Cuando en diciembre del año pasado Peña Nieto presentó la iniciativa de reforma a varios artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sólo propuso un tipo de contrato para las empresas privadas (el de utilidades compartidas); pero en la segunda etapa, cuando su propuesta fue aprobada por el Senado, se incluyeron todos las variedades de contratación, incluso las concesiones, tipo Porfiriato, levemente edulcoradas con un cambio de nombre. Saltemos al último episodio. Como se sabe, el pasado 11 de agosto en la fiesta en la que celebraron la promulgación de las leyes secundarias, también se anunció que se adelantaban las fechas para culminar la Ronda Cero y los calendarios de la Ronda Uno.

Pero no se trató sólo de acelerar el proceso, como algunos erróneamente creen. En este artículo queremos mostrar que se introducen cambios de fondo.

Ajustes en la estrategia

El más notable es la introducción de un largo periodo de consultas, aclaraciones y negociaciones con las empresas interesadas en invertir en exploración y explotación en México. El objetivo, obviamente, es corregir las propuestas iniciales del gobierno para ajustarlos a las peticiones de las empresas.

El gobernador del estado de California, en Estados Unidos, advirtió durante su reciente visita a México: “[Se] los van a comer vivos…”, porque él cree que el gobierno resistirá a los abusos. El gobernador ignora, para decirlo con un eufemismo, que en México la Iglesia está en manos de Lutero: aquí los “negociadores mexicanos” están más ávidos en vender que los posibles compradores en adquirir; por ello han abierto un largo periodo de 3 meses para escuchar a las empresas que anuncien su interés en invertir. Esa etapa, ya iniciada, culminará hasta fines de noviembre de este año. Como resultado, las licitaciones se retrasan y se efectuarán hasta el periodo de mayo y septiembre de 2015. “No importa porque, si durante más de 3 meses se negoció con los aspirantes, la venta de los bloques mexicanos está asegurada”. Eso creen los privatizadores dispuestos a entregar lo que no es suyo sino de los campesinos.

La nueva estrategia pretende convertir las licitaciones (en Estados Unidos son llamadas “subastas”) en una farsa, como fueron en la etapa anterior, cuando las organizaba Petróleos Mexicanos (Pemex) y “el ganador” ya se había decidido en una negociación en alguna cantina. Eso todo mundo lo sabía, incluso los “perdedores”. “Te toca en la próxima”, solía decirse para consolarlos.

Contrastando con las prisas que Penchyna impuso en la discusión en el Senado (sólo 15 minutos para cada senador), ahora, con calma, pacientemente, los extranjeros o nacionales que quieran invertir serán escuchados, el gobierno sueña con inversión extranjera, su meta primordial es elevar la producción y cree que, con más equipos y más perforaciones, se logrará.

En el gobierno están convencidos de que basta con aplicar cualquier tecnología, por ejemplo inyección de agua en campos agotados; gas nitrógeno o bióxido de carbono, en otros, para elevar la producción y seguir obteniendo dinero fácil. Claro, ahora compartiendo las ganancias con el inversionista privado. Creen que si los capitalistas extranjeros traen equipos que perforen más profundo, bombas que ayuden a exprimir el crudo que todavía está atrapado en los viejos yacimientos, sistemas de calentamiento que mejoren la fluidez del crudo viscoso; o cualquier recurso, lo que sea, introducir bacterias al yacimiento u otra vacilada que los expertos extranjeros propongan, lograrán más producción y más dinero. Tienen una idea mágica sobre tecnología; ignoran los problemas de costos, de mercado y desechan los ambientales.

Todo para evitar reducción de los ingresos fiscales

Ku Zaap Maloob está cayendo, y su declive se acelerará conforme avancen los meses y años siguientes. Si cae la producción se recorta el ingreso del gobierno. Buscar sostener el ritmo de producción es para sostener el flujo de dólares para el gobierno. Ésa es la razón del cambio de estrategia.

Esta modalidad de licitación donde se introduce un periodo de negociación con las empresas se produce por primera vez en el nivel internacional. No se ha visto en las licitaciones gringas o brasileñas. Cuando Cuba licitó sus casi 60 bloques marinos, la licitación se realizó en Calgary, Canadá (por el bloqueo), y simplemente se difundieron las bases y se aplicaron de manera uniforme a las pocas empresas que acudieron.

¿Por qué tanto entreguismo?

Estos extremos de abyección ante los extranjeros obedecen a que quienes están diseñando la estrategia han comprendido que México está licitando áreas con mucha complejidad geológica, de alta incertidumbre; en otras palabras, con alto riesgo de ser desairadas.

Es una lástima que esas negociaciones serán secretas, porque habrán discusiones interesantísimas.

¿Cómo van a convencer a los inversionistas de gastar 10 millones de dólares en perforar un pozo en formaciones de lutitas en Coahuila, si allí todos los pozos han resultado de gas y con producción escasa?

¿Creerán que los inversionistas ignoran que hay una sobreoferta en la región de América del Norte, que el precio del millar de pie cúbico apenas rebasa los 4 dólares y medio y no alcanza a cubrir costos?

En gas natural no existe un mercado globalizado, sino fragmentación regional. De ahí que la sobreoferta también afecta los campos de gas en aguas profundas. Han perdido viabilidad por la saturación regional. Podrán restaurarse los equilibrios, pero no en el corto plazo. La caída de los precios empezó en 2009, y después de 5 años la oferta en las lutitas gringas sigue creciendo.

Las lutitas son diferentes a los hidrocarburos convencionales

El gobierno insiste en presentar las cifras de volúmenes de reservas probadas, probables y posibles como el gran atractivo. En las lutitas las reservas y el potencial se evalúan con un método totalmente diferente.

