Por Ghaleb Kandil

El jefe de la fuerzas armadas egipcias, general Abdel Fattah al-Sissi, ha indicado que el ejército procedió, antes del levantamiento popular del 30 de junio, a evaluar estratégicamente la situación existente en el país, evaluación en la que se puso de manifiesto que era urgente la formación de un gobierno de unión nacional. Pero el presidente Mohamed Morsi rechazó esa opción. Luego de la destitución del jefe de Estado y la aceleración de los acontecimientos se plantean numerosas interrogantes sobre el papel del ejército y la evolución del conflicto.

Durante las semanas anteriores al levantamiento del 30 de junio, se ensanchó el abismo entre la dirección de las Hermanos Musulmanes (Ikhwans) y el mando de las fuerzas armadas. Esto condujo a las manifestaciones históricas de los millones de opositores a Morsi que respondieron al llamado de Tamarodla Rebelión»). Sólo meses después de su fundación, ese movimiento ya había recogido 22 millones de firmas para su petición, en la que se reclamaba la renuncia del presidente.

En Egipto, las raíces del Estado central se remontan a miles de años, a la época de los faraones. El papel de la burocracia civil y militar está profundamente anclado como realidad sociológica desde la revolución del 23 de julio de 1952. De la época de Gamal Abdel Nasser, el ejército egipcio heredó una estructura compleja que le confiere profundas raíces sociales y populares, no sólo porque sus miembros provengan del pueblo sino también porque la institución militar representa, directa o indirectamente, una fuerza económica que al parecer genera cerca del 40% del PIB. Sus empresas agrícolas, industriales y militares dan empleo a millones de personas y proporcionan así a millones de familias los ingresos que les permiten satisfacer sus necesidades. Sectores enteros de la burocracia estatal viven a la sombra del ejército, fundamentalmente la justicia y la administración civil.

Ese peso excepcional obliga por lo tanto al ejército a tener en cuenta a la mayoría popular que se niega a que Mohamed Morsi se mantenga en el poder. Partiendo de ese hecho y de su evaluación estratégica de los peligros internos y externos que se ciernen sobre la nación, evaluación mencionada por el general al-Sissi, el ejército aconsejó a Morsi no meterse en la guerra contra Siria. Le explicó al presidente que las dificultades económicas, la realidad política del país y las consideraciones vinculadas a la seguridad nacional no permitían que Egipto se metiera en esa guerra.

Sin embargo, la dirección de la Hermandad Musulmana parecía decidida. Varios informes indican que el discurso del 15 de junio de Mohamed Morsi, en el que llamó a la yihad en Siria, era el pitazo inicial para la formación de un contingente egipto-palestino que sería enviado a Jordania para participar en la agresión contra Siria partiendo desde el frente sur (Daraa). Diversas informaciones aseguran que los planes preparados por Estados Unidos, Francia, Qatar y Turquía para «reequilibrar» la situación en Siria apostaban en gran parte por ese contingente de yihadistas. Un plan que el ejército egipcio rechazó de plano.

El mando militar se negó a proteger el poder de Mohamed Morsi ante la aplastante mayoría de la población. Le propuso al presidente un compromiso basado en una nueva asociación con todas las fuerzas políticas del país, lo cual le permitiría mantenerse en el cargo. Pero Morsi se negó nuevamente. Los intentos de mediación continuaron entre el 30 de junio y el 2 de julio, bajo la supervisión personal del general al-Sissi. Estos intentos se estrellaron una vez más contra la intransigencia de la Hermandad Musulmana, que rechazó todo tipo de asociación nacional. El guía de la cofradía, Mohamed Badih, dio después la señal para la rebelión armada en las calles del país, poniendo así en grave peligro la estabilidad de Egipto, debido a las decenas de muertos y los cientos de heridos que ha provocado la violencia de los extremistas.

En vez revisar sus propios cálculos y de reconocer los errores de sus políticas, al servicio de los intereses de Occidente y de Israel, la dirección de la Hermandad Musulmana parece decidida a seguir adelante con sus opciones, decisión que la pone en contradicción con el pueblo egipcio y con su ejército. Esa decisión puede elevar el precio a pagar por la transición hacia el cambio, sobre todo en la medida en que no existe una fuerza política dirigente dotada de un proyecto claro que responda a las aspiraciones del pueblo egipcio.

El ejército parece, por consiguiente, la única fuerza organizada sobre la que recaerá el papel de regulador entre los diferentes partidos políticos y corrientes sociales.

Declaraciones y expresiones de posición

Jeque Naim Kassem, secretario general adjunto del Hezbollah
«Pedimos a quienes nos atacan que presenten una sola prueba de que hemos actuado de forma contraria a la razón, al derecho, al nacionalismo y al sentido humanitario. Nosotros liberamos el sur e Israel nos teme debido a nuestra preparación y nuestros medios. El Líbano está en la mira del proyecto estadounidense, al igual que la Resistencia, que está lista para garantizar la defensa del Líbano, su liberación y la protección de su dignidad. Todo el mundo sabe que los partidarios de la Resistencia vienen de todas las confesiones, al igual –por cierto– que quienes le son hostiles. Por lo tanto, la Resistencia no es chiita y no pertenece únicamente a un partido ni a una comunidad. Es el proyecto de independencia. Algunos tratan de presentar el problema como si se tratara de un conflicto entre sunnitas y chiitas, cuando en realidad se trata de la oposición entre dos proyectos: el proyecto que trata de debilitar a la Resistencia y de cambiar el régimen en Siria ha fracasado. Es por eso que quienes apostaban por ese proyecto tratan ahora de incitar al enfrentamiento confesional. Esa es el arma de los débiles. El Hezbollah seguirá dando prueba de paciencia y soportará los ataques porque la paciencia da más frutos que la reacción. Invito a todas las partes a sacar la enseñanza de los acontecimientos y a avanzar hacia una cooperación gubernamental, parlamentaria y política para salvar nuestro país y sus instituciones. Yo diría incluso que estamos dispuestos a olvidar el pasado y dialogar racionalmente. Estamos dispuestos a escuchar las aprehensiones del otro bando y a comunicarle las nuestras en un diálogo basado en la moral y en el recurso definitivo a la Constitución. El objetivo principal es construir, no destruir. Queremos que el otro bando tenga en cuenta el hecho que el futuro del Líbano sólo puede construirse con la participación de todos sus hijos.»

Suleiman Frangié, jefe de la Corriente Marada
«La próxima etapa será muy dura. Hay que hacer todo lo posible por atravesarla en paz. Quienes toman las decisiones en el plano internacional están tratando de provocar entre sunnitas y chiitas una tensión que se extenderá a Asia, Irán, Pakistán y a Afganistán, al servicio de Israel, Estados Unidos y Occidente. Apoyamos que se mantengan las armas de la Resistencia en la medida en que estas apuntan a Israel y protegen la soberanía libanesa. Esas armas nos don una posición de fuerza indispensable en caso de negociaciones de paz y pueden ser confiadas a las autoridades legales, cuando se logre la paz. Si todos los libaneses se pusieran frente a las armas del Hezbollah, ¿creen que de verdad lograrían confiscárselas? Hay que evitar los problemas internos y circunscribirlos al seno de las instituciones constitucionales.»

Tony Nasrallah, alto responsable de la Corriente Patriótica Libre
«No hay que dar al encuentro entre el general Aoun y el embajador de Arabia Saudita más importancia de la que merece. No hay ningún viraje en la posición de la Corriente Patriótica Libre. La alianza entre ella y el Hezbollah tiene un carácter estratégico y se basa en una amistad más sólida de lo que algunos se imaginan. Los dos partidos están en el mismo barco.»

Ali Abdel Karim Ali, embajador de Siria en Líbano
«Las posiciones del general Michel Aoun en relación con Siria y la Resistencia son muy claras. Hay que mantener las relaciones fraternales entre el Líbano y Siria y es necesario resolver en un marco fraternal los problemas vinculados al tráfico de armas que se han planteado por causa de la permisibilidad o de la complicidad de ciertas fuerzas políticas, fuera del marco del Estado. Las amenazas que pesan sobre Siria pueden tener repercusiones en Líbano y viceversa.»

Acontecimientos

  • El ministro libanés de Energía, Gebran Bassil, estimó que Israel dispone de la capacidad necesaria para llegar hasta los recursos petrolíferos off shore del Líbano e indicó que el Estado hebreo realizó una perforación a 4 kilómetros de las aguas territoriales libaneses. «El ejército y la Resistencia disponen de medios para defender las reservas de hidrocarburo del Líbano contra Israel» aseguró el señor Bassil el viernes en una conferencia de prensa. «No permitiremos que Israel se apodere de nuestros recursos naturales», prosiguió. El señor Bassil lanzó además un llamado al jefe de Estado [libanés] Michel Sleiman y el primer ministro dimitente Najib Mikati a convocar una reunión extraordinaria del gobierno para adoptar los decretos que aún se mantienen en suspenso para definir los bloques off shore y sus coordenadas así como la distribución de los ingresos.
  • El diario Al-Akhbar reportó que el coche-bomba utilizado en el intento de asesinato contra un alto responsable de la seguridad siria en Damasco fue preparado en Líbano antes de ser enviado a la capital siria.
  • Un avión de combate israelí F-16 se estrelló en el Mediterráneo el domingo debido a un desperfecto técnico pero sus 2 tripulantes fueron rescatados sanos y salvos, indicó un vocero del ejército. Según medios israelíes, el avión se estrelló frente a la franja de Gaza. «El piloto y el copiloto se catapultearon y fueron transportados al hospital», precisó el vocero militar. Como consecuencia del incidente, el comandante de la aviación israelí, general Amir Eshel, «ordenó que todos los aviones F-15 y F-16 se mantengan en tierra.»

Revista de prensa

As-Safir (Diario libanés vinculado al 8 de Marzo), 5 de julio de 2013
Kassem Kassir
El secretario general del Hezbollah, sayyed Hassan Nasrallah, aseguró que «las campañas dirigidas contra su partido o contra él personalmente no tendrán ningún impacto en las actuales orientaciones». Dijo estar satisfecho del desarrollo de la situación en Líbano y en la región y señaló que «a pesar del clima de escalada, los resultados de los acontecimientos favorecerán los intereses de las fuerzas de la Resistencia».
Durante un encuentro a puertas cerradas con responsables y cuadros del partido, sayyed Nasrallah tranquilizó a sus interlocutores y les explicó los últimos acontecimientos en Líbano, Siria e Irán. «Los próximos días demostrarán lo acertado de las decisiones que hemos tomado en los 2 últimos años, tanto en Líbano como en Siria», indicó.
El líder del Hezbollah subrayó las estrechas relaciones que existen entre el Movimiento Hamas y el Hezbollah, desmintiendo así las informaciones sobre la participación de combatientes del movimiento islamista palestino en los combates junto a los rebeldes sirios. Aseguró que ambos partidos mantienen contactos permanentes así como la cooperación y la coordinación para enfrentar el clima sectario y la fitna en la región. «Todos los acontecimientos en el terreno y en el plano político marchan con el mejor rumbo», agregó sayyed Nasrallah.
Las palabras de sayyed Nasrallah llegan en el marco de los preparativos que ha emprendido el Hezbollah para adoptar una nueva orientación en los planos político y mediático para enfrentar a la campaña de la que está siendo blanco desde los combates de Abra y los ataques lanzados en su contra por la Corriente del Futuro y ciertos grupos islamistas. El partido ha decidido autorizar a algunos de sus responsables a aparecer ante los medios para responder a las preguntas sobre el papel del Hezbollah en Líbano y Siria. Esa decisión se tradujo el martes pasado por la participación del diputado Hassan Fadlallah, en un programa de OTV. Próximamente los dirigentes y responsables del Hezbollah estarán más presentes a nivel mediático y popular para exponer la visión del partido y expresar su apego a la unidad islámica y nacional. Su mensaje consiste en señalar que lo que actualmente sucede no está dirigido en contra de una comunidad en particular sino que constituye una respuesta al surgimiento de grupos takfiristas y que el partido está dispuesto a restablecer las relaciones con todos los movimientos islamistas para discutir todos los temas.

As-Safir , 2 de julio de 2013
El jeque Ahmad al-Assir planificaba la realización de atentados en varias regiones del Líbano para provocar así disensiones confesionales por orden de un servicio de seguridad y financiado por conocidos hombres de negocios.
Una fuente de seguridad afirmó que conocidos hombres de negocios entregaron al jeque Assir fuertes sumas de dinero y apartamentos que le permitieron comprar armas y explosivos para cometer atentados en varias regiones libanesas. La misma fuente indicó que un camión lleno de armas atravesó una barrera militar invocando la cobertura de un servicio de seguridad 2 días antes de la ofensiva militar contra el bastión de al-Assir en Abra, sur de Líbano.

