La administración Obama quiere entregar misiles antiaéreos de uso individual (MANPADS) a los grupos armados que tratan de derrocar el gobierno sirio. Pero hasta ahora ha renunciado a hacerlo por temor a que ese armamento llegue a otros teatros de operaciones y pueda ser utilizado contra la aviación de Israel.

Para eliminar esa posibilidad, la CIA estudia actualmente 2 opciones:
 Poner esos medios antiaéreos sólo en manos de mercenarios totalmente identificados cuyas huellas digitales figurarían en un registro bajo control de Estados Unidos
 o equipar ese armamento de un dispositivo capaz de inutilizarlo si fuese sacado de un perímetro geográfico determinado por GPS.

El problema es que ambas opciones parecen muy difíciles de poner en práctica:
 La CIA tendría que crear un fichero dactiloscópico de Contras, lo cual no impediría que alguien lograra copiar las huellas dactilares de los mercenarios fichados y lograra así accionar los MANPADS.
 Limitar el uso de ese armamento al perímetro geográfico de las fronteras de Siria no impediría su uso contra la aviación de Israel cuando esta bombardea objetivos en territorio sirio.
 Pero lo más importante es que no hay manera de garantizar que esos medios de control no sean desactivados.

Los jefes de los grupos armados que operan contra el Estado sirio sostienen que necesitan medios antiaéreos para protegerse de la aviación y muchos recuerdan que ese armamento tuvo un papel determinante contra los soviéticos en Afganistán.