5-6-2014

Ha escrito en La República Antonio Zapata en su artículo El Perú en Arica http://www.larepublica.pe/columnistas/sucedio/el-peru-en-arica-04-06-2014 en el párrafo príncipe:

"Pocas veces se recuerda que el Perú posee valiosas propiedades en Arica, que lamentablemente se encuentran casi abandonadas. Se trata de tres conocidos bienes: el terreno del Chinchorro, el muelle y el ferrocarril. El origen de estos dos últimos se remonta al Tratado de Lima, firmado en 1929 durante el gobierno de Augusto B Leguía. Es el mismo documento de separación de Tacna y Arica y que estableció una serie de disposiciones, incluyendo la obligación de consultar al Perú en el caso que Chile decida ceder a Bolivia territorios situados en Arica."

¿Dice eso el Tratado de Lima, del 3 de junio del año citado? La versión es la siguiente:

"Leamos la literalidad del artículo 1 del Protocolo Complementario:

“Los Gobiernos del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad con el Tratado de esta misma fecha quedan bajo sus respectivas soberanías, ni podrán sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas internacionales.”

Refiriéndome a muy erradas y parecidísimas opiniones emitidas por el embajador Eduardo Ponce de Vivanco, escribí ha poco:

"Equivale la irresponsable aserción a que Perú puede decir no y entonces encuentra sólida firmeza la tesis chilena que nuestro país abre o cierra las compuertas a la salida de Bolivia al Pacífico por Arica. ¿Desde cuándo -debe informar públicamente- el embajador Eduardo Ponce de Vivanco trocó en peón de La Moneda con sueldo de jubilado en el ministerio de Relaciones Exteriores del Perú?

El Tratado del 3 de junio de 1929, entre Perú y Chile dice con claridad meridiana e inconfundible que se trata, para cualquier cesión a tercera potencia del patrimonio acordado -Arica y Tacna- por el tratado, de un previo acuerdo entrambas. Previo acuerdo no es consentimiento sino antelada y muy cuidadosa presentación de argumentos para el establecimiento de un convenio que posee la característica distintiva y singular de previo. ¿De qué consentimiento habla Ponce dando por hecho que Perú tiene que decir sí o no a la pretensión boliviana de un corredor por Arica?

Esta imprecisión se reitera con frecuencia en Torre Tagle, no son pocos los que la dicen y es mayúscula la recurrente barbaridad en boca de supuestas autoridades en el tema. Regalan así y traicionan a la Patria quienes merodean por estos caminos vedados por la historia del conflicto de 1879-1883 y que costó el sacrificio de miles de mártires en defensa del territorio nacional. Nada de esto importa cuando se trata de decir naderías con soberbia e imprecisión.

No son estas las únicas "confusiones" o evidente ignorancia -ambas dentro del enorme campo de la estulticia- las que afectan al Perú." ¡Previo acuerdo, señor Ponce, previo acuerdo!
http://www.voltairenet.org/article183735.html?var_mode=recalcul

La misma pregunta hay que hacérsela al historiador Antonio Zapata que no puede darse el lujo de ignorar la historia, ministerio grave y examen de conciencia, al decir de Riva Aguero, para inquirir ¿en qué momento decidió militar en la interpretación sureña que a Perú le toca dar el sí o el no respecto de territorios que Chile le enajenó a Bolivia?

El cuestionamiento es directo. ¿Podía el historiador Antonio Zapata ignorar el texto del artículo 1 del Protocolo Complementario del Tratado de Lima del 3 de junio de 1929? ¡De ninguna manera! A menos que esté haciendo una interpretación torcida contra los intereses del Perú, circunstancia que él deberá aclarar ante la opinión pública que no debe pasar por alto contrabandos de supuestas autoridades en el tema de la difícil vecindad con Chile como llamaba a este ríspido capítulo entrambas naciones, el inolvidable Alfonso Benavides Correa.

Nuestro apoyo a Bolivia para que tenga salida al Pacífico por los territorios que fueron suyos hasta 1879, es irrestricto. En ese intríngulis bilateral Chile-Bolivia, Perú no tiene nada que decir y Chile no puede "decidir" ante sí y por sí en beneficio de cualquier tercera potencia sin previo acuerdo que, como hemos dicho, líneas antes, es otro capítulo anterior, concordado y que puede venir desde Chile o partir del Perú al sur. Hasta hoy, desde el 3 de junio de 1929, el Tratado y su Protocolo Complementario han sido columnas fundamentales de la diplomacia peruana, tanto así que constituyó una de las bases de nuestro reclamo contra Chile en el contencioso seguido ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya.

Hablemos y escribamos con propiedad, eso significa no perpetrar falsedades, mentiras o exégesis de nuevo cuño y contrarias a la línea histórica seguida por Perú desde 1929 a la fecha. A los traidores hay que desenmascararlos y poco pueden toneladas de cháchara cuando de saque nos pretenden vender gato por liebre como en el caso presente.

Un dato más sobre el que debieran trabajar los historiadores serios: el Chinchorro no estuvo cercado siempre. En la década de los 70 y mediante contribuciones voluntarias de los funcionarios del Servicio Diplomático que hicieron erogación desde sus flacos sueldos, se consiguió ese cometido y así se impidió que la autoridad municipal chilena siguiera amputándolo. El Estado, gobierno militar y los académicos no aportaron ¡ni un centavo partido por la mitad! ¡Está pendiente el homenaje, que adelanto, a todos esos patriotas que defendieron desde su trinchera en Relaciones Exteriores, el patrimonio del Perú!

Digamos también con voz bronca: ¡los proditores NO pasarán!

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