21. julio, 2013 Samuel Lara Opinión

No hay libro de texto que aborde este hecho glorioso; que recuerde a los mexicanos esta victoria del soldado del pueblo que, sin más uniforme que sombrero de palma y huaraches, mal comido, mal armado, sin equipo apropiado, mal montado, pero guiado por personajes heroicos que nunca han faltado para vencer ejércitos imperialistas, pasó a la historia por su arrojo ante los enemigos de la patria.

El ejército estadunidense había penetrado imperiosamente hasta Parral, Chihuahua, buscando al guerrillero Pancho Villa que, atravesando la frontera con afán vengativo, atacó al pueblo de Columbus. En Parral fue detenido el ejército invasor por la gente del pueblo, armada con palos, piedras e instrumentos de labranza y arengada por la maestra Elisa Griensen. Los estadunidenses fueron obligados a retroceder hasta las afueras de la comunidad.

El presidente Venustiano Carranza ordenó entonces a las Fuerzas Revolucionarias que no les permitieran avanzar más en otra dirección que no fuera al Norte, de regreso a su país. El general Jacinto B Treviño, comandante de la Guarnición de Ciudad Juárez, así lo comunicó al general Pershing. El comandante del ejército invasor respondió amenazante que sólo acataría las órdenes del mandatario de Estados Unidos y en seguida montó un ataque de reconocimiento que, saliendo de su cuartel general en Colonia Dublán, marcharía en dirección Este: rumbo a Villa Ahumada, Chihuahua, con intenciones de verificar hasta dónde podrían cumplir las tropas mexicanas las órdenes de su presidente.

Al efecto, Pershing seleccionó dos compañías de soldados afroamericanos –con experiencia en la invasión a Filipinas– al mando del capitán Charles Trumball Boyd con otros dos oficiales blancos también, quienes iniciaron la marcha rumbo a Villa Ahumada. En el trayecto aprovecharon la oportunidad de burlarse de la indumentaria de los soldados mexicanos que encontraban en su camino, de sus caballos y sus arreos, así como de su armamento.

Aproximadamente 15 kilómetros antes de su objetivo, llegaron a El Carrizal, Chihuahua, donde se encontraba un regimiento de la Brigada Canales, al mando del general Félix Uresti Gómez, quien marcó el alto al capitán Boyd. Éste le manifestó que tenía órdenes de llegar a Villa Ahumada. Como el general Uresti le contestó que las suyas consistían en impedírselo, el extranjero respondió que cumpliría aunque tuviera que pasar sobre los defensores. El general Uresti contestó que los mexicanos también sabían morir en cumplimiento de las suyas y se retiró a las orillas del poblado donde lo esperaba su tropa. Se colocó al frente, disponiéndose a la defensa y el oficial extranjero regresó a ordenar desmontar y formar en orden de batalla. En seguida se escuchó una descarga de fusilería que derrumbó a los jinetes que se encontraban en el poblado, entre ellos el propio comandante general Félix Uresti Gómez.

Fue entonces que el teniente coronel Genovevo Rivas Guillén asumió el mando de las acciones. Ordenó un envolvimiento por el flanco izquierdo conducido por él mismo. En tanto, la única ametralladora que poseían los mexicanos detenía el avance enemigo y cobró las vidas del capitán Boyd y de un oficial; otro más quedó herido.

El combate duró 2 horas. Se rindieron los soldados negros que sobrevivieron. El resto huyó rumbo al desierto. Mexicanos muertos en combate fueron un general, cuatro oficiales y 25 de tropa.

La Femirac rindió honores a los Héroes de la Batalla de El Carrizal el 21 de junio pasado, ante la tumba del general de división Genovevo Rivas Guillén, en el Panteón Jardín de la Ciudad de México. En esta ocasión se contó con el personal que estipula el Ceremonial Militar, gracias a que el general de división Diplomado de Estado Mayor Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa Nacional, ordenó al 78 Batallón de Infantería de una Brigada del Primer Cuerpo de Ejército, concurrir a la Ceremonia con Bandera Nacional con Escolta, Banda de Guerra y una Sección de Fusileros.

Es importante hacer un cumplido reconocimiento al patriotismo del actual alto mando del Ejército y Fuerza Aérea, ya que el del anterior sexenio se negó en cada ocasión “por exigencias del Servicio” el personal que estipula el Reglamento del Ceremonial Militar para rendir Honores a los Héroes de la patria. La negativa anual, seguramente se debía a que el homenaje a esos Héroes olvidados no sería del agrado de Estados Unidos.

El propósito del breve recordatorio es llamar a la conciencia de las autoridades respectivas (sería inútil mencionar la palabra patriotismo), tan “preocupadas” por la calidad de la educación en la República Mexicana para que contesten la pregunta: ¿A qué o a quién se debe el abandono de la historia de México, y hasta dónde pretenden llevarlo estando a la vista otras expediciones punitivas?

La respuesta es insoslayable cuando la patria se resiste a la infame intervención extranjera, inveterada y persistente.

*General brigadier retirado; presidente de la Federación de Militares Retirados Francisco J Múgica, AC

Fuente: Contralínea 344 / julio 2013