Lima, suicidio masivo a corto plazo I

Me encontraba escribiendo un artículo de ecología y al reparar que los pocos valles de nuestra Costa habían sido llenados de concreto por otras tantas ciudades, califiqué el acto como estupidez nacional, después de corregirlo me sentí con una gravísima sensación de levedad, recordé inmediatamente que uno de los factores determinantes de la caída del Imperio Romano fue, justamente, la ingesta de plomo contenida en el agua.

La intoxicación por plomo es una de las más terribles y letales, Roma utilizaba exactamente los mismos tubos de plomo y los caños que Lima usaba décadas atrás y que pueden verse en la actualidad en el Museo de sitio de Ostia Antica (sur de Roma). Considerando las emanaciones toxicas de plomo y azufre de los hidrocarburos y un parque automotor deficiente y saturado, nuestra ciudad, es decir nosotros, estamos en serios problemas.

Bueno, a las tres veces coronada ciudad jardín, le han talado de raíz las tres coronas y los demás títulos con una sierra eléctrica, convirtiendo a Lima en una trampa mortal, sigamos la pista de los dinosaurios, llamaremos así a los casi extintos y estupendos ficus indica, este árbol sagrado en India por atribuírsele que Buda meditaba debajo de él, también llamado árbol del monzón, por sus raíces en zancos que cuelgan de sus ramas altas para afirmar la vertical de su tronco a tierra, soportando los rigores de los torrente de agua del monzón.

Veamos las tres troncales que unen Lima con el Callao, la Avenida Argentina, la Avenida Colonial y la Avenida Elmer Faucett, tenían doble pista de ida y vuelta, con jardinera en medio con árboles de ficus indica iguales a los de la avenida Pedro de Osma, la Avenida Miguel Grau (Lima), la Avenida Arequipa, el Parque de la Reserva, el Campo de Marte, el Parque de la Exposición, el Parque Kennedy, la Avenida Abancay, la Avenida Tacna, la Plaza San Martín, Avenida Alfonso Ugarte y todas las avenidas que se originan o confluyen en la Plaza Dos de Mayo, Plaza Alfonso Ugarte y Plaza Bolívar, las avenidas principales del Rímac, la plaza de Chaclacayo y Chosica. Y si viaja al norte la entrada de San Pedro de Lloc en Pacasmayo.

Si está en un avión, podrá ver desde el aire Chiclayo, no se nota mayor diferencia con Chanchán una masa color tierra sin ningún árbol, la gran diferencia es que en una se supone que existe vida y la otra es un templo arqueológico.

Estos parques y avenidas de Lima se encontraban en pleno esplendor, por los años 40 y 50 cuando la población de Lima promediaba entre 500,000 ó un 1’000,000 de habitantes y las bien ganadas coronas, 50 años antes, cuando las finas damas limeñas en carrozas recorrían debajo de un túnel de sombreadas y oxigenadas ficus indica las avenidas de Lima, donde el siquiera imaginar talar estos árboles y soltar unos cuantos de los actuales microbuses hubiera matado de infarto a los caballos y más de una dama hubiera sufrido por lo menos un desmayo.

Todos estos estupendos árboles han sido talados, quedan todavía algunos cuantos especímenes como recuerdo de su gloria, como los dinosaurios fósiles del Peabody de Harvard.

¿Cuál fue la peste o los genocidas que atentaron contra nuestros pulmones?, tengo la impresión que se trata de algunos municipios y de las empresas eléctricas. Si puede pasear por el emblemático distrito ecológico de Surco, lo verá llenos de telarañas negras, cual permanente fiesta de Halloween, desafiando la gravedad entre los postes de luz.

Una infecta invasión de cables telefónicos, que chorrean de los techos para colgarse de una estaca de cemento de 8 m de alto sobre nuestras veredas, si un árbol atenta contra estos fatídicos adornos, aparece una veloz portátil, integrada por 3 camiones de poco tamaño, en uno viene la canastilla teleférico armada con una motosierra, del otro camión bajan entre 8 y 10 “jardineros” que trozan y cargan, en segundos, las ramas al tercer camión y en 20 minutos como máximo, pliegan la grúa teleférico, los asesinos como ratas trepan al camión y salen raudos no se sabe dónde.

No respetan la propiedad privada, no hay ley de protección contra la tala, que supone una multa y el sembrar 10 árboles. Con profunda pena pude ver cómo talaban los doce árboles de la plaza del Hospital 2 de Mayo, en pleno día y con sol, sin poder hacer nada, recordemos que este hospital tiene un pabellón de enfermos pulmonares (TBC), poco después le tocó el turno a la placita de Buenos Aires. La Plaza Italia, frente a la comisaría y a tres cuadras del Congreso, fue talada un año antes.

Lima pasa los once millones de habitantes, que respiran oxígeno y expelen anhídrido carbónico, considerando que el único elemento conocido sobre la faz de la tierra, que recicla el monóxido y lo transforma en oxígeno es el árbol, y que la falta de oxígeno en el ser humano reduce sus funciones al mínimo, llegando el caso de dejar parapléjico al individuo que padece la acción mecánica de la asfixia y que en este orden de ideas, el destruir los hinterlandsy/o zonas agrarias, no sólo crea un balance riesgoso de suministro de oxígeno, sino que adicionalmente se habría puesto en grave riesgo, no solo el aire sino el agua y la comida, encaminando a nuestra sociedad a un suicidio masivo a corto plazo.

Me pregunto si bajo estas premisas estaremos en capacidad de evaluar plenamente el desastre en ciernes o, de repente, cambiamos de canal para ver qué le respondieron, las poderosas a las vengadoras, o qué le dijo Shirley Arica a la novia del Churrito o simplemente piensen que se trata de una de las tantas lejanas amenazas de ciencia ficción.