Por otro lado, los anuncios del PAN carecen de calidad moral: “¿Qué opina de que los altos funcionarios priístas tengan propiedades millonarias en el extranjero?” “Pues que no tienen madre”. “Acabemos con la corrupción…” (www.occidente.mx/2015/04/pena-nieto-pide-al-ine-censurar-spot.html), cuando el gobernador panista Guillermo Padrés construyó ilegalmente una presa en su rancho, quitándole el agua a la gente de la región.

Los priístas pregonan que “estamos mejor, que bajó el agua y la luz, que ya no nos cobran la larga distancia, que ya somos formales y ¡hasta nos dieron una tablet!”, cuando quieren privatizar el vital líquido, siguen llegando excesivos cobros de luz y la larga distancia la seguimos pagando en la renta mensual de la línea telefónica. Y del efecto nocivo de las tablets en niños y jóvenes ya hablé en el artículo http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2015/02/22/movamos-mexico-con-pantallas-tablets/, pero “¡si estoy bien, no cambio!”, dicen los priístas.

Por su parte el PAN te invita a “cambiar el rumbo de México con buenas ideas”, pero ¿quién les dijo que tienen buenas ideas? No olvidemos que en gran parte sus “ideas”, las que aplicaron los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, redirigieron el previo rumbo priísta a uno de mayor desastre social, en el que la vida del ciudadano carece de valor y se volvió un daño colateral perdido en cifras y estadísticas de miles de muertos. Claro, no hay que restarle méritos a los aplaudidores de Enrique Peña Nieto. Del PRD sólo digo que no hay nada más decepcionante que una “izquierda” neoliberal, que desde hace algunos años ha fallado en múltiples frentes, por ejemplo, el represor gobierno de Miguel Ángel Mancera en el Distrito Federal. Y a nivel nacional, la participación de este organismo en el Pacto por México, secundando al PRI y al PAN en la aplicación de las reformas estructurales, y éstos son sólo dos ejemplos de la podredumbre que campea en el sol azteca.

Despiadados y cínicos, más que burlescos, son los spots de los partidos políticos que nos inundan en esta primaveral temporada electoral, y lo son porque hablan de una situación irreal. Gracias a esos tres partidos, además de los partidos comodines alineados como el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza, entre otros, estamos como estamos hoy en día. Una situación dantesca: balaceras como en el más sangriento Oriente Medio, campesinos esclavizados, personas colgadas en puentes al más puro estilo medieval y desmembrados que siembran campos y fermentan cloacas. Asaltos, extorsiones, desapariciones, violaciones sexuales son la cotidianeidad que sufren millones de mexicanos. Cárteles, guardias blancas, fuerzas rurales y otras facciones armadas se disputan el control de territorios para ejercer el narcotráfico y otros delitos o el derecho humano fundamental a la vida, esto último, algo que el “estado mexicano” dejó de proveer a su gente hace muchos años, sí “estado mexicano” entrecomillado y en minúsculas, pues si algo de éste queda, está acorralado o comprado por los criminales.

Lo peor es cuando el mismo “estado mexicano” es un grupo criminal más, que comete atrocidades de lesa humanidad, como la desaparición de los 43 estudiantes en Iguala o las masacres de Tlatlaya y la del 6 de enero pasado en Apatzingán. Mientras tanto, enormes cuerpos de seguridad custodian a nuestros gobernantes, sus familias y a sus lujosas mansiones, registradas a nombre de sus esposas o algún otro prestanombres, propiedades obtenidas a cambio de contratos dados a grupos constructores en administraciones estatales y federales. Casos como éstos abundan entre los miembros del gabinete de Enrique Peña Nieto, empezando por él.

Pero eso sí: “¡Si estoy bien, no cambio!” “Estoy bien, claro, ahora ya no me cobran las llamadas de larga distancia y hasta me regalaron una tablet”… Medidas populistas de bajo impacto benéfico en el bolsillo de los consumidores. Y mientras nos tratan de distraer con esas falsas acciones a favor del pueblo, ya se aprestan a cobrarnos una segunda verificación vehicular para permitirnos transitar por carreteras federales. Otro negocio para ingresar más dinero por concepto de impuestos, que después será desviado de alguno de los programas sociales a que se destine, como el reciente caso de la Cruzada Nacional contra el Hambre: “Desnuda ASF fraude masivo en Cruzada contra el Hambre”, Proceso, 2009 (www.proceso.com.mx/?p=396327).

