La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Samantha Power, expresó a la televisión pública estadounidense:

«La íntima convicción del presidente (Barack) Obama de que no es posible tratar de manera duradera el problema del Emirato Islámico mientras el problema de Assad no esté resuelto.»

Y prosiguió afirmando que:

«Una de las razones por las que los combatientes terroristas extranjeros afluyen hacia Siria es que quieren combatir a Assad, porque lo ven cometer ataques con barriles de explosivos y con cloro. No podemos separar las dos cosas.»

Además de que es la primera vez que Estados Unidos pone condiciones a su acción en la «guerra contra el terrorismo», las palabras de Samantha Power son ilógicas y carecen de toda base real ya que:

  • El uso de «barriles de explosivos» y de cloro no tiene ningún sentido desde el punto de vista militar para un ejército bien equipado por Rusia, como el Ejército Árabe Sirio. Se trata además de acusaciones repetidas hasta el cansancio pero únicamente por los aliados de Estados Unidos y descartadas por todos los demás.
  • Aunque presente en Siria, el Emirato Islámico está implantado principalmente en Irak y, en menor medida, en Libia. ¿A qué viene entonces la alusión al presidente sirio Assad al hablar de combates que se desarrollan en Irak y Libia?

Las declaraciones de Samantha Power muestran que, aún en caso de que se firme el acuerdo entre Washington y Teherán el próximo 30 de junio, la administración Obama pretende conservar en la manga la carta del Emirato Islámico para poder seguir actuando en la región sin verse obligado a responder por sus actos.