Lockheed Martin –compañía estadounidense aeroespacial y de «seguridad global» que cuenta 120 000 trabajadores e ingresos netos anuales de 50 000 millones de dólares– acaba de entregar a Cabo Cañaveral, de donde será lanzado en julio, el segundo satélite Muos. El primero está en funcionamiento desde 2012. Toda la constelación de 4 satélites que compone este nuevo sistema de comunicaciones de la US Navy estará en órbita de aquí al año 2015.

Mientras tanto, la firma General Dynamics –otro gigante de la industria de guerra, con 90 000 trabajadores y ventas anuales por más de 30 000 millones de dólares– está construyendo 4 estaciones terrestres del Muos: 2 en territorio estadounidense (en Virginia y Hawai), una en Australia y otra en Sicilia. Cada una de ellos incluye 3 grandes parábolas de 18 metros de diámetro.

General Dynamics está equipando a las fuerzas armadas de Estados Unidos con los primeros radios portátiles An/Prc-155, una especie de Smartphone de guerra que –a través del Mobile User Objective System (Muos) de muy alta frecuencia– transmite de forma simultánea y en modo encriptado voz, video y datos en streaming (difusión y lectura en flujo continuo. Nota del Traductor.).

Con el segundo satélite, el sistema será utilizable para más de 20 000 de las terminales que ya existen actualmente y que serán reemplazadas posteriormente por el nuevo equipamiento, capaz de multiplicar por 16 el volumen de información que se transmite. Submarinos y navíos de guerra, cazas-bombarderos y drones, vehículos militares y servicios terrestres se mantendrán entonces conectados todos a una sola red de mando y de comunicaciones mientras se mueven en cualquier región del mundo.

Los estrategas que concibieron esa máquina de guerra global nunca se imaginaron, sin embargo, que los habitantes de una pequeña localidad de Sicilia –Niscemi– se atreverían a hacerles frente.

En 2004, cuando Lockheed emprende el proyecto Muos, el gobierno de Berlusconi autoriza secretamente la instalación de una de las estaciones terrestres en Sicilia. Se escoge Sigonella, pero un estudio de una empresa estadounidense advierte que las emisiones electromagnéticas de las antenas son tan fuertes que pueden hacer estallar las municiones almacenadas [en la base militar estadounidense]. Se escoge entonces Niscemi, donde ya existe un centro estadounidense de transmisiones radionavales de 41 antenas. Esta vez es el gobierno de Prodi el que otorga la autorización, también en secreto, y en 2007 la región de Sicilia da también luz verde a la instalación. Luz verde que, sin embargo, niegan la población y las autoridades municipales de Niscemi, conscientes del peligro que representan para la salud las transmisiones electromagnéticas. Nace así el movimiento popular «No Muos», que se extiende también a las comunas limítrofes. Y, en marzo de 2013, el nuevo presidente de la región, Rosario Crocetta, revoca definitivamente la autorización para la instalación del Muos en Niscemi.

Estalla entonces la contraofensiva. Las acciones no violentas de los militantes del movimiento No Muos son objeto de duras acciones represivas y la embajada de Estados Unidos condena el accionar de dicho movimiento, al igual que el ministerio italiano de Defensa, que emprende incluso una acción judicial contra la comuna de Niscemi ante el Tribunal Administrativo regional (TAR). El ministerio [italiano de Defensa] exige a las autoridades de Niscemi una compensación económica por la interrupción de los trabajos [de instalación del Nuos]. Mientras se espera por la respuesta del Instituto Superior de Salud (del que no hay gran cosa que esperar) y el físico John Oetting de la Hopkins University [estadounidense] afirma que las antenas Muos emiten menos radiaciones que un horno microondas, los parlamentarios de Cinque Stelle (el movimiento del humorista Beppe Grillo. NdT.) aseguran, después de visitar la instalación, que «los trabajos están detenidos y los parámetros mostrados por el cónsul Moore están por debajo de los límites de peligrosidad».

Declaraciones que ponen en duda los manifestantes armados de pancartas con consignas como «No war in Syria» y «Contra el Muos por un Mediterráneo de paz», demostrando así que su lucha es también una forma de resistencia frente a las políticas guerreristas.

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido el español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio