El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed ben Salman, con el presidente ruso Vladimir Putin, en el Foro Económico de San Petersburgo.

La próxima visita del rey de Arabia Saudita, Salman ben Abdelaziz, en Rusia pudiera dar paso a una nueva etapa en el desarrollo de las relaciones entre los dos países. Las relaciones entre Rusia y Arabia Saudita se iniciaron hace ya 80 años. Es importante precisar que la Unión Soviética fue uno de los primeros países en reconocer el gobierno saudita independiente y en establecer relaciones diplomáticas con el reino, en 1926. El primer embajador de la Unión Soviética en Riad fue Karim Hakimov, diplomático bien conocido por su notoria pasión por el Oriente.

En el mundo islámico, el rey de Arabia Saudita ostenta el título de «Guardián de los Lugares Sagrados»: La Meca y Medina. Arabia Saudita fue iniciadora del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), del que también son miembros Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bahréin y Omán. Los miembros del CCG coordinan sus decisiones en materia de economía y política y también han conformado una agrupación militar llamada «el escudo de la península arábiga». Para terminar, Arabia Saudita es uno de los países exportadores de petróleo más ricos del mundo y miembro fundamental de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).

El actual rey de Arabia Saudita, Salman ben Abdelaziz, ascendió al trono el enero de 2015, después del fallecimiento de su antecesor [y hermano], el rey Abdallah ben Abdelaziz. En abril de 2015, el rey Salman introdujo un importante cambio en el sistema de sucesión así como en el gobierno saudita. Conforme a la tradición, sólo podían heredar el trono los hijos de Abdelaziz Saud, el fundador de la dinastía reinante. O sea, el título de rey pasaba de hermano en hermano, sistema que ya estaba haciéndose obsoleto debido a la avanzada edad de los potenciales herederos.

Ahora, en virtud de la reforma introducida por el rey Salman, el heredero del trono ya no es el siguiente hermano del rey, Mukrin ben Abdelaziz (nacido en 1946), quien es además el último hijo del fundador de la dinastía, sino el príncipe Mohammed ben Nayef (nacido en 1959), sobrino del actual rey Salman. El rey Salman designó después a su propio hijo, Mohammed ben Salman (nacido en 1985) como segundo heredero del trono. Con este nuevo orden de sucesión, el trono salta una generación y pasa a herederos más jóvenes aunque se mantiene el sistema de filiación.

El futuro dirá si este nuevo modo de sucesión logra fortalecer el reino saudita, aunque no hay que olvidar el hecho que los hijos del fundador de la dinastía son a menudo iniciadores de alianzas que compiten entre sí.

En cuanto a los cambios en el seno del gobierno, el nuevo heredero del trono, Mohammed ben Nayef, conserva su cargo como ministro del Interior, al que se agrega ahora el título de viceprimer ministro. Por su parte, el segundo heredero del trono, Mohammed ben Salman, conserva su puesto a la cabeza de las fuerzas armadas del reino y se convierte además en segundo adjunto del primer ministro. Por otro lado, el príncipe Saud al-Faisal, a cargo del ministerio de Relaciones Exteriores desde hace 40 años, fue depuesto y reemplazado por el ex embajador de Arabia Saudita en Estados Unidos, Adel ben Ahmed al-Jubeir (nacido en 1962), quien no es miembro de la familia Saud.

El deseo de los nuevos dirigentes sauditas de desarrollar las relaciones con Rusia podría influir no sólo en los vínculos entre los dos países sino también en las políticas en vigor en relación con el Medio Oriente, e incluso en la política mundial en general. Las relaciones entre Arabia Saudita y Rusia, que habían sido bastante estables durante la primera década de este siglo, se hicieron más complicadas desde el inicio de la crisis siria y también como resultado de la intervención militar de Riad en Bahréin o, más recientemente, con los bombardeos sauditas contra Yemen.

Pero ahora se hace evidente que ambas partes se esfuerzan por mejorar sus relaciones. Prueba de ello son las negociaciones entre los miembros de la dinastía saudita y los dirigentes rusos así como el hecho que Arabia Saudita anunció que

«Rusia y Arabia Saudita podrían desarrollar una asociación recíprocamente ventajosa, como la que existe entre Rusia y Turquía, a pesar de las divergencias de opinión entre ambos países en lo tocante a Siria».

La lista de problemas que enfrente Riad a escala regional se ha alargado considerablemente en los últimos tiempos. El respaldo que aportan los sauditas a los grupos armados islamistas que tratan de derrocar el gobierno de Bachar al-Assad ha permitido el fortalecimiento del Estado Islámico, que ahora constituye una amenaza para la propia dinastía saudita.

En Yemen, Arabia Saudita y la coalición de países árabes que el reino inició, con el respaldo de Estados Unidos, comenzó a bombardear las posiciones de los insurgentes huthis, logrando así el regreso del presidente Hadi, anteriormente destituido y refugiado en Arabia Saudita. Pero los rebeldes huthis no sólo cuentan con el apoyo de una parte importante de la población yemenita sino también de Irán. Los bombardeos están dejando numerosas víctimas civiles, pero no han alcanzado ningún resultado. No han logrado presionar al movimiento huthi pero sí han permitido a la rama de al-Qaeda en la península arábiga aprovechar el caos creado en el seno del gobierno yemenita. Y hay que recordar que al-Qaeda también se ha convertido en una amenaza para la dinastía Saud.

¿Llegarán los dirigentes de Riad a la conclusión de que, en aras de los intereses del reino, sería bueno introducir cambios en su política orientada exclusivamente hacia Estados Unidos? No hay, por el momento, respuesta para esa pregunta. Es cierto que la visita del príncipe Mohammed ben Salman, a Moscú así como su encuentro del 18 de junio con el presidente Vladimir Putin, durante el Foro Económico de San Petersburgo, han confirmado el interés del reino en fortalecer las relaciones con Rusia. Los observadores notaron que, entre los miembros de la delegación saudita se hallaba el almirante Ibrahim Nasir, vicecomandante de la marina de guerra, quien también visitó la exposición de armamento ruso Armya-2015, donde los sauditas se mostraron particularmente interesados en los barcos de guerra rusos.

La visita de la delegación de Arabia Saudita en Rusia fue más bien productiva. Ambos países firmaron acuerdos militares y en el sector petrolero así como un memorándum para una asociación en materia de exploración espacial y en el sector de la construcción civil. El resultado más importante de las negociaciones ruso-sauditas en San Petersburgo fue la firma de un contrato con Rossatom (la agencia nacional rusa para la energía atómica) sobre la construcción en Arabia Saudita de 16 centrales nucleares, por un costo total de 100 000 millones de dólares.

La seriedad de las intenciones de ambas partes también quedó demostrada con la firma de un memorándum según el cual Arabia Saudita invertiría 10 000 millones de dólares en el Fondo Ruso de Inversión Directa (Russian Direct Investment Fund).

Fuente
Strategic Culture Foundation (Rusia)