Existe en Italia una tradición muy enraizada. Cada vez que el papa abre la boca, un coro de voces de consenso bipartidista se hace oír entre la clase política. Pero en esta ocasión, el papa Francisco se pronuncia contra la guerra, refiriéndose de forma implícita, pero muy clara, al ataque que se prepara contra Siria. Francisco I planteó la siguiente interrogante: «Guerra por aquí, guerra por allá –porque hay guerras por todos lados. ¿Es esta verdaderamente una guerra provocada por problemas o una guerra comercial para vender armas?»

Ante una declaración tan contundente y ante la gran movilización popular que la respalda, el coro se ha quedado mudo. Y han estado prácticamente ausentes de los medios de prensa los habituales aplausos del presidente de la República, del jefe y de los miembros del gobierno y de los secretarios de los grandes partidos. Para compensar, el secretario del PD (Partito Democratico), Guglielmo Epifani, felicitó al gobierno por haber adoptado «una opción justa desde el principio al declararse contrario a la intervención en Siria».

Epifani olvidó que, el día anterior, el gobierno de Letta había suscrito, al margen del G20 reunido en San Petersburgo, la Declaración sobre Siria presentada por Estados Unidos, documento que condena al gobierno sirio por su «aterrador ataque con armas químicas», acusa al Consejo de Seguridad de la ONU de estar «paralizado» (por el veto ruso) y reclama «una fuerte respuesta internacional».

Epifani tampoco menciona el hecho que Italia figura en primera línea en la preparación del ataque aeronaval contra Siria ya que ese ataque, al igual que el que se perpetró contra Libia en 2011, se desarrollaría bajo las órdenes del Mando estadounidense de Nápoles y con el respaldo de toda la red de bases que Estados Unidos y la OTAN mantienen en suelo italiano, en particular las de Sigonella –en Sicilia– y Camp Darby –en Pisa.

Para un primer ataque, de una duración de varios días, las fuerzas aeronavales ya movilizadas por Estados Unidos y Francia son más que suficientes y dispararían cientos de misiles y bombas dotadas de ojivas penetrantes. Probablemente se utilizarían también varios bombarderos estratégicos B-52 Spirit, los aviones más caros del mundo –más de 2 000 millones de dólares cada uno–, ya utilizados contra Serbia, Irak y Libia. Diseñados para asestar golpes nucleares, son también capaces de transportar cada uno más de 18 toneladas de bombas y misiles con ojivas no nucleares.

La participación directa de Italia en la primera fase es por lo tanto innecesaria en el plano militar, aunque no por ello se excluye. En efecto, pretextando oficialmente la necesidad de proteger el contingente italiano destacado en Líbano, se ha enviado al Mediterráneo el navío contratorpedero lanzamisiles Andrea Doria, que se une así a las unidades navales de Estados Unidos, Francia, Israel y Turquía ya desplegadas frente a las unidades rusas. Una situación que se hace cada vez más peligrosa ya que, con la próxima llegada de otros buques rusos, habrá en el Mediterráneo oriental un total de 12 unidades rusas.

Epifani también calla el hecho que Italia está desde hace mucho tiempo implicada en el respaldo a la agresión interna contra Siria. Italia es miembro del grupo intergubernamental de «Amigos de Siria» que, reunidos en Doha en junio de 2013, se comprometieron abiertamente a armar a los «rebeldes», algo que ya venían haciendo desde mucho antes bajo la dirección de la CIA.

A pesar de su silencio, el gobierno italiano no dejó de participar el sábado pasado en la plegaria por la paz. El ministro de Defensa Mauro se fue hasta la plaza San Pedro, pero no quiso responder a los periodistas que le preguntaban cómo podía conciliar la plegaria por la paz con la compra de aviones de combate F35. El primer ministro Letta se presentó en la iglesia de Cernobbio [1], pero él tampoco respondió cuando se le preguntó si estaba participando en el ayuno por la paz [2].

[Letta] aprendió la regla del silencio participando en el Grupo de Bilderberg, cúpula de los poderes ocultos. En su reunión de 2012 –siempre a puertas cerradas y rodeado de un estricto silencio de la prensa– ese restringido grupo invitó simultáneamente a Letta y a varios oscuros «representantes de la oposición siria».

La redacción de este artículo es anterior a la respuesta de los ministros de Relaciones Exteriores de Siria y de Rusia, Walid Muallem y Serguei Lavrov, a la «oferta de paz» del secretario de Estado John Kerry.

Fuente
Il Manifesto (Italia)

Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión francesa de Marie-Ange Patrizio

[1Siguiendo el mismo modelo del Grupo de Bilderberg y la Comisión Trilateral, el Foro de Cernobbio, fundado en 1975 por Alfredo Ambrosetti –a su vez miembro del Grupo de Bilderberg– se reúne anualmente al borde del lago de Como, siempre durante la primera mitad del mes de septiembre. Los miembros e invitados de ese Foro, representantes de los círculos financieros y de los poderes políticos nacionales e internacionales, discuten allí temas de interés común.

[2No es difícil imaginar, después de la misa de la tarde del sábado, el ayuno colectivo en el comedor del Foro.