Más allá de cómo los califiquen los adversarios, la autoubicación de los partidos en el espectro político es un disparate: casi todos dicen ser de “centro”, que debe estar más concurrido que el Metro a hora pico. Incluso el neofranquista Partido Popular dice ser de centro. Pero, ¿cómo diablos se define y describe el centro político más allá del maquillaje de la moderación que reclaman cansinamente? Cuando los partidos se definen de verdad políticamente es cuando gobiernan y muestran a favor de quien lo hacen.

Bill Cinton, por ejemplo, pretendía ser de centro en Estados Unidos, pero como presidente dio el primer paso para desregular el sector financiero y dejarlo sin control, propiciando que generara la crisis de 2008 que ha empobrecido al mundo. Clinton favoreció los intereses del reducido pero poderoso sector financiero en detrimento de gran parte de la ciudadanía.

Son las actuaciones políticas las que retratan a los partidos. Un partido está más o menos a la derecha, aunque se diga de centro, según la fiscalidad que proponga, por ejemplo. Qué impuestos a pagar, quién paga más y quién menos. Cuanto más a la derecha, más se rebajan los impuestos a los más ricos. Y más se hace recaer la recaudación fiscal sobre quienes menos tienen, pero son más controlables por sus nóminas y el consumo básico.

Por eso sorprende que un partido de centro como Ciudadanos coincida tanto con el Partido Popular en fiscalidad. Mientras la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), fundación del Partido Popular para crear opinión, propone ir reduciendo los tramos del impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF) y que sólo sean tres a medio plazo, Ciudadanos dice que hay que reducir directamente los tramos a tres. Pero cuantos menos tramos haya, más regresivos e injustos son los impuestos, ¿no?

FAES, del Partido Popular, propone en el impuesto de sociedades eliminar deducciones, para finalmente rebajar el tipo nominal al 25 por ciento o incluso al 20 por ciento. Y Ciudadanos dice que hay que establecer un nuevo tipo de impuesto de sociedades, del 20 por ciento. Para el Partido Popular el impuesto sobre el patrimonio ha de ser eliminado y Ciudadanos dice que ha de ser de tipos muy bajos y sólo para patrimonios de más de 1 millón de euros…

La propuesta de fiscalidad de Ciudadanos recuerda mucho la del Partido Popular, además de sonar a lo de siempre de la derecha española: bajar un poco los impuestos sobre la renta y camuflar las rebajas de verdad a las rentas del capital, grandes empresas y corporaciones. Y que los impuestos indirectos, como el IVA, sean una gran fuente recaudatoria.

En la década de 1980, Ronald Reagan y Margaret Thatcher empezaron a rebajar los impuestos a los ricos y pronto tuvieron seguidores en Occidente. Pretendían que rebajar impuestos impulsa el crecimiento porque, si pagan menos impuestos quienes son más ricos, invierten lo que ahorran en impuestos, la economía crece y se crea empleo.

Pero eso nunca ha sido verdad. En estos años de crisis, la minoría rica se ha enriquecido aún más y ha pagado menos impuestos (aparte de los que ha evadido), pero la economía sigue estancada. En Estados Unidos, por ejemplo, los ricos y los más ricos pagaron de 1942 a 1944 ¡un 94 por ciento de tipo impositivo! Y, tras la guerra y hasta la década de 1970, 63 por ciento o más. Pero esos altos impuestos a los ricos no supusieron retroceso económico alguno. Al revés.

¿A quién beneficia un gobierno y a quién perjudica con su política económica y fiscal? Tras más de 3 años de gobierno del Partido Popular, crece una desigualdad preocupante y la pobreza alcanza cuotas desconocidas hace tiempo, como atestigua el informe del Fomento de Estudios Sociales y Sociología Aplicada (Foessa), de Cáritas, mientras los ricos aumentan 67 por ciento sus ganancias. Hasta los obispos denuncian que la situación es inaceptable. Según Foessa, un 40 por ciento de españoles vive en la precariedad, y casi una cuarta parte ya sufre exclusión, pero aún moderada.

Ya sabemos a favor de quién gobierna el Partido Popular y, por tanto, también aquellos cuyas políticas fiscales son semejantes, más allá de cómo se autocalifiquen.

Fuente
Contralínea (México)