Por primera vez en la historia, un presidente de la Comisión Europea ha sido convocado, como testigo, ante el Tribunal de la Unión Europea, en Luxemburgo.

En octubre de 2012, el señor Barroso necesitó no más de media hora para destituir al maltés John Dalli (ver imagen), hasta entonces comisario de Salud.

En aquel momento, el presidente de la Comisión Europea declaró que la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (conocida como OLAF) le había informado que una persona vinculada simultáneamente al comisario Dalli –Silvio Zammit, dirigente del Partido Nacionalista de Malta– y a la empresa Swedish Match había propuesto al comisario un soborno para que influyera en la legislación europea sobre el snus (producto a base de tabaco de consumo muy común en los países escandinavos).

Pero el ex comisario John Dalli desmiente esa versión y acusa a la firma Swedish Match y al propio Barroso de haberse puesto de acuerdo para destituirlo y retrasar así por un año o dos la directiva europea sobre el tabaco.

En todo caso, resulta sorprendente la forma fulminante en que el presidente Barroso echó del cargo al comisario Dalli. Ni siquiera existe ningún documento escrito al respecto y Barroso afirma que Dalli le presentó personalmente su renuncia, de forma verbal, en presencia de dos empleados: el jefe de la oficina del propio Barroso y el jefe del servicio jurídico.