An-Nahar (Diario libanés vinculado al 14 de Marzo), 3 de julio de 2013
Fuentes interesadas indicaron que el encuentro entre el embajador de Arabia Saudita en Líbano, Ali Awad al-Assiri, y el jefe del Bloque del Cambio y la Reforme, Michel Aoun, duró una hora antes de que el diplomático almorzara con el general, invitado por este último. El encuentro fue calificado de positivo y abordó acontecimientos internos. La reunión refleja el deseo del embajador de abrirse a todas las fuerzas políticas libanesas, conforma a las instrucciones del rey Abdallah de desplegar el máximo de esfuerzos por preservar la estabilidad del Líbano, una constante en la política del reino.
Las mismas fuentes indican que la reunión no se inscribe en el marco de los estrechos cálculos internos, como han creído algunos. El general Aoun quiso inscribirse también en el marco de una voluntad de apertura hacia Arabia Saudita, para mostrar su «independencia», por un lado, y protegerse además de la presencia de los expatriados libaneses en el Golfo. Sobre todo porque existen temores sobre la suerte de algunos sectores libaneses en esos países desde que el Consejo de Cooperación del Golfo decidió tomar medidas contra los que apoyan al Hezbollah.
Comentando la visita de Assiri a Rabieh, el ministro de Energía y Agua del gobierno [libanés] dimitente, Gebran Bassil, declaró: «Esa visita es positiva y no debe molestar a nuestros aliados. Cuando ellos se abren a nuestros adversarios, nosotros lo vemos de manera positiva, así que ellos deben hacer lo mismo ya que ese tipo de encuentros reduce la distancia entre los protagonistas locales y con los padrinos regionales.»

Al-Akhbar (Diario libanés vinculado a la Resistencia)
Ghassan Seoud, 5 de julio de 2013
Para los círculos vinculados a las Fuerzas Libanesas, el jefe de estas, Samir Geagea es uno de los pilares de la política estadounidense en la región. Sus simpatizantes ven en él a un visionario y saludan «la precisión, la prudencia y la justeza» de sus posiciones. Dicen Geagea apoya la voluntad del pueblo. Estaba con el pueblo cuando Hosni Mubarak estaba en el poder. Estaba con la Hermandad Musulmana cuando esta lo destronó [a Mubarak] para tomar su lugar. Pero parece que esta vez Estados Unidos no informó a Geagea que iba a pasar la página de la Hermandad Musulmana. Así que habrá que prever todo lo contrario de lo que él había dicho. El problema del jefe de la FL –al igual que el del ex emir de Qatar Hamad ben Khalifa– es su excesivo comprometimiento que le impide hallar una salida segura para él y para su público cada que se produce un cambio de la «voluntad internacional». Y el segundo problema es que Hamad Ben Khalifa acaba de jubilarse.

Al-Akhbar , 2 de julio de 2013)
Nasser Charara
Según varias fuentes, la ola de pesimismo que existe en Líbano tiene como fuente una evaluación de la situación en materia de seguridad adoptada a finales de marzo por la Dirección de Protección y Seguridad en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ese informa estima que «la seguridad en Líbano está fuera de todo control y la tensión interna, que se debe a factores internos y externos, presagia un incendio generalizado que puede producirse en cualquier momento».
Esa evaluación ha sido tomada muy en serio en el plan internacional ya que la Dirección de Protección y Seguridad ha tomado medidas prácticas basándose en su contenido. Entre esas medidas estuvo el envío a la presidencia del Consejo de Seguridad de una nota que recomienda no enviar sus misiones logísticas al Líbano sin haber su obtenido antes su aval.
Esas fuentes agregan que la Dirección de Protección y Seguridad elaboró su informe, oficialmente adoptado por el Consejo de Seguridad, según datos políticos y otros provenientes de servicios de inteligencia que mencionan un gran riesgo de propagación del conflicto sirio hacia el Líbano y la existencia de un activismo cada vez más importante en la escena sunnita libanesa por parte de peligrosos grupos salafistas. Esos datos indican que esos grupos pudieran utilizar el Líbano como campo de acción y no sólo como trampolín del respaldo a los rebeldes sirios.
El elemento más importante de ese informe indica que esos grupos están planificando asesinatos contra varias personalidades libanesas que gozan de gran influencia en la realidad política libanesa y en materia de seguridad. Entre sus blancos privilegiados se hallan el presidente del Parlamento, Nabih Berry, y el comandante en jefe del ejército libanés, general Jean Kahwaji, y otros oficiales. Las mismas fuentes agregan que las personalidades en peligro fueron informadas del peligro que corren para que pudieran tomar las medidas necesarias. Fuentes de seguridad precisan que esas informaciones son recientes, que provienen de medios creíbles y que nada tienen que ver con los datos que varios servicios europeos transmitieron a las autoridades libanesas hace varios meses.
Las fuentes agregan que el Líbano atravesó, entre los meses de abril y junio, un momento delicado que amenazó su estabilidad, y precisan que sin la firmeza –con respaldo internacional– de la respuesta a los acontecimientos de Saida, los grupos salafistas habrían puesto su plan en marcha provocando así la explosión del Líbano.
El US CentCom, el Pentágono así como los sectores interesados de la Unión Europea han tomado muy en serio las evaluaciones de la Dirección de Protección y Seguridad y han elaborados políticas urgentes para impedir el derrumbe de la estabilidad en Líbano.

