Jueves cafetaleros

Este es un problema del fisco, del cafetalero, y del café peruanos, no es posible que el café, producto del trabajo del hombre, sea valor de cambio del narcotráfico, no es aceptable, además, que la Cámara Peruana de Café y Cacao y la Junta Nacional de Café, no exijan al gobierno, la prohibición de exportaciones a Colombia, en defensa, como decimos, de la dignidad del cafetalero.

Expliquemos los hechos.

Como sabemos, Colombia, gracias a la política de calidad de la Federación Nacional de Cafeteros, (FNCC) instituida hace 60 años, solo exporta cuando es café de la FNCC, café por encima de la zaranda 16 excelso y 17, esto hace que sea uno de los cafés favoritos en el mundo para los tostadores industriales, más rendimiento, mejor sabor, y taza Standard, siempre lo mismo, esta es la receta de Colombia.

Con 266, 833.89 de quintales de enero a noviembre de 2013, Colombia es el sexto importador de café peruano. Esto evidencia varios problemas graves de dirección de las exportaciones cafetaleras, de control de lavado de dinero procedente del narcotráfico, de evasión tributaria, falta de vigilancia por parte de SUNAT, aduanas y, sobre todo, confirma la falta de liderazgo y de norte en la cafilcultura peruana.

Además, vía Juan Valdez y el 100 % Colombiano, tienen la mejor recordación y herramienta de marketing,

Merced al control que ejercieron en la Organización Internacional del Café, y estos parámetros de calidad, todo fue muy bien por 30 años, hasta que la subdivisión de la chacra cafetera, la guerrilla, el narcotráfico y los paramilitares, dejaron sin producto al mejor café del mundo. Colombia tiene marca y prestigio pero no tiene café. Y para los que estamos en esto, sabemos que Perú, El Salvador y Honduras fueron siempre los mejores sustitutos, basta ver los sacos marcados en Salvador-Colombia en el deposito de Kaffee Lagereu en Hamburgo y comprobar la cantidad de café peruano que compra Alemania en los ultimos años para confirmarlo.

Entonces Colombia compra agresivamente café peruano, pilado tal cual, listo para embarque, para posterior zarandeo y separación de excelsos y supremos y pasillas.

Colombia compra de 5 a 10 a 15 puntos más que el mercado en zona, pero Colombia no se cotiza igual que Perú en los mercados internacionales, especialmente en años de "sequía",
Colombia se cotiza hasta 50 ó 70 puntos encima de Perú.

Lo anterior nos lleva a la siguiente pregunta ¿qué hace que un país que tiene un café muy similar , pierda tanto en la cotizacion comparativa?

La cotizacion no sólo se basa en la calidad del producto, sino en la tradición de cumplimiento y de calidad y, sobre todo, la seguridad de una calidad uniforme con
un estándar por encima de los demás.

El Perú no cuenta con una calidad uniforme, no hay un estándar mínimo como supremo o excelso, solo hay grados diferenciados. No existe una política como en Colombia de tratar que el comprador relacione Perú con un grado superior de calidad. La lista de puntos sueltos es larga, pero principalmente no hay marca Perú es un buen café, a excelente precio.

El Peru produce 1 millón de quintales de café orgánico con lo que solucionó el problema de conseguir café orgánico, a todos. Hoy es el orgánico más barato, lo cual también es pérdida para el caficultor

El problema es cuando no hay Colombia, no cuando no hay Peru, por así decirlo.

Vemos entonces que por este lado Perú (los cafetaleros) como 10 millones de dólares al año, y los intermediarios se pasean como quieren, y encima pagan más que el mercado, casi como que hacen un favor.

Pero el tránsito de café a Colombia tiene un aspecto más preocupante, que los analistas, no han visto o no es interesante en esta época de libre mercado.

Colombia envía a Peru grandes cantidades de café soluble de distintas marcas, muchas de ellas verdaderos íconos de la industria colombiana de solubles como Colcafé. Este café no paga impuestos de importación, pues el café colombiano, tiene liberación arancelaria, pero ¿qué pasa si una industria colombiana compra en el Perú a precio más barato que en Colombia, lo procesa en Colombia y lo reenvía al Perú?: pues eso le está dando un valor agregado NO incluido en la negociación de liberaciones. Algo así como comprar algodón peruano, y venderlo a Perú, en forma de polos, de todas maneras pagaría aranceles, pues acá sería el impuesto a la utilidad industrial y no a la utilidad al producto.

¡Ningún país del mundo libera sus materias primas para que se las vendan como producto terminado!

Vemos acá de nuevo otra pérdida, producida por una liberación inconveniente, absurda.

Pero lo interesante es que todas las marcas de café soluble colombiano llevan en su etiqueta un sello que dice 100 % COLOMBIANO, inclusive Colcafé. Como no podemos hacer una trazabilidad una vez en territorio colombiano, imposible saber cuál marca usa café peruano y cuál no. Entonces la que usa peruano y pone 100 % COLOMBIANO, no solo cae en una omision involuntaria, sino en una mentira, dice que vende algo que no es, y ¡eso, si no me equivoco, es estafa!

Además de los compradores formales industriales colombianos que salvan su negocio, hay un trading informal de cafés peruanos hacia Colombia, que viene a ser muy conveniente, pues lo único que hace es emitir orden de pago bancaria por café verde y asunto resuelto, como el café es líquido, el dinero no pierde tiempo en intrincadas operaciones inmobiliarias, produciendo acá un margen mayor y una mayor pérdida a los cafetaleros que venden a los colombianos que les pagan más.

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