6. octubre, 2013 Miguel López Ortigoza* Opinión

Uno de los días más hermosos para muchos de nosotros en aquella edad escolar era el Día del Niño, cuando todos los profesores de la escuela nos organizaban un festival infantil, en el que muchas veces ellos mismos eran los actores improvisados o los que bailaban; también organizaban una comilona donde había dulces, refrescos, bocadillos, juguetes, helados, música y la compañía siempre del profesor, aunque en muchas ocasiones, para llevar a cabo este evento, ellos pusieran dinero de su salario.

Fue en la escuela primaria donde muchos de nosotros bailamos una polka, un son jarocho o cualquier otro baile regional para deleitar a nuestras madres; y fue también en ese espacio donde realizamos algunas manualidades para regalarles un presente a nuestro padre el Día del Padre o a nuestra madre el Día de la Madre o para el Día del Maestro. Del mismo modo montamos ofrendas para el Día de Muertos, celebramos el Día de la Amistad, rompimos piñatas en diciembre, partimos rosca el Día de Reyes…, en fin, cuántas actividades de nuestra vida cotidiana compartimos con nuestros padres y familia, pero siempre bajo el cobijo de un profesor.

De igual manera es importante mencionar al profesor rural, que arrinconado en las montañas o en los lugares con extrema pobreza, actúa como un todólogo de la comunidad: imparte clase, aconseja, construye su aula como albañil, organiza festivales para todo el pueblo, promueve el deporte y la salud, etcétera.

El haber realizado este recorrido por las arterias de la educación en México es de gran importancia para recordarle a todo el pueblo mexicano que hoy, que somos adultos y conscientes, es el momento de llevar a la práctica las enseñanzas de civismo y ciudadanía que nos impartieron nuestros profesores; es el momento de ejercer la reflexión, el análisis y la crítica a un sistema de gobierno que pretende quitarnos nuestra única herencia, que es la educación; es ahora cuando debemos manifestarnos y apoyar a los profesores de México y marcarle un alto a los empresarios y al gobierno peñista, para manifestarles que ya estamos hartos de sus imposiciones, violaciones y calumnias.

Es importante que por una vez en nuestras vidas salgamos a las calles, nos manifestemos y defendamos la educación laica, gratuita y obligatoria. Apoyemos a los profesores de México, que de ello depende el futuro educativo de las nuevas generaciones de niños y jóvenes de la nación.

*Sicólogo educativo, doctor en enseñanza superior y profesor investigador de tiempo completo en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

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Contralínea 355 / 7 de octubre 2013