Al-Joumhouria (Diario libanés vinculado al 14 de Marzo), 4 de julio de 2013
Según fuentes informadas, el jefe del Partido Socialista Progresista (PSP), Walid Juomblatt, se encamina hacia una reorientación de sus relaciones políticas hacia lo que fueron en 2005. Sus relaciones con el Hezbollah son ahora estables y las coordina el ministro Ghazi Aridi, quien está dispuesto a restablecer los vínculos con el régimen sirio de ser necesario.
En el mismo contexto, el señor Joumblatt ha dado instrucciones para reanudar los contactos con el Partido Sirio Nacionalista Socialista (PSNS) luego de una ruptura de varios años. Dos encuentros bilaterales se han realizado entre los dos partidos, el primero en Aley y el segundo en Choueifat.
Con el Movimiento Amal, el señor Joumblatt mantiene una alianza a todos los niveles. No toma decisión alguna sin ponerse previamente de acuerdo con el presidente del Parlamento, Nabih Berry. Durante los dos últimos días, el jefe del PSP estaba extremadamente en cólera contra la «locura» que condujo al fracaso de la sesión parlamentaria, por estimar que el señor Berry es «una garantía nacional y una necesidad para limar asperezas y preservar la paz civil».
Partiendo de lo anterior, observadores de la escena política hablan de «cambios dramáticos» en un futuro próximo, a la luz de los contactos entre la embajada de Arabia Saudita y el jefe del Bloque del Cambio y de la Reforma, Michel Aoun. La interrogante que se plantea es saber si Riad logrará una reconciliación entre la Corriente del Futuro y Aoun después de las críticas del general y del ministro Gebran Bassil hacia el Hezbollah.
Mientras tanto, ¿reemplazará el PSP a la Corriente Patriótica Libre como principal aliado del Hezbollah? ¿Estaríamos entonces ante una alianza política Joumblatt-Berry-Hezbollah, sabiendo que el jefe del PSP podría garantizar una cobertura política al Hezbollah en la próxima etapa?
Eso dependerá de la evolución de las relaciones entre el señor Joumblatt y Arabia Saudita. Si esa relación mejora y si el señor Joumblatt siente que Riad aún lo necesita, como en el pasado, escogerá esa vía.
En todo caso, el Hezbollah no abandonará a sus aliados en el seno de la comunidad drusa, sobre todo al ex ministro Wiam Wahhab.