En las lutitas un factor determinante es la curva de declinación, curva que comienza a descender de inmediato, a ritmos muy distintos en cada cuenca e incluso en pozos en la misma cuenca.

El potencial y la evaluación sobre volumen a recuperar sólo se pueden estimar cuando se conocen los datos del comportamiento de la declinación en cada pozo. Ésta es la diferencia más destacada entre las lutitas y los hidrocarburos convencionales.

Desde luego la situación mejora cuando el pozo presenta una producción inicial alta y cuando después de un primer periodo, usualmente 1 año, cuando pierde entre 50 y 80 por ciento de la producción inicial, continúa fluyendo.

Después de la caída, que puede ser catastrófica al entrar al segundo año, se espera que la producción decline gradualmente; pero tampoco hay certidumbre sobre en qué tasas y por cuánto tiempo continuará. Esto es la duración del ciclo de vida.

Algunas empresas como Enron, que es la principal operadora en los campos adyacentes a la frontera entre México y Texas, aseguran que la esperanza de vida puede llegar a los 30 años, pero en la práctica no se conoce ningún caso.

Así, los nuevos parámetros que permiten estimar el potencial son los siguientes:

1) La producción inicial;

2) La curva de declinación en el primer año;

3) La combinación de los dos elementos anteriores permitirán una estimación preliminar del volumen de la recuperación final;

4) La tasa de declinación después de la caída, que puede ser catastrófica, del primer año.

Las cuencas o áreas son más vulnerables, más débiles o menos atractivas, cuanto más baja es la producción inicial y más alta es la tasa de declinación.

Por todo lo anterior, en lutitas, el riesgo se ha trasladado de la fase de la exploración, a la del desarrollo. Ello quiere decir que ahora el inversionista tiene que conocer la información sobre el comportamiento de los pozos antes de poder evaluar potencial, flujo de efectivo, punto de equilibrio y otros parámetros.

En Estados Unidos la era moderna de la explotación de las lutitas comenzó en 2003, es decir, ha cumplido 10 años. Muchas empresas sólo han experimentado pérdidas. Y analistas estadunidenses, como Arthur Berman y Deborah Rogers, sostienen que las empresas que adquirieron terrenos sin conocer los datos del comportamiento de los pozos existentes sufrieron un fraude.

¿Los negociadores suponen que se repetirá en México la compra de terrenos a ciegas?

Las empresas con los capitales suficientes para arriesgar 10 millones de dólares por pozo saben lo anterior. Por ello, lo que ahora privilegian, después de años de experiencia en Estados Unidos, son terrenos con posibilidades de contener aceite, con precios más altos que mejoren la rentabilidad.

¿Qué les van a decir los negociadores mexicanos a los posibles inversionistas?

¿Qué documentación les van a mostrar? Porque la verdad es que en México, donde se ha perforado en cuatro entidades y 12 municipios, sólo se ha encontrado un pozo con aceite (el pozo Anhelido, en el municipio de Cruillas, Tamaulipas), no en las mismas formaciones texanas, sino en una que llamamos formación “Pimienta”.

El Güero Morales Gil presentó falsificada la cifra de producción inicial, elevándola a 400 barriles diarios.

Una consulta por medio del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos reveló que la cifra fue de 286 barriles.

Pemex inició a los pocos días un segundo pozo, a unos pasos de Anhélido con un resultado que muestra la complejidad geológica: este segundo pozo fracasó, se llama Serbal (la Comisión Nacional de Hidrocarburos aún no informa este contratiempo).

¿Acaso se cree que los inversionistas extranjeros ignoran estos resultados?

Como saben nuestros lectores, no es la primera vez que planteamos todo esto, ni hemos sido los únicos.

Quizá por todo ello el gobierno ha decidido un segundo gran cambio para la Ronda Uno.

Ronda Uno: más de un tercio que en Chicontepec

Otro gran viraje hasta el momento, porque es de esperar que la estrategia del gobierno sufrirá muchos cambios, es que las lutitas, sin dejar de ser licitadas, parecen perder peso.

La información a la fecha asegura que la Ronda Uno comprenderá 156 bloques. En las lutitas sólo se anuncian ocho bloques, es decir el 5 por ciento. Del total de áreas prospectivas, Pemex sólo tendrá el 6.7 por ciento, lo que indica que más del 90 por ciento quedará en manos del capital privado (si es que algunos se interesan en este negocio incierto).

En las aguas profundas hasta hoy se planean 28 bloques a licitar, que sería el 18 por ciento de las licitaciones. En cambio la principal área que el gobierno ofrecerá para ser desarrollada por el capital extranjero es Chicontepec, donde se ofrecerán 62 bloques.

Para concluir, tenemos dos deducciones: primera, que la lógica de la reforma y de las prelaciones del gobierno son poner en actividad lo que pueda producir más rápido, es decir, entregar flujo de efectivo más pronto; y la segunda, y más importante, es que en 2015 se firmarán los primeros contratos. Ésa es la etapa que hemos llamado de la letra chiquita. Las mayores sorpresas, desde luego muy desagradables, están por venir. Adelantemos una: podríamos ver en 2015 un nuevo tipo de contrato, inédito a nivel internacional. En este ámbito operan los contratos riesgo, pues bien en su afán de atraer inversión, Peña podría autorizar un contrato en el que los extranjeros recuperen la inversión en caso de pozos exploratorios secos, deduciéndolas de sus ganancias de los pozos productivos, es decir, las mayores facilidades ofrecidas mundialmente al inversionista petrolero.

Fuente
Contralínea (México)