Dicen los priístas: “¡Estamos construyendo un mejor gobierno!” Claro, uno que nos hace vivir con más impuestos, con la gasolina más cara, con un salario mínimo paupérrimo, sobrevivir entre balas y granadas, con helicópteros derribados como en zona de guerra, con masacres contra la población civil, con el asesinato de cientos de periodistas y con la censura a la libertad de expresión y opinión. Sólo en México se despide a un grupo de periodistas por haber descubierto los actos de corrupción del presidente en turno. Aristegui a la calle, el ciudadano a la fosa común.

Mientras tanto, algunos ciudadanos más críticos y algunos que se dejan llevar por la corriente intentan conformar un movimiento antivoto, bajo la máxima de que el sistema no funciona. Movimiento supuestamente rebelde y contestatario, según sus promotores, mismo que se diluirá en un porcentaje tal vez considerable, pero no suficiente para inhabilitar el sistema político mexicano, pero que sí restará fuerza a la que hasta ahora parece ser la oposición más creíble al trágico rumbo que lleva nuestra nación. Sí, me refiero a la que ahora encabeza Andrés Manuel López Obrador, al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), partido por el que algunos dicen no tiene caso votar porque es igual a los otros, aduciendo que en éste ya están los corruptos de siempre. Creo que fueron más los ciudadanos honestos que eligieron conformar el partido, la mayoría de izquierda, y otros más simplemente hartos de la corrupción y las falsas promesas que durante años hemos recibido de gobiernos estatales y federales. Lo que no significa que algunos corruptos y vividores no estén en la estructura, ya que ningún partido político es perfecto, pero pienso que son los menos y esos no van a cambiar el proyecto de Morena, que parece ser el único que se confrontará en las cámaras a los legisladores que hoy nos tienen sumidos en la indefensión y la desesperanza, y que de ganar algunos cargos de gobierno en estas elecciones intermedias, facilitaría una nueva transición en las siguientes elecciones presidenciales.

Castiguemos la corrupción y la ineficiencia del gobierno mediante un voto masivo, razonado y más que nada utilitario. Démosle a Morena ese beneficio, una duda razonable, en medio de la putrefacción del sistema político mexicano; de lo contrario nos ponemos en riesgo de perpetuar al PRI en el gobierno, y con esto mantener el desolador rumbo que tiene México hoy. La base priísta en su mayoría es clientelar, la tienen comprada, se ha vendido por unos cuantos pesos en forma de tarjeta y ahora de tablet o pantalla digital. Y esos son millones acumulados a través de décadas, por lo que no votar por Morena, anular el voto o simplemente no votar es perpetuar lo que acontece en el país, pues el PRI tiene más votos comprados que los de conciencia que hasta hoy acumula Morena. Votar por el PAN o el PRD o la mayoría de los otros partidos es votar por políticos que igual aprueban una ley progresista que una más neoliberal que cualquier empresa transnacional; es contribuir a diluir la fuerza de la más creíble oposición, además que una vez que ganen posiciones en las cámaras apoyarán los despropósitos políticos del PRI.

La frase de que todos los políticos son iguales, tan vieja y tan actual, está enfocada a demeritar a Andrés Manuel López Obrador y Morena. Y la verdad es que hasta el día de hoy no se le ha comprobado a Andrés Manuel algún acto de corrupción. Y si me equivoco, que alguien lo muestre, que lo haga público con pruebas. Eso ya marca una diferencia y, ante las corruptelas del PRI-gobierno y sus comparsas y los recientes actos de barbarie en los que el “estado” se ha visto envuelto, me parece que Morena puede significar un cambio de rumbo para beneficio de la mayoría.

Fuente
Contralínea (México)