Al-Hayat (Diario con capitales sauditas), 5 de julio de 2013
Mohammad Choucair
Fuentes que siguen la relación entre el Hezbollah y la Corriente Patriótica Libre (CPL) piensan que aunque las divergencias entre ambos partidos se hagan más profundas nunca llegarán al divorcio político y la ruptura. Lo que actualmente sucede puede manejarse a un nivel mínimo que impida que el diferendo no mezcle las cartas políticas, en previsión de la conclusión de nuevas alianzas.
Las mismas fuentes afirman que el Hezbollah se siente ciertamente incómodo por las críticas del general Aoun y por las quejas de este último contra sus actos políticos, sobre todo en lo tocante a los temas vinculados al Parlamento y el gobierno. Pero prefiere no expresar su insatisfacción abiertamente para permitir que los mediadores trabajen sobre los temas de desacuerdo en busca de soluciones y, por lo tanto, reforzar su alianza estratégica.
Las fuentes indican que el general Aoun tiene una urgente necesidad de alzar el tono ante sus aliados acusándolos de no estar listos, en este momento, a edificar el proyecto del Estado debido a ciertas dudas que existen en el seno de la CPL sobre el futuro de la relación con el Hezbollah. Aoun se ha visto obligado a expresar su descontento con la actitud del Hezbollah para controlar la base de su propio partido.
Las mencionadas fuentes agregan que el general Aoun no ha escondido a ciertos embajadores su molestia ante el hecho que el Hezbollah no coincida con él sobre ciertos temas. No hay dudas de que ha querido hacer ver que él estaba dispuesto a adoptar políticas diferentes a las de sus aliados. Tampoco ha ocultado su desconfianza en cuanto al apoyo del tándem chiite [Amal-Hezbollah] a la prórroga del mandato del comandante en jefe del ejército, el general Jean Kahwaji, [apoyo] que no se discutió previamente con él [con Aoun] a pesar de la importancia que reviste ese cargo, considerado como una de las principales funciones que ocupan los maronitas.
A pesar de ello, las fuentes no están inquietas por el futuro de la relación entre el Hezbollah y el CPL. Y los mensajes que Aoun trata de hacer llegar al Hezbollah no han alcanzado la categoría de advertencia ya que los dos partidos se necesitan uno al otro.

