Al preguntársele este lunes 9 de septiembre de 2013, durante su escala en Londres, sobre lo que Siria podía hacer aún para evitar la guerra, el secretario de Estado John Kerry respondió: «Por supuesto, puede entregar a la comunidad internacional la totalidad de su arsenal químico en una semana, entregarlo de inmediato y con un inventario exhaustivo. Pero [Assad] no tiene intención de hacer eso y es imposible».

Atrapando al vuelo lo que al parecer no era más que una respuesta rápida a una pregunta inesperada, el ministro ruso de Relaciones Exteriores Serguei Lavrov decidió discutir el asunto con su homólogo sirio, quien se hallaba de visita en Moscú.

A las 15:30 (Tiempo Universal), el ministro sirio de Relaciones Exteriores Walid Muallem ofreció en Moscú una conferencia de prensa en la que anunció que, en aras de preservar la paz, su país aceptaba confiar a la ONU la destrucción de todo su arsenal químico e integrarse a la Convención internacional que prohíbe ese tipo de armas.