17. noviembre, 2013 Miguel López Ortigoza* Opinión

Al apropiarnos del eslogan la “gente extraordinaria dona”, corremos el riesgo de convertirnos en comparsa de actitud y aptitud de lástima y empobrecimiento para con la población de discapacitados de México, pues el mensaje es claro: fomentar una conciencia de lo mucho que sufren estas personas con características específicas; pero que si tú donas, con ese simple hecho, son felices y cambia radicalmente su situación.

Asimismo te inducen y coaccionan a través de contaminación visual con anuncios espectaculares en la calle, contaminación auditiva en la radio y con mensajes lastimeros, de chantaje, apoyados en la sicología industrial, mercantilista, para cautivar y enajenar a la sociedad carente de información, sin herramientas para observar, analizar y criticar este negocio de 5 mil 108 millones 173 mil 993 pesos, recaudados de 1997 a 2012.

Aunque también existen datos alarmantes de corte empírico. Al dialogar con estudiantes de licenciatura de una universidad pública y estudiantes de una universidad privada, refieren que han trabajado o trabajan para empresas (Lala, Liverpool, Walmart, Cinepolis, Coppel, etcétera) que entre comillas “donan” al Teletón, y son estas mismas las que obligan y descuentan de manera arbitraria a sus trabajadores cantidades desde 150 pesos para reunida la cantidad de dinero, donarla a esta institución.

Según los datos que aparecen en la página del CRIT (centros de rehabilitación infantil Teletón), los cuales resumo por año en el cuadro 1, se muestra como una prueba matemática fehaciente de lo que se puede recaudar del pueblo a través de la mercadotecnia abusiva por parte de los hombres y mujeres millonarios de México y la buena onda de los mexicanos para realizar la donación.

Sin embargo, también es importante resaltar que este tipo de saqueo voluntario a los ciudadanos no lo podrían realizar solos los empresarios sin la complicidad del gobierno, quien vanagloriando con la entrega de medallas al mérito cívico Eduardo Neri, Legisladores de 1913, premian este robo discrecional. Dicha medalla fue recibida por Fernando Landeros Verdugo, presidente de la Fundación Teletón, por su invaluable labor altruista, dijeron los diputados federales. Lo que se les olvidó comentar es su invaluable labor de evasión de impuestos y despojo chantajista al pueblo de México, así como los abusos para realizar dicha “donación”.

De igual manera, Teletón cuenta con una universidad que se encarga de formar “especialistas” en las diferentes ramas de atención a la discapacidad, acrecentando la privatización de la educación y fomentando el surgimiento de institutos patrulla, es decir, carentes de calidad educativa. En consecuencia, también han creado –y mencionan que seguirán creando– unidades de atención oncológicas para combatir el cáncer, incursionando en el ámbito de la salud y construyendo cada día el caminito hacia la privatización de los servicios de salud y educación. Pero lo más sorprendente es que lo hacen con la ayuda “voluntaria del pueblo de México”, acompañando por el Estado mexicano como aval institucional.

Como podemos observar, son 15 años en los que contribuimos a que los ricos de México sigan enriqueciéndose, pero además cubriéndose de gloria con el dinero ajeno. Del mismo modo favorecemos, al donar, a que el Estado cada día evada sus responsabilidades de seguridad social, salud y educación, para entregarlas a la iniciativa privada y de este modo construir cada día la privatización de los servicios que por derecho tenemos.

Así es como a través de estas líneas de análisis y reflexión desde la ciudadanía propongo no realizar donaciones para esta gran estafa nacional (pues de inicio, los terrenos en los que construyen los CRIT también son donados por los gobiernos estatales) fomentando el ahorro de gastos del dinero recolectado. De igual forma, un número importante de especialistas que laboran en los CRIT son voluntarios, es decir, no perciben un sueldo, lo cual es un indicador más de la conservación de capital que realizan como institución y que permite seguir acrecentando la riqueza de los empresarios, principales evasores de impuestos.

Los discapacitados no merecemos la lástima del pueblo de México, requerimos de ayuda institucional que otorgue el Estado con recursos del erario, pues por eso la mayoría de ciudadanos somos contribuyentes obligados por el Servicio de Administración Tributaria, además de ser el compromiso del Estado brindar los servicios de salud y educación, no el de evadir, fomentándolo a través de la donación del dinero del pueblo. Ya basta de tanto saqueo y engaños. ¡Despertemos, pueblo de México!

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Fuente: Contralínea 361 / 17 de noviembre de 2013