L’Orient-Le Jour (Diario libanés en lengua francesa vinculado al 14 de Marzo)
Scarlett Haddad (2 juillet 2013)
Hay dos lecturas contradictorias de la batalla de Abra y de la desaparición –hasta nueva orden– del jeque Ahmad al-Assir.
La primera prevé un recrudecimiento de los actos de violencia y quizás incluso un incendio generalizado en el Líbano ya que la operación militar que acabó con el movimiento del jeque Assir exacerbó las tensiones confesionales.
La segunda, por el contrario, estima que la operación militar de Abra asestó un golpe al proyecto de discordia confesional ya que el ejército libanés logró interponerse entre el jeque y sus hombres, por un lado, y el Hezbollah y las Brigadas de la Resistencia, por el otro.
Lo que muestran ambas lecturas es que los hechos de Abra son lo bastante importantes como para marcar la continuación de los acontecimientos en Líbano.
El «fenómeno Assir» no es por lo tanto un simple accidente, ni la reacción de la calle sunnita de Saida ante las armas del Hezbollah. La batalla que se desarrolló a lo largo de 48 horas y el saldo relativamente elevado en muertos, las armas utilizadas y los combatientes –gran parte de los cuales son sirios y palestinos– que participaron en los enfrentamientos, y sobre todo los depósitos y los túneles subterráneos descubiertos en el complejo que ocupaban el jeque salafista y sus hombres, demuestran que se trataba en realidad de un proyecto global de [provocar] discordia confesional entre sunnitas y chiitas a partir de Saida, puerta sur y vía de paso obligada para los combatientes del Hezbollah, pero también para su base popular.
Ese proyecto, según fuentes militares, venía preparándose desde hace más de un año. Los preparativos y las instalaciones así como el tipo de armas encontradas y las cargas explosivas son indicios concluyentes de ello. [El proyecto] gozó al parecer de un respaldo más o menos declarado de numerosas partes locales, árabes y regionales, esencialmente de la oposición siria y de sus padrinos.
Los dos lecturas concuerdan en esos puntos pero sus divergencias comienzan a partir de aquí.
Para la primera, que es la que apoyan varios medios diplomáticos europeos que no esconden su inquietud sobre la posibilidad de un incendio generalizado en Líbano debido esencialmente a la intervención del Hezbollah en Siria, la operación del ejército [libanés] contra el feudo del jeque Assir radicalizó aún más a la calle sunnita y la empujará a reaccionar de forma todavía más violenta. Incluso en el seno de la Corriente del Futuro, considerada como la formación moderada de los sunnitas, varias figuras adoptan ahora un tono más agresivo, sobre todo hacia el ejército, y alientan a protestas populares más fuertes para exigir concesiones de parte del Hezbollah y que sus hombres se retiren de Siria. Ni siquiera la entrega al ejército libanés de los apartamentos que [el Hezbollah] ocupaba en Abra frente al feudo del jeque Assir (el dignatario salafista había exigido la evacuación de dichos apartamentos y la Corriente del Futuro ha retomado ese reclamo) ha parecido suficiente a la Corriente del Futuro, que ahora exige la disolución de las «Brigadas de la resistencia» –unidades que se componen de voluntarios no chiitas enrolados en la resistencia y que tienen muchos partidarios sunnitas en Saida–, la retirada de los combatientes [del Hezbollah] de Siria y la entrega a la justicia de los que supuestamente dispararon sobre la villa de Bahia Hariri en Majdelyoun. Según esta lectura, el uso de la fuerza contra Ahmad al-Assir agudizó los odios confesionales y la tensión que está alcanzando su apogeo sólo puede traducirse en actos de violencia ante el debilitamiento de todas las instituciones del Estado –como el ejército libanés– y la presencia masiva de desplazados sirios en Líbano, que constituye una bomba de tiempo.
La segunda lectura estima por su parte que el uso de la fuerza contra el feudo del jeque salafista asestó un duro golpe al proyecto de desestabilización del Líbano con el que ciertos medios locales y árabes esperaban golpear al Hezbollah y arrastrarlo a un conflicto interno. Incluso aunque el proyecto no esté totalmente neutralizado, según esta lectura, va a necesitar mucho tiempo para ponerse nuevamente en marcha y encontrar otro cabecilla y otro lugar de confrontación, Trípoli, a pesar de su constante agitación y de la cólera de los islamistas después de la operación de Abra, no constituye realmente una amenaza para el Hezbollah y tiene pocas posibilidades de arrastrarlo a un conflicto interno ya que los chiitas están prácticamente ausentes del norte, mientras que Ersal solamente podrá moverse si la oposición siria llega a controlar la región. Es cierto que los incidentes se multiplican en Beirut, entre Tarik Jdidé, Sabra y Chatila, por un lado y la periferia sur, del otro. Pero no puede vislumbrarse aún un incendio generalizado a partir de ese sector. Además, según esa lectura, el Hezbollah está perfectamente consciente de la trampa que se le quiere tender y está evitando responder a las provocaciones. Y sin su participación [respuesta] no puede producirse un gran enfrentamiento.
Sin embargo, lo que llama la atención de los observadores es la incógnita cristiana. Ambas lecturas plantean interrogantes sobre la existencia de un deseo de arrastrar a los cristianos a participar en el enfrentamiento entre sunnitas y chiitas. Hubo primero un intento en la Montaña drusa, con el disparo de 2 cohetes contra la periferia sur. Pero los líderes drusos, encabezados por Walid Joumblatt, reaccionaron prontamente para cerrar el camino a todo intento de desestabilización en esa región. Se produjo entonces el descubrimiento de 2 rampas de cohetes en Ballouné y después el de 2 cargas explosivas instaladas a la entrada de Zahlé y vinieron después las declaraciones del ex director general de las FSI [Fuerzas de Seguridad Interna] Achraf Ridi, acusando a Zghorta de proporcionar armas a Jabal Mohsen. ¿Pueden servir de detonador las regiones cristianas? Parece poco probable, pero hay ser prudente.

