El Frente Islámico invadió en Siria una zona controlada por el Ejército Sirio Libre (ESL) apoderándose de los arsenales de este último. El general Selim Idriss, presentado en Occidente como el comandante supremo del ESL, huyó a Turquía y acabó refugiándose en Qatar.

Estados Unidos y Gran Bretaña anunciaron de inmediato la suspensión de sus envíos de material militar (fundamentalmente sistemas de comunicación y vehículos) dado que el Ejército Sirio Libre está a la desbandada.

El Frente Islámico cuenta con el respaldo de Israel, Francia y Arabia Saudita.