El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu debe indicar si un alto funcionario israelí prestará o no testimonio ante la justicia estadounidense en un caso de transferencia de fondos iraníes al Hamas y a la Yihad Islámica a través del Bank of China.

Israel, país mundialmente reconocido en materia de vigilancia bancaria, supuestamente dispone de pruebas sobre la realización de tales transferencias, con números de cuentas, fechas y montos de las sumas transferidas desde 2005.

En 2009, Shlomo Matalon, consejero del primer ministro israelí, declaró bajo juramento que había informado a China sobre la existencia de dicha transferencias y que incluso advirtió a la parte china las posibles consecuencias jurídicas de tales movimientos de fondos.

Un tribunal estadounidense debe examinar el 25 de noviembre una denuncia presentada por 22 familias de víctimas del Hamas y de la Yihad Islámica. La jueza Shira Scheindlin ha solicitado por lo tanto el testimonio de Uzi Shaya, el ex responsable de los servicios israelíes de inteligencia que estuvo a cargo del caso.

Pero Israel está inmerso ahora en una campaña de acercamiento comercial a China. Un consejero militar del primer ministro israelí, el ex representante de Israel ante la ONU Dore Gold, y el general Uzi Dayan, ex consejero israelí de seguridad nacional, estaban en Pekín esta semana y Tel Aviv está abriendo a China su industria militar.

Al principio, Israel impulsó la denuncia ante la justicia de Estados Unidos. Pero el testimonio de Uzi Shaya puede desembocar en una condena contra China a la luz de las leyes estadounidenses, lo cual llevaría a Pekín a rechazar la apertura de Tel Aviv. Tampoco puede descartarse la posibilidad de que Israel prefiera preservar su nueva relación con China a expensas de su relación privilegiada con Estados Unidos.