13. diciembre, 2013 IPS Línea Global

Ramy Srour/IPS

Washington, Estados Unidos. El conflicto en Siria, que se acerca ya a los 3 años, ha sido también una “guerra silenciosa contra el desarrollo humano y económico”, y ha destruido la capacidad de los habitantes de ese país de Oriente Medio para mantener un sustento básico.

Así lo señala un informe divulgado el pasado 6 de noviembre por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, por su sigla en inglés) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por su sigla en inglés).

“Se considera como regla general que a un país le toma unos 7 años recuperarse por cada año de guerra civil”, dice Michael Bowers, director de Respuestas Estratégicas y Emergencias Globales de Mercy Corps, organización humanitaria que trabaja estrechamente con refugiados sirios en Líbano y Jordania.

“Es difícil justificar este tipo de estimaciones, pero si vemos conflictos civiles pasados como los de Yugoslavia o de Irak [podemos corroborar que] generalmente le toma a un país al menos 1 década recuperarse”, plantea a Inter Press Service (IPS).

En Siria, el masivo desplazamiento de personas y la propagada pérdida de empleos contribuyeron a una “drástica caída del consumo […] que disminuyó 18.8 por ciento en 2012 y 47 por ciento en 2013”, según el informe del PNUD y la UNRWA.

El consumo privado, explicaron los investigadores de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es una forma directa de medir el bienestar de los hogares.

Además se perdieron, al menos, 2.3 millones de puestos de trabajo desde el comienzo de la guerra en 2011, principalmente debido al cierre generalizado de negocios y a la suspensión de la actividad económica en áreas pobladas.

El informe llega en un momento crítico. Líderes mundiales redoblan sus esfuerzos para concretar la fecha de la conferencia internacional Ginebra 2, con la que se busca preparar el camino para una solución política al conflicto, que ha dejado ya un estimado de 100 mil muertos.

Sin embargo, aun si se celebra la conferencia y se encuentra una solución, el impacto de la guerra civil durará décadas, según expertos.

Alex Pollock, director del Departamento de Microfinanzas de la UNRWA, estimó que Siria demorará más de 30 años en retomar el nivel de crecimiento económico del 5 por ciento que registró en 2010.

Pero el impacto de la guerra civil no se queda en la economía.

Tiene también un efecto devastador en aspectos sociales fundamentales como la educación, la salud y las migraciones internas. El desarrollo humano en Siria se verá seriamente deteriorado.

Según el informe, hasta julio pasado cerca de 3 mil escuelas habían sido dañadas parcial o totalmente, muchas de ellas convertidas en refugio para miles de desplazados.

Las tasas de abandono escolar también agravaron la profunda crisis educativa del país: para el segundo trimestre de 2013, uno de cada dos alumnos se habían visto obligados a dejar sus estudios.

El conflicto, además, ha destruido instalaciones educativas y de salud en todo el país.

El informe estima que más del 40 por ciento de los hospitales sirios están actualmente fuera de servicio, lo que impide a muchos habitantes recibir atención médica, sin mencionar la seria amenaza sanitaria que suponen las cada vez más grandes y devastadoras epidemias.

La comunidad internacional, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, han otorgado millones de dólares en ayuda humanitaria y fondos para el desarrollo económico, pero es poco probable que esto rescate a Siria del abismo.

Asistencia internacional

Agencias internacionales como la UNRWA participan de varios proyectos de desarrollo económico para que los sirios puedan, al menos, mantener un nivel básico de subsistencia.

Algunos de esos proyectos son de microfinanzas o de construcción de infraestructura sanitaria y educativa.

“Hemos recibido mucho apoyo, principalmente de los europeos, pero también de algunos países árabes en la región”, dice Pollock a IPS.

“Y aunque la asistencia del mundo árabe ha sido más bien pequeña, países como Arabia Saudita brindaron ayuda alimentaria a los desplazados”, añade.

El propio gobierno sirio ha apoyado bastante el trabajo de la UNRWA, admite Pollock.

“Sobre todo hemos estado trabajando con el gobernante Partido Baath, que también es nuestro principal contacto en el Ministerio de Relaciones Exteriores sirio”, dice. Añade que el régimen de Bashar al-Assad facilitó la asistencia a una gran cantidad de refugiados palestinos en el país.

Pero, a pesar del apoyo político que han recibido estas organizaciones, el futuro de la economía siria sigue siendo sombrío.

El agravamiento del conflicto derivó en la formación de diversas facciones armadas “que destruyen los activos económicos y productivos del país”, alerta el informe.

Esto ha obligado a muchos sirios a apelar a la agricultura, un sector tan inestable como impredecible.

El conflicto produjo 3 millones de refugiados, de los cuales solo 2.2 millones han obtenido estatus oficial. Siria tiene una población de 22.4 millones de habitantes.

Cerca del 40 por ciento de éstos son niños y niñas menores de 12 años, informó el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.

La solución parece estar muy lejos. El 4 de noviembre, la secretaria general adjunta de Asuntos Humanitarios y coordinadora del Socorro de Emergencia de la ONU, Valerie Amos, mantuvo una reunión a puertas cerradas en el Consejo de Seguridad.

La funcionaria alertó que “la situación humanitaria siria continúa deteriorándose rápida e inexorablemente”, según informó su portavoz Amanda Pitt, y que el número de sirios que necesitan asistencia humanitaria podría crecer a más de 9 millones.

Mientras, las potencias mundiales intentan coordinar estrategias para darle una solución política al conflicto.

El martes 5, diplomáticos de Estados Unidos, de Rusia y de la Unión Europea se reunieron en Ginebra, Suiza, para intentar fijar la fecha de una nueva conferencia que reúna a todas las partes, pero no llegaron a un acuerdo.

No obstante, en una sesión informativa del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense, un alto funcionario expresó su confianza de que “la conferencia se celebrará antes de que termine el año”.

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