 horas.