Al-Rai (Diario kuwaití), 3 de julio de 2013
No cabe duda de que Estados Unidos y el Hezbollah no sienten mucho aprecio el uno por el otro, sobre todo teniendo en cuenta que Washington tiene al partido en su lista de organizaciones terroristas. Pero ello no les impide coincidir en lo tocante al apoyo de ambos al ejército libanés. En momentos en que la batalla entre el ejército y el grupo de Ahmad al-Assir estaba en su apogeo en Saida, la semana pasada, Andrew Exum, el responsable del Desk Liban en el equipo del secretario de Defensa, emitió el siguiente tweet: «Aprecio que (el Hezbollah) incite a los libaneses a respaldar al ejército». Dirigiéndose al secretario general del Hezbollah, a quien llamó «Abu Hadi», el responsable estadounidense agregó: «Resulta que estamos de acuerdo en que el Estado debe tener el monopolio de la violencia».
La convergencia entre Estados Unidos y el Hezbollah en cuanto al respaldo [de ambos] al ejército y a su comandante en jefe, el general Jean Kahwaji, en este momento y quizás en papeles futuros, podría ser fruto de la casualidad. Pero la actitud de Estados Unidos ante el Líbano no parece concordar con su política para el Medio Oriente. Cierto es que la política exterior de la administración Obama resulta confusa, pero en lo tocante al Líbano las posiciones parecen emanar de una administración diferente de la que se ocupa del tema sirio.
La batalla de Saida puso de relieve las contradicciones estadounidenses. El entusiasmo que mostró Washington por la liquidación del grupo de al-Assir no estaba justificado ya que ni el jeque ni su grupo figuran en la lista de terroristas. Se trata de un grupo armado más, como tantos otros que existen desde el norte hasta el sur del Líbano. Algunos son considerados terroristas por Estados Unidos y otros ya han atacado al ejército libanés sin que Estados Unidos reaccionara por ello.
La contradicción en el manejo estadounidense de los temas del Líbano y Siria apareció claramente en la reunión que tuvo lugar en Beirut entre la embajadora de Estados Unidos y los representantes de otros Estados miembros del Consejo de Seguridad. Fuentes de Washington indican que en ese encuentro, la señora «Connelly [embajadora de Estados Unidos en Líbano] escuchó con interés y asentimiento las palabras del embajador de Rusia sobre la necesidad de que el ejército libanés enfrentara el peligro del extremismo y del terrorismo que amenaza el Líbano». Eso no significa que la señora Connelly esté actuando por su cuenta en Beirut. El jefe del Estado Mayor Conjunto, general Martin Dempsey, subrayó la necesidad de enviar instructores militares para entrenar el ejército libanés, el mismo ejército al que hace algunos años Washington temía entregar equipos de visión nocturna por temor a que cayesen en manos del Hezbollah.
Pero parece que la lucha contra los islamistas, sean extremistas o no, es la prioridad de Estados Unidos. Lo cual significa que Washington está decidido a respaldar al ejército libanés, aunque este último sea un aliado del Hezbollah –según la declaración ministerial– en vez de exigir el desarme de todos los grupos armados, conforme a las resolución 1559 y 1071.

Izvestia (Diario ruso), 5 de julio de 2013
Egipto fue hasta ahora uno de los países musulmanes más activos en los esfuerzos por provocar la caída del régimen del presidente sirio Bachar al-Assad. Durante las masivas manifestaciones del Cairo, los activistas de la Hermandad Musulmana –que aún se hallaba entonces en el poder– incluso llamaron a emprender la yihad contra el gobierno de Damasco. Al final, el Medio Oriente no habrá sido testigo del derrocamiento del régimen de Assad sino del de Mohamed Morsi, lo cual podría sacar a Egipto de la lista de los principales enemigos de Siria –o al menos por algún tiempo.
Las autoridades sirias, por su parte, parecen satisfechas. «Es la caída del supuesto islam político», anunció Bachar al-Assad, no sin ironía.
La coalición anti-Assad en el mundo musulmán está, en efecto, profundamente debilitada por este acontecimiento. Es que Egipto, a pesar de sus recientes problemas financieros, ha sido siempre importante para el islam y su comportamiento ha sido decisivo para sus vecinos en numerosos aspectos.
«La coalición anti-Assad está en crisis. La primavera árabe no sólo alcanzó a Egipto sino también a muchos otros países que se están ocupando actualmente de sus [propios] problemas internos, como Turquía», estima Serguei Seregitchev, del Instituto del Medio Oriente. Según él, los servicios secretos egipcios comprenden la situación del Medio Oriente y siguen vigilando los acontecimientos en Siria. «Dada la inestabilidad egipcia, no tienen el menor deseo de dejar entrar en Egipto una oleada de armas y de combatientes islamistas de Siria», indica Serguei Seregitchev.
La neutralización temporal de uno de los países de la coalición anti-Assad podría facilitar la situación de Damasco. En los últimos tiempos la ventaja está claramente del lado de las tropas gubernamentales [sirias], que han bloqueado a los combatientes del Ejército Sirio Libre en la ciudad de Homs y emprendido una ofensiva en todo el territorio del país.

Fuente
New Orient News ">New Orient News