A un español le mostraron un elefante, el ibérico jamás había visto al paquidermo y no tuvo más infeliz idea que exclamar: "ese animal NO existe". Para las decenas de analistas, internacionalistas, exégetas, formadores de opinión, directores de diarios, editores y jefes de redacción, la demanda de amparo ingresada contra el juecesito de Alan García, el martes 13 al 10° Juzgado Constitucional de Lima (Exp. n° 16042-2014), "NO existe".

¿Puede ignorarse un alegato de 15 páginas, (se lo vuelve a adjuntar con este artículo), el único que desde la sociedad civil se ha presentado por un notable jurista, Guillermo Olivera Díaz y dos periodistas, Raúl Wiener Fresco y el más modesto, quien esto escribe? Nótese que la iniciativa cívica y jurídico-política no ha requerido de camiones o millones, o maquinarias de partido u organizaciones que dicen defender los derechos humanos o que afirman luchar contra la corrupción, tres peruanos amantes de su Patria actúan ante sí y por sí y en defensa de los derechos difusos que en esencia son como los clásicos derechos humanos. Unos recitan poemas, nosotros actuamos en público con nombre y apellido.

Los medios de comunicación, que no pocas veces, por no decir siempre, son más bien miedos, otorgan un mayúsculo respaldo a las informaciones que dan cuenta de las trapacerías del presidente regional de Ancash. Conviene preguntar: ¿resiste aquél un parangón con el ex presidente obeso que desea tentar un tercer mandato? Mientras que los crímenes, presuntos o reales, del de Ancash son a nivel limitado, los del otro se refieren a la Nación, su patrimonio, historia y dignidad. Sí ciertamente son cófrades, uno maestro en lo macro y el otro pupilo en lo micro y en el delito, pero ante la historia hay proporciones que no pueden confundirse so pretexto que es "natural" el robo y el asesinato de las esperanzas en el Perú.

Jalando la pita del ovillo corrupto que alberga la voluminosa figura del ex mandatario, se atan cabos y descubren complicidades, padrinazgos, entuertos y convenios de omerta -el silencio de los mafiosos- y entonces se atisba la comprensión de cómo se orienta a la opinión pública vía la muestra de sainetes de menor monta para ocultar la tremenda potencia de que está nutrida la fundamentación del amparo contra el juecesito de García y en última instancia, contra éste.

En un país normal y con voluntad de lucha radical contra la corrupción, los periodistas deberían estar informando y entrevistando a quienes pueden saber del asunto, que eso es lo que más hay en Perú -abogados-, no sólo eso: el debate urge para que se esclarezca o la bondad del planteamiento en defensa de los derechos difusos (como el último planteado por 6 ciudadanos en defensa de la libertad de información por la compra de las acciones del diario Correo) o la debilidad que tiene que demostrarse con ciencia y conciencia. Hacerse los bobos, como hasta hoy, desnuda al periodismo peruano en su más triste faceta: la de colaborador oficioso de los psico-sociales que -dicen algunos- eran cosa del pasado. ¡Nuevamente pamplinas!

Un jurista, no sé si contratado o espontáneo, lanzó en las redes sociales la delicada aserción que éste era un tema puramente legal. Recordemos que el contrabando prevaricador del juecesito de García, casi se tumba a la Megacomisión o por lo menos la castra sensiblemente y la inmoviliza como hasta hoy. Se parte del derecho y se va hasta la política, ¿en defensa de la fe pública y la moralidad? ¡Pues no, en favor de un gran facineroso cuya única habilidad consiste en manipular, coactar y rodearse de estúpidos que sólo aspiran a un puestito para hacer negociados desde el aparato del Estado! El vil negociado culpable que maldecía Haya de la Torre en su carta desde la prisión, el 3 de octubre de 1923, en la isla San Lorenzo.

"Decíamos que los derechos difusos y los derechos humanos comparten naturaleza y horizontes comunes y comprensivos entre sí. Verbi gracia: derecho al aire, al agua, al ambiente en general, al patrimonio histórico, si alguien ha logrado contaminarlos o averiarlos, entre otros, son parte de ellos, quien los zahiera puede ser pasible de una demanda de amparo incoada por cualquier ciudadano. Muy bien. ¿Quiénes gozan de esos derechos al aire, al ambiente en general y al patrimonio histórico? ¿no es la sociedad en su conjunto? Fácil inferir que en el caso presente, la corrupción del sainete judicial pro Alan García protagonizado por el tristemente célebre Hugo Velásquez Zavaleta, atenta contra la limpieza y ética de la investigación parlamentaria y de la correcta justicia que jamás debieran violarse por nadie.

¿Qué misión tiene el periodismo? Ciertamente que fundamental es informar con apego a la verdad y expresar o escribir con base a lo que se puede probar fehacientemente. La especulación tiene patas cortas y siempre es limitada. ¿El silencio, rentado o espontáneo forma parte también del quehacer periodístico? Tengo la firme impresión que eso lo dicen los que gustan de la mermelada (coima) y que trabajan al servicio de los intereses de parte y se hacen llamar hombres de prensa, formadores de opinión, integrantes del cuarto poder o términos por el estilo." Derechos difusos-derechos humanos contra la corrupción
http://www.voltairenet.org/article183813.html?var_mode=recalcul

Amigo lector, juzgue usted, califique y censure a quienes no tienen la hidalguía de militar en la efectiva, real y genuina lucha contra la corrupción.

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— ¡Demanda de Amparo contra juez de García!
http://www.voltairenet.org/article183587.html?var_mode=recalcul

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¡Ese amparo "no existe"!
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Demanda de